Mire nada más lo que es la construcción de la posverdad: el presidente López Obrador ha reiterado que muy pronto México contará con un sistema de salud como el de Dinamarca. Vaya que la falacia ha pegado porque la mitad de la población considera como “buena” la forma en que AMLO ha manejado la salud (Reforma, 3/12/2023).
Lo último en esta narrativa es que en este diciembre o más tardar las primeras semanas de enero se inaugurará la megafarmacia, la cual ya se instala en Huehuetoca, o por lo menos eso se dice oficialmente. Mmmhhh…
El proyecto de la megafarmacia se anunció a fines de agosto; hasta fines de noviembre se encontró el lugar adecuado y ni siquiera se ha acabado de pagar. Pero supongamos que el vendedor ya le dio chance a la 4T de trabajar en su interior en las adaptaciones, porque no olvidemos que era una bodega de Liverpool y, por tanto, hecha para otras necesidades.
No veo cómo en menos de un mes los responsables (¿?) de la obra habrán hecho el cableado de energía eléctrica y el sistema de refrigeración para el buen resguardo de los medicamentos e insumos. Ahora bien, si no tenían el lugar, tampoco veo cómo sabrían cuántos anaqueles, mobiliario y pequeños contenedores ocuparán. Claro, siempre queda el recurso de hacer los cálculos “a ojo de buen cubero” y las compras por asignación directa.
No me queda claro qué dependencia será la responsable de la megafarmacia; si la Secretaría de Salud, BIRMEX o el IMSS-Bienestar. Espero que la que la ganadora de la rifa del tigre haya esbozado los procedimientos generales de recepción de productos y que éstos estén vinculados con los procedimientos de compras, mismas que hoy en día ya no sabemos quién las efectúa.
Ahora bien, supongamos que la entrega de producto corresponde al pedido realizado al proveedor. Muy bien. El siguiente escollo será a quién distribuir esos medicamentos o insumos y dónde; porque le cuento que hay dos mil 900 hospitales y algo así como 16 mil unidades médicas o clínicas. En número redondos hablamos de casi 19 mil ubicaciones.
Quiero suponer que tanto hospitales como unidades plantearán sus requerimientos rutinarios a sus oficinas regionales y éstas a la megafarmacia. Algunas de las unidades médicas están en la punta del cerro, otras en grandes ciudades, tanto cercanas como lejanas. A todas ellas habrá de surtir la megafarmacia de manera rutinaria; o sea, 19 mil envíos al mes. Porque si lo que va hacer la megafarmacia es entregar en las bodegas del IMSS o del ISSSTE, pues ni para qué echarla a andar.
Aun quedan las urgencias y excepciones. Suponiendo que el 10 por ciento de las unidades y hospitales hagan solicitudes una vez al mes, hablamos de mil 900 peticiones excepcionales a atender de volada.
Ahora viene la contratación y capacitación personal administrativo que controle salidas y entregas, choferes, almacenistas, etc., seguidas de la compra de vehículos de todo tipo, incluidos los que deban contar con refrigeración. Aquí pasamos al siguiente obstáculo: los tiempos. Aun cuando hayan avanzado en los procedimientos generales, hasta no saber la ubicación de la megafarmacia no se podría haber calculado los trayectos. No hay que olvidar que el presidente prometió que cualquier medicamento solicitado estaría en sitio a más tardar en 24 horas.
En este espacio hemos comentado el gran error cometido por la 4T al desbaratar las adquisiciones consolidadas, las cuales incluían la distribución hasta lugares remotos. Concuerdo en que se trataba de un número muy reducido de empresas, el punto es que tales servicios requieren una gran inversión y una fuerte solvencia económica. Al echar fuera a estas empresas, todo pasó: no las sustituyeron por otros oferentes y no se metió a nadie a la cárcel por la supuesta corrupción; pero eso sí, 13 mil 800 millones de pesos en compra de medicamentos se hizo por asignación directa en 2022 debido a la falta de tiempo y, para el primer trimestre de 2023, ha habido un subejercicio de 18 mil millones pesos en este rubro.
No dudo que la satisfacción ciudadana reportada por Reforma corresponda total y verazmente con las respuestas emitidas por lo encuestados; lo que me temo es que los mexicanos ya estamos narcotizados con tanto choro mañanero y, a bote pronto, expresa su aprobación. Lo digo porque la Encuesta Nacional de Servicios de Salud y Nutrición (ENSANUT 2022) refleja una realidad muy distinta. El espacio se me acaba, así que de las discrepancias le comentaré mañana.
Por cierto, Dinamarca no está en el “top ten” en servicios de salud. Aun así, 25 lugares nos separan del país nórdico. México está en el lugar 40 de los países de OCDE… de un total de 40.
Para que vea lo que es la posverdad.
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