Opinión

Kamala se disfraza de negra

La irrupción de Kamala Harris en la carrera por la presidencia de Estados Unidos tomó por sorpresa a republicanos, pero también a los demócratas. Ambos bandos se han tardado en asimilar el hecho de que Harris tiene posibilidades de convertirse en la primera mujer presidenta de los Estados Unidos.

Los primeros sorprendidos fueron los propios correligionarios de Kamala que nunca le vieron tamaños para despachar en la Oficina Oval. De hecho, muchos de ellos pensaban que era un fardo y no una ayuda para el avejentado Joe Biden. Después ocurrió lo impensable. Biden, en una decisión por la que será recordado, resolvió dar un paso de lado, entregar la antorcha, y dejarle el camino libre a una nueva generación encarnada por Kamala que, aunque parezca mentira, pasó de ser una figura en las sombras a una estrella en ascenso en cuestión de horas.

Los demócratas estaban en sus horas más bajas viendo como Donald Trump emergía como un titán después del fallido atentado en su contra. Daba la impresión de que la elección de noviembre sería un mero trámite, una escala en el regreso del mega patán a la Casa Blanca. Biden se hizo a un lado y de inmediato brindó su apoyo a Kamala que arrancó pisando fuerte. Empató a Trump en las encuestas y rompió récord de recaudaciones. Lo más importante de todo es que logró que el resultado de la elección de noviembre, que ya parecía decidido, volviera a quedar en el aire, lo que supone una oportunidad de oro para la democracia.

Los republicanos que tenían todo el proceso bajo control se descontrolaron. Comenzaron a meter la pata. En esas andan, mostrando su peor cara. En pocos días Trump pasó de usar frases propias del Dalai Lama ya que salvó la vida de milagro, como quien tiene una misión divina que cumplir, a ser el palurdo, racista, hipernaco, que todos conocemos y que tanto admiran los americanos, muchos de ellos.

En una entrevista reciente, Trump se superó a sí mismo: aseguró que Kamala, cuya madre es de la India, se disfraza de negra para ganar elecciones. Eso dijo, aunque cueste trabajo creerlo. Kamala volvió a ganar el round al decir que Estados Unidos “se merece algo mejor”. No estoy seguro de que se lo merezca, pero la frase vuelve a marcar la distancia entre el supremacista, delincuente condenado, y la política profesional que fue fiscal general de California.

Este ataque de Trump fue como un banderazo de salida y Kamala es, ahora mismo, blanco de odio político, racial y de género en las redes sociales de Estados Unidos. Sus haters no conocen límites y claro como todo mundo sabe las palabras violentas anteceden a los hechos violentos, Kamala estará el riesgo personal constante a lo largo de la campaña.

Lo increíble es que la esposa del candidato republicano a la Presidencia, JD Vance, también tienes raíces de la India. Trump escupe para arriba y salpica a todos los que están a su alrededor. La furia de la extrema derecha gringa está en punto de ebullición porque la sola posibilidad de que una mujer con el color de piel de Kamala quiera despachar en el Salón Oval es algo inadmisible. Las redes son sus aliados perfectos, pueden lanzarse con todo sin temor a las represalias. Hay incluso una línea crítica que asegura que Kamala debe su éxito a que lleva hombres blancos a su cama. La violencia política de género no conoce límites. Desde luego abundan las amenazas de muerte. Hay llamados a ejecutarla por ser enemiga de los Estados Unidos. Ya veremos si el Servicio Secreto se recalcula y cuida mejor a los candidatos, para que Kamala llegue viva a la elección.

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