Los Libros, esos libros, fueron por décadas motivo de orgullo y encuentro nacional, pero ya no. Hoy provocan desencuentros profundos y no tienen a nadie contento. La crispación de la vida nacional lo contamina todo y ahora la nueva generación de libros de texto cayó el pozo negro de la politiquería, donde la regla es que todo el que se mete salga cubierto de lodo.