AL ELECTORADO:
- + Una gran democracia debe
- progresar o pronto dejará de ser
- grande o democracia.
- Theodore Roosevelt
En una primera sensación, Jorge Álvarez Máynez, candidato de MC a la Presidencia, brilló más que las otras dos candidatas en este tercer y último debate. Claro, cuando no se tiene nada qué perder y nunca se ha ejercido el poder a nivel nacional, es bien fácil hacer propuestas sin que haya comparativo entre lo ofertado y lo cumplido.
Ahora que si ponemos un poco más de atención a su comportamiento, por ahí enseñó el cobre: mientras a Xóchitl Gálvez, candidata de Fuerza y Corazón por México, se dirigió de manera despectiva e hizo referencias a las presidencias panistas, cuando lo hizo a Claudia Sheinbaum, candidata de MORENA, su trato fue cuidadoso. Expuesto lo anterior, no vale la pena dedicarle más líneas a don Jorge.
En cuanto a Xóchitl, la expectativa era muy alta. Después de recomponerse en el segundo debate y del muy exitoso evento de ayer, se esperaba que llegara a rematar. Sus ataques a Sheinbaum y su partido fueron fuertes, pero no lograron el knock-out… hasta ahora.
Gravísima la denuncia que hizo Gálvez sobre Mario Delgado, presidente de MORENA, en el sentido de que el gobierno de EUA lo estaría investigando por vínculos con la mafia del huachicol. El tema ya se ha manejado en medios, pero dudo que sea del dominio común; habrá qué ver cómo impacta en el electorado.
Xóchitl no noqueó, entre otras cosas, porque Sheinbaum simplemente ignoró todos y cada uno de los cuestionamientos que se le hicieron sobre una gestión de resultados. Lo mismo si Gálvez acusaba a la 4T de los 300 mil muertos en exceso por COVID, que los nueve millones de mexicanos en pobreza extrema o los 189 mil homicidios; todo se quedó sin respuesta por parte de Sheinbaum. Por momentos, se veía a Xóchitl harta de no poder atrapar a su presa.
Claudia, por su parte, nos sorprendió todavía más, si es que esto es posible, y lo hizo por varias razones.
En este tercer debate adoptó un tono amable, como para verse más cálida; sin embargo, su intención de rebatir aquello de que es “la dama de hielo” lució sobreactuada.
La segunda sorpresa es su capacidad para decir medias verdades, igual que su todavía jefe.
Dentro del tema de equilibrio de poderes, Sheinbaum atacó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación por haber echado para atrás iniciativas lopezobradoristas, agregando que eran en beneficio de los mexicanos. Lo que no reconoce es que fueron leyes, como la de la industria eléctrica, aprobadas irregularmente por los morenistas en el Congreso y cuyas indemnizaciones nos iba a costar un platal a los contribuyentes.
Cuando por ahí salió el tema de las oportunidades para las nuevas generaciones, presumió las 200 Universidades “Benito Juárez”; tales dizque universidades no han sido otra cosa que un engaño a los jóvenes que desean superarse.
A más de uno se nos pusieron los pelos de punta cuando aseveró que gracias a las buenas relaciones de México en el mundo, pudimos contar con vacunas COVID. Las inmunizaciones se compraron tarde a las farmacéuticas y se pagaron con nuestros impuestos. ¿Dónde está la gracia?
Asimismo, enfatizó que el número de homicidios ha disminuido; es cierto para 2023, después de haber ido constantemente a la alza. Y lo más grave: fue promesa de la 4T acabar con la violencia en un año.
Realmente es de asustar la oferta que hace en combate a la inseguridad: más militarización y ningún cambio a la política actual. Porque si ofrece como gran novedad que se van a realizar trabajos de inteligencia, pues esos ya los hace la SEDENA. El asunto es que no parecen ocuparlos para acabar con el crimen organizado.
A lo largo del debate, la morenista pareció llevar la delantera en cuanto al momento de abordar los temas; claro, lo hizo porque evadió las imputaciones hechas por los otros dos candidatos. A lo que voy es que desde el inicio del encuentro, Claudia Sheinbaum se colocó a tres metros sobre el piso. Más allá de que se tratara de una táctica dentro del debate, su actitud y sus dichos servirían para confirmar su soberbia.
Ya hacia el final del evento reiteró que solo ella y los morenistas poseen todas las virtudes. Solo Sheinbaum y su grupo son demócratas, siendo que no son capaces de dialogar y buscan ganar el Congreso para liquidar al INE y a cualquier contrapeso; si eso no es autoritarismo, pues habrá que desarrollar una nueva Ciencia Política.
El colmo fue cuando dijo que “el odio y la calumnia no es de demócratas”, cuando ya sabemos qué ocurre en las mañaneras y que ella secunda con singular entusiasmo.
Las campañas están por terminar. Y efectivamente, como dicen las candidatas, tenemos ante nosotros dos proyectos de Nación, dos formas de ver y entender la realidad.
Ojalá los ciudadanos mediten su voto, pero sobre todo, salgan a votar.
Colaboró: Upa Ruiz uparuiz@hotmail.com
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