Opinión

Inteligencia Artificial

Para muchas personas que fuimos educadas con sistemas que para los jóvenes actuales parecerían arcaicas, nos resulta de mucha sorpresa los avanzados y cada vez más rápidos sistemas tecnológicos y que permite, contar con mayor información en tiempo real. Sin duda esto ha cambiado las maneras de acceder a la información, a los datos a interactuar con la tecnología.

El caso de la Inteligencia Artificial (IA) y su vertiginosa velocidad nos lo demuestra lo que esta semana se presentó como la nueva versión del ChatGPT4o, misma que permite utilizar de manera compartida voz e imágenes, permitiendo el manejo de análisis y a la vez manejo de documentos. Nos permitirá contar con un asesor, un maestro y hasta un confidente, debido a que permitirá detectar hasta emociones.

Se convertirá en un acompañante permanente, haciendo cada vez más la diferencia con el acompañamiento humano, con lo que esto podría significar al deshumanizar nuestras relaciones, aunque no lo parezca.

Y es precisamente aquí donde se constituye que este tipo de avances nos deberían facilitar la obtención de información, por ende, de respuestas, ser un facilitador para nuestra vida diaria, pero en ningún sentido sustituir la capacidad humana. Aunque la IA parecía hace algunos años un tema de los libros de ciencia ficción, hoy forma y conforme avancemos formará, parte de nuestra cotidianidad, siempre, el riesgo lo constituye la adecuada educación de nuestros jóvenes quienes seguro serán quienes más lo consumirán, pero esto conlleva ventajas, si, pero también responsabilidades de parte de los creadores, incluyendo los sistemas educativos, porque será ahí o desde ahí que debemos dejar muy claras las fronteras entre la IA y la capacidad humana de las emociones e interpretaciones bajo contextos reales.

Sabemos que la discusión apenas está dando inicio, pero la IA está frente a nosotros y que son “superagentes” ayudándonos en todo el tiempo y usando nuestros aparatos celulares como para interactuar en tiempo real, manteniendo comunicaciones como si fueran personas, pero que no lo son. Creo que esta discusión sobre estas fronteras difusas y la responsabilidad en su uso debe de comenzar, nos conviene e involucra a todas y todos.