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Cien personas fallecieron en las últimas dos semanas debido a la ola de calor que sufrió México; el triple que en 2019. El déficit de lluvia al mes de junio es de 33 por ciento, por lo que tres cuartas partes de las presas tienen sus embalses por debajo de la mitad. En Zacatlán, Puebla, ocurrió un incendio de una extensión y fiereza nunca vistas. Más de la mitad del país sufre sequía.
Mientras tanto, los incendios de los bosques de Canadá son de tales dimensiones que llegaron a oscurecer en pleno día los cielos del noreste de los Estados Unidos; el gobierno pidió a los habitantes de la zona no salir de sus casas, porque el aire no era respirable.
Científicos del Instituto Nacional de Investigación sobre el Agua y la Atmósfera de Nueva Zelanda advierten que la temperatura de los océanos no sólo subió anticipadamente durante el año, sino que es “más allá de lo extraordinario”, ya que llegó al más alto nivel de los últimos 170 años (The Washington Post, junio 2023).
Por su parte, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EUA pronostica que hay 70 por ciento de probabilidades de que la ola de calor continúe durante el verano, pero si permanecen 4ºC o 5ºC por encima del promedio, será una catástrofe: varios ecosistemas marinos colapsarán, afectando severamente el medio ambiente y la pesca.
El año pasado y el antepasado, comenté en este mismo espacio los incendios y las inundaciones en Europa; con lo que le expongo líneas arriba, lo único que podemos concluir es que los desastres ambientales ya son parte del panorama. Ya hasta nos acostumbramos a ver como los glaciares se desploman en el Polo Norte… y como si nada.
Traigo a su atención el tema porque, efectivamente, el cambio climático ya no es una amenaza, es una realidad en nuestro país y alrededor del mundo.
En noviembre de 2022, México se comprometió en la Cumbre Climática COP27 a duplicar su producción de energía limpia para 2030. Pero como dice el refrán, “prometer no empobrece, cumplir es lo que aniquila”; a lo que me refiero es que la 4T hizo un compromiso loable, sobre el cual no parece mostrar mayor interés pero a uno de ustedes tocará cumplir.
¿Se puede lograr? Sí, pero no con la política energética actual. Se requieren de acciones audaces y certeras por parte del gobierno, pues no solo se trata de hacer una transición en la CFE y en PEMEX, sino también políticas de descarbonización para echar a andar una economía verde; como dicen los expertos, “climate friendly”.
Vamos muy atrasados, señores. Mientras en América Latina en promedio 60 por ciento de la producción energía es limpia, aquí no llegamos al 30 por ciento (“Mexico, this is climate”, TWP). No solo se trata de que los pobladores de Tula sufran enfermedades terribles por la contaminación de la refinería, se trata de que lo que ocurre en un sitio afecta a muchos otros lugares. Aquí les va un ejemplo: en líneas arriba, comenté de los incendios en Canadá; bueno, pues en ese país el 80 por ciento de su energía es limpia, pero sufre las consecuencias del calentamiento global generado por otras naciones.
Ahora bien, no todo es responsabilidad de los gobiernos. Los expertos en medio ambiente recomiendan que dentro de las políticas públicas sobre energía y medio ambiente se genere la información necesaria para las empresas sobre cómo deben proceder para contribuir al combate al cambio climático. Aquí les tengo una buena noticia.
El Capítulo Cero -refiriéndose ese cero a cero emisiones de gases de efecto invernadero- es una propuesta del Foro Económico Mundial para implementar la “Iniciativa de Gobernanza del Clima” a lo largo del planeta. El Capítulo está conformado por un grupos interdisciplinarios de expertos cuyo trabajo es asesorar a los directivos y tomadores de decisiones de las empresas y corporativos, a fin de que sus procesos de producción sean eco-amigables. De hecho, su meta es que haya modelos de negocio “cero emisiones”.
Afortunadamente, ya existe la oficina Capítulo Cero-México, con la doctora Jimena Marván a la cabeza; cosa de que el gobierno facilite la vinculación como parte de la política ambiental y económica.
Por supuesto, también está la participación ciudadana. ECOCE es una asociación civil ambiental auspiciada por corporativos privados que promueve el correcto manejo de los residuos y un mayor reciclaje. En su página web hay información muy útil para que el ciudadano común adopte conductas favorecedoras de las sustentabilidad.
Dentro de los patrocinios de ECOCE está una planta de reciclado de botellas de PET, pero ¿qué creen? Le sobra capacidad instalada porque muy pocos envases son recolectados; vamos, ni siquiera porque se puso un valor económico al PET.
El espacio se me acaba. Sé que en tiempos electorales no es muy atractivo hablar de estos temas; no es muy “esperanzador”. Sin embargo, es un tema vital dentro de la agenda nacional, porque de otra manera, nos vamos a quedar sin país y sin planeta.
No se trata de ser “buena onda”, es cuestión de supervivencia.
Colaboró: Upa Ruiz uparuiz@hotmail.com
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