Opinión

Nuestras intenciones

Si observamos las intenciones que mueven nuestra acción en la vida cotidiana, podremos descifrar muy fácilmente cómo es nuestra alma. La intención con la que realizamos nuestros actos revela cómo somos en verdad. Si ésta es buena o mala se acaban notando.

El valor moral o ético de una acción no se determina sólo por sus resultados o consecuencias, sino principalmente por la intención o el propósito oculto atrás de la acción. En la motivación interna que acompaña al individuo cuando realiza sus actos es donde se halla su verdadera dimensión moral.

Una acción es moralmente buena, no por las consecuencias que nos muestre, sino por la buena voluntad con la que se ha llevado a cabo, por nada mas.

No importa si el resultado de una acción no es tan favorable como lo hubiéramos deseado, lo importante es la intención con la que lo realizamos. Si fue buena, con eso debemos quedar satisfechos y en paz.

Una acción realizada con buena voluntad y de acuerdo con el deber por el deber mismo es moralmente valiosa, sin necesidad de estarnos enfocando en la utilidad o en el beneficio que nos brinde o brinde a alguien mas. No debe confundirse nunca el resultado de una acción moral con las cosas materiales.

En muchas religiones se proclama la intención de la fé con la que pides o rezas para obtener los resultados deseados. Pero parece ser que las recompensas celestes también están profundamente ligadas a las intenciones con las que realizamos nuestros actos.

Se dice que: Nuestros actos serán juzgados según nuestras intenciones.

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Una persona verdaderamente buena solo tiene intenciones buenas para los demás y sus actos lo demuestran. Pero cada día son menos estas raras aves. Cuando nuestras intenciones son buenas nos sentimos en paz, si no lo son nos sentimos culpables, porque las intenciones solo pueden ser buenas o malas, no hay términos medios en esto. Reflexiona como te sientes después de algo que hiciste o dijiste y descubrirás cuales fueron tus intenciones.

Lo mejor sería reflexionar en nuestras intenciones antes de actuar. Reflexionar en la moralidad que abrigamos, en las creencias que tenemos, en la concepción de valores que nos acompañan, darnos cuenta de que lado estamos realmente, ¿del bien o del mal? Y entonces actuar en consecuencia pero con plena conciencia, puesto que no se vale echar las culpas hacia afuera, nadie tiene responsabilidad sobre tus actos más que tú mismo.

Esto como todo en la vida es perfectible. Si hemos fallado antes, aún tenemos oportunidad de ser mejores cada día para nosotros mismos y para los demás. Observemos cotidianamente nuestras intenciones más de cerca a fin de que nuestras acciones sean cada vez más positivas y congruentes con el avance moral que pretendemos lograr.

Quien está verdaderamente animado de buenas intenciones, aunque fracase muchas veces siempre seguirá intentando lograr sus metas de superación, porque quien tiene buenas intenciones contiene un espíritu luminoso que le impulsa constantemente hacia adelante.

Mail. l.delalma@yahoo.com.mx

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