Opinión

Guerrero en crisis… como siempre

Sobre los recientes sucesos ocurridos en la capital de Guerrero, la alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández, se quejó de que el asunto estaba creciendo sin cesar; en su opinión, se trataba de una “guerra mediática por los tiempos electorales”.

Ojalá todo fuera mediático, pero no es así; hay mucho más fango en el fondo.

En principio, Guillermo Matías Marrón, líder de organizaciones de comisarios en Guerrero, encabezó en Chilpancingo protestas, la toma del Congreso y de 13 rehenes, demandando mejorar los caminos. Por ahora, la crisis se desactivó en una mesa de negociación donde los manifestantes acordaron liberar a los rehenes y la Autopista del Sol, a cambio de que las autoridades cumplimentaran una decena de puntos de su pliego petitorio, como ejes carreteros y viaductos de aguas negras en la zona.

Ojalá fuera tan fácil la solución, señora secretaria, pero no es así.

El 23 de junio aparecieron siete cadáveres desmembrados con un mensaje dirigido a la alcaldesa Hernández, firmado por “los ardillos”, una de las bandas criminales más feroces de la zona, en conflicto con “los tlacos” por el control de las rutas camioneras en Chilpancingo y alrededores.

En lo que pareciera la respuesta del gobierno estatal, unos días después la policía local detuvo a Jesús Echeverría Pimentel (a) “el topo”, líder transportista y jefe de una policía comunitaria de la UPOEG, supuestamente ligada a “los ardillos”, junto con Bernardo Chávez Cruz. Presuntamente, ambos estaban en posesión de drogas y armas.

Aquí es donde usted tendría que poner mucha atención, señora secretaria. La versión estatal es que la detención se dio el 5 de julio, misma fecha en que se difundió un video en el que la alcaldesa aparece desayunando con el líder de “los ardillos”, Celso Ortega. Periodistas locales informaron que no ocurrió tal coincidencia; la detención realmente se dio el día 4 y la respuesta de la banda fue difundir el video el día 5 (Radio Fórmula, 11/07/2023).

La detención de Echeverría y Chávez sería uno de los verdaderos motivos de las marchas y el bloqueo a la Autopista del Sol. El otro sería el presunto cobijo oficial otorgado a otra banda, “los tlacos”, a fin de que ésta opere en la capital guerrerense, con lo cual se estaría violando un presunto acuerdo entre autoridades estatales y “los ardillos”.

El obispo emérito de Chilpancingo, monseñor Salvador Rangel Mendoza, con frecuencia ha mediado entre las bandas y la autoridad. Con respecto a los últimos sucesos, monseñor Rangel reconoció que los manifestantes “son gente que apoya al grupo de ‘los ardillos’. (…) Desde que se metieron ‘los tlacos’ a Chilpancingo, todo es un desorden total: cobro de piso, extorsiones, levantamientos, asesinatos, cobro de todos los insumos,” afirma el obispo (El Sur, 11/07/2023).

Difícil desmentir a monseñor Rangel. No hace ni un mes y con el propósito de obtener una tajada del comercio del pollo, sicarios asesinaron en eventos separados a dos distribuidores avícolas de distintas empresas. Para rematar, atacaron una granja avícola dejando atrás seis cadáveres.

También a principios de junio, fue asesinado Francisco Marroquín, uno de los jefes de los transportistas quien, al parecer, se trató de pasar de listo metiendo muchos taxis piratas a circular. Medios locales coinciden en vincular el control ilegal del negocio del pollo con el del transporte.

Y si nos vamos a mayo de este año, seis alcaldes de la zona de Tierra Caliente y pertenecientes a distintos partidos, encabezaron bloqueos carreteros para exigir la salida de la policía ministerial, acusándola de detenciones y decomisos ilegales. La versión de la Fiscalía General del Estado fue que los presidentes municipales estaban “ligados a la delincuencia organizada” y pretendían “inhibir los operativos en la zona”. ¿A quién creerle..?

Ciertamente, licenciada Alcalde, ni la delincuencia organizada ni la corrupción ni la criminalidad han disminuido un ápice en Guerrero. Y como ya vimos, tampoco han bajado en San Cristóbal de las Casas, Toluca, Veracruz o Matamoros, por solo mencionar las crisis de las últimas semanas

Aparte de la ineficiencia de la Guardia Nacional, la ineptitud de las policías locales y la connivencia de las autoridades, es muy preocupante que el crimen organizado cuente con bases sociales… ¿De qué sirve que el presidente López Obrador les pida que no se dejen manipular? El problema es mucho más profundo y no veo que los gobiernos federal y estatales tengan la capacidad, ni la voluntad política para resolverlo.

Es tan triste la realidad del país, que ya he decidido cerrar los ojos e irme a vivir imaginariamente a Pejelandia, donde todo marcha requetebién…

Colaboró: Upa Ruiz uparuiz@hotmail.com

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