Uno de los mayores retos que se tienen en México en materia de generación de diagnósticos en materia de seguridad pública se encuentra en la generación de información confiable respecto de los niveles de la mortalidad por causas violentas y, particularmente, por homicidios en sus dos vertientes judiciales: dolosos y culposos.
Lo anterior es relevante porque en la mayoría de los análisis que existen sobre violencia criminal en el país, se ha puesto especial énfasis en el seguimiento de la tendencia de los homicidios intencionales. Sin embargo, es importante subrayar que los homicidios culposos también son una forma de mortalidad violenta y respecto de la cual no puede minimizarse su magnitud e impacto en la sociedad.
Los homicidios culposos se diferencian de los dolosos, fundamentalmente en que aquellos resultan en la muerte de una o varias personas, pero sin que haya existido la intención de la o el responsable de cometer el homicidio. Mayoritariamente, se trata de casos de accidentes de tránsito, aunque también hay casos de disparo de arma de fuego, lesiones y otras formas de infligir daño a los demás, insistiendo en que no existe ni premeditación ni intención en ese evento.
Al tratarse de eventos accidentales o fortuitos, se puede asumir que su distribución debe darse de manera aleatoria entre la población y su presencia territorial. Es decir, a mayor población, puede pensarse que hay una mayor cantidad de accidentes. Por supuesto que eso se relaciona también, cuando se trata de accidentes de tránsito, de otros factores, como el estado de carreteras, avenidas, calles, cultura vial, etc. Sin embargo, eso no anula el hecho de la distribución relativamente proporcional respecto de la magnitud demográfica.
En el caso del estado de Guanajuato, si se confiara solamente en la información proporcionada por la Fiscalía Estatal al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, podría pensarse que existe una ruptura total de ese supuesto, pues los datos disponibles indican un desproporcionado registro de víctimas fatales de homicidios culposos.
En efecto, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el estado de Guanajuato había en el 2020 6.16 millones de habitantes, suma que representaba en ese año el 4.88% de la población nacional. Desde esta perspectiva, lo esperable es que el número de defunciones por homicidio culposo deberían ubicarse en un porcentaje aproximado al mismo umbral, respecto del total nacional.
Sin embargo, de manera contrastante, lo que se tiene es que hay una mucho mayor proporción de ese tipo de homicidios respecto de lo que ocurre en el resto del país. En efecto, según los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (Secretariado Ejecutivo), en el año 2028 hubo en el país 17,339 víctimas de homicidio culposo; de ellas, 1,883 fallecieron en el estado de Guanajuato, cifra que equivale al 10.9% del total. En el 2019, en el país hubo 17,721 víctimas de este tipo de homicidios, de los cuales 2,539 ocurrieron en Guanajuato, es decir, el 14.3% del total.
Para el 2020, la cifra nacional descendió a 16,877 víctimas, pero en Guanajuato creció el número respecto del año anterior, llegando al récord de 2,781 víctimas, es decir, el 16.5% del total del país.
Para el año 2021 la cifra nacional se incrementó a 17,979 casos, frente a 1,568 en el estado de Guanajuato, es decir, 8.7% del total del país. Para el 2022 la cifra nacional se ubicó en 19,208 víctimas, con 1,845 en Guanajuato, es decir, el 9.6% del total nacional.
Para el periodo de enero a octubre del 2023 la cifra nacional es de 16,065 víctimas de las cuales, 1,722 provienen del estado de Guanajuato, es decir, el 10.7% de ese total.
Al contrastar esos datos, con los registros de mortalidad del INEGI hay diferencias radicales: en las estadísticas de defunciones accidentales, el Instituto estima que Guanajuato reporta, para los mismos años considerados arriba (2018-2022), los siguientes porcentajes: 5.3, 5.6, 5.5, 5.1 y 5.8.
Debe decirse que en total, según los datos del Secretariado Ejecutivo, entre enero del 2018 y hasta octubre del 2023, habrían fallecido por homicidios culposos, un total de 12,338 personas, es decir, un promedio anual de 2,056 casos, lo que rebasa con mucho lo que ocurre en cualquier otra entidad de la república Mexicana.
Pero la diferencia estriba en que el INEGI considera todas las defunciones accidentales, mientras que las cifras del Secretariado Ejecutivo están referidas exclusivamente a las defunciones consignadas en carpetas de investigación por los delitos clasificados como homicidio culposo.
Estos datos permiten percibir la magnitud de la anomalía registrada en el ámbito de los homicidios culposos, pues en Guanajuato habría más casos que en entidades con mucho mayor población, como lo son el Estado de México, donde habría menos casos en el periodo señalado, teniendo casi 2.8 veces más población. Lo mismo ocurre respecto de los otros estados que tienen una mayor población: Ciudad de México, Veracruz, Jalisco y Puebla.
Frente a lo anterior, las autoridades estatales están obligadas a clarificar qué es lo que explica la enorme carga de mortalidad que tienen los homicidios culposos en la entidad, respecto del total nacional, pues a simple vista pareciera que hay o bien, errores serios de registro, y en el peor de los casos, una deliberada estrategia de clasificación equívoca, con la finalidad probable de maquillar las cifras y reducir así las de por sí escandalosos números que existen en materia de homicidio intencional.
Investigador del PUED-UNAM
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