Opinión

El juicio a López-Gatell

Celebro que el juez Arturo Medel haya ordenado a la Fiscalía General de la República investigar la presunta negligencia de Hugo López Gatell (HLG) en el manejo de la pandemia por COVID-19.

Sé que usted es un abogado muy acucioso, pero por si acaso, permítame una pequeña contribución.

Durante los primeros seis meses de la pandemia y para reducir la angustia, mi socia (y esposa) Upa Ruiz y su servidor hicimos un seguimiento de la información relativa al COVID, difundida por los gobiernos de México, Estados Unidos, España y Gran Bretaña, así como de la Organización Mundial de la Salud. De hecho, ella se dio a la tarea de preparar infografías para su red de amigos y familiares, a fin de compartir información veraz y confiable.

El primer error de AMLO fue dejar todo en manos de HLG y dejar de lado al Consejo de Salubridad, conformado por expertos en salud y los secretarios del gabinete, para tomar decisiones colegiadas en casos de emergencia. Su primera, tardía y única reunión fue el 19 de marzo de 2020. HLG repetía que México había tomado todas las previsiones necesarias... No fue así.

HLG decidió aplicar el modelo Centinela para seguir los casos, lo cual fue un error a decir de los verdaderos expertos por ser aplicable a enfermedades cuya causa y diseminación es conocida; por lo mismo, da seguimiento a una muestra representativa de casos comprobados. En otros países, como España o Hungría, el seguimiento fue casi exhaustivo para aislar al enfermo y a la gente cercana, a fin de romper las redes de propagación.

El doctor Jaime Sepúlveda Amor, un prestigiadísimo epidemiólogo, alertó sobre un negro escenario: “Si el número de casos en la fase actual se duplica cada 60 horas (crecimiento exponencial), en una semana tendremos 2,300 casos y en 15 días, 18,785. El 6% de estos casos requerirán cuidados intensivos. Las cifras oficiales asumen que sólo el 0.2% de la población mexicana se contagiará en una primera fase, lo cual es una gran subestimación” (Reforma, 23/03/2020).

Como él, a lo largo de la pandemia hubo voces de alarma de otros epidemiólogos, infectólogos, matemáticos y expertos en medicina pública. Nadie fue escuchado.

A fines de marzo 2020, muchos nos dimos cuenta que la autoridad sanitaria –léase HLG- no tenía nada bajo control, pues fue hasta entonces cuando: 1) Se empezaron a distribuir los equipos de protección mínima para el personal de salud, mismos que fueron insuficientes en cantidad y calidad; 2) Se iniciaron las compras de ventiladores para los cuales ya había sobredemanda mundial; 3) El presidente sugirió a la población mantener la sana distancia, pero se negó a suspender giras y el contacto directo con la gente; 4) López-Gatell, ahora sí alarmado, pidió a la sociedad quedarse en casa.

Hubo un agravante: el pésimo manejo comunicacional. En un país de 120 millones de habitantes, ¿qué hizo suponer al gobierno que todos escuchaban “la mañanera”? No se utilizaron los tiempos oficiales de radio y TV con spots clarificadores y hasta la fase 2 de la pandemia empezó la campaña de “Susana Distancia”. Eso sí, el presidente se quejó del “amarillismo” de los medios, por las críticas a su negativa a hacerse la prueba y suspender giras.

Para mayo de 2020, HLG afirmó que si tuviéramos 60 mil muertos sería una catástrofe. Pues fue una catástrofe 10 veces mayor como el propio INEGI lo confirmó. Para fines de julio, 21% de los contagiados era personal de salud y las comunidades sanitarias nacional e internacional dudaban de las cifras oficiales de contagios y fallecimientos, dado que: 1) La aplicación de pruebas estuvo muy por debajo de lo recomendado por la OMS; 2) Su indicador de control era el número de camas disponibles, siendo que los hospitales solo recibían enfermos graves; 3) Hubo una estúpida discusión sobre el uso del cubrebocas; 4) Se permitió que el desconfinamiento fuera una decisión personal, en vez de “ordenado, progresivo y lento” (OMS).

Un estudio de Bloomberg ubicó a México como el peor país occidental para vivir la pandemia: 36 puntos de resiliencia de un máximo de 100. Así que para principios de 2021, México ocupó el 5º lugar mundial con más muertos por COVID (Statista, 18/01/19) con 114.fallecimiento por cada 100 mil habitantes; hacia fines del año ya íbamos por 157.6. Usted me dirá qué tan mal lo hacía la autoridad sanitaria.

En cuanto a vacunas y según la Organización Panamericana de la Salud (10/09/2022), México está entre los países con una cobertura completa de apenas el 65% de su población, bastante por debajo de Brasil.

López-Gatell y su equipo no entendieron que con algo tan desconocido como el COVID-19, cualquier escenario catastrófico que cualquier gobierno pueda prospectar pasa del terreno de lo posible al de lo probable.

No solo fue negligencia, don Javier, fue una soberbia criminal.

Colaboró: Upa Ruiz uparuiz@hotmail.com

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