Opinión

Llorar y reír por el mismo motivo

La complejidad de las relaciones humanas abarca diferentes sentimientos que muchas veces pueden manifestarse indistintamente en risas o llanto y, sin embargo tener un significado diferente o hasta opuesto en cada caso.

Esto sucede porque nuestras emociones humanas son impredecibles y complejas y reflejan parte de la profundidad de la experiencia que vivimos.

Me refiero a que en ocasiones podemos reír o llorar por un mismo motivo, ya sea de alegría o de tristeza. Por ejemplo: después de un periodo de preocupación constante acerca de un asunto, la solución del mismo puede provocarnos tanto risas como lágrimas. Ya que la acumulación de la tensión provocada a través del tiempo al ser liberada puede resultar en ambas reacciones.

También los momentos de alegría extrema pueden llevarnos a soltar lágrimas de felicidad. Esta emoción demuestra que podemos reír o llorar en cualquier momento o circunstancia pues no tenemos la capacidad de procesar completamente la emoción que estamos viviendo en determinados momentos.

La recuperación de la salud de alguna enfermedad complicada lo consideramos un logro o a veces un milagro y no podemos dejar de emocionarnos con ello riendo o llorando nuevamente.

La evasión de un peligro inminente, o lograr un anhelado reencuentro amoroso puede mover las fibras más sensibles de nuestro ser y lo manifestamos de formas impredecibles.

La nostalgia, es decir, traer a la memoria recuerdos vividos con anterioridad ya sean de alegría o tristeza nos pueden cimbrar de tal manera que soltemos en ese instante lágrimas o risas solo por recordarlos.

El recuerdo de un ser querido que ya no está puede traernos a la memoria vivencias felices, y al mismo tiempo la sensación de vacío, nostalgia y soledad, provocando en nosotros risas o lágrimas con su sola evocación.

En ocasiones, las personas enfrentamos las dificultades con buen humor o ironía, esto es un mecanismo para afrontar la complejidad del momento con una sonrisa a pesar del dolor que se sienta o la complejidad de la dificultad.

Si decimos adiós a alguien que parte a lugares lejanos por largo tiempo, ya sea amigo o familiar puede que nos provoque risas pero también lágrimas aunque, tengamos la esperanza de un futuro reencuentro.

Parece increíble pero algunas películas pueden hacernos llorar o reír al mostrarnos dramas profundos de otros seres humanos o al observar las alegrías o logros que otros han obtenido. Esto demuestra la empatía que sentimos unos con otros por nuestra propia humanidad.

Obras de arte, libros y por supuesto la música pueden despertar en nosotros emociones profundas conduciéndonos a la tristeza ó a la alegría.

Por lo anterior, se observa que nuestras respuestas a la vida pueden ser multifacéticas y que eso nos lleva a procesar las emociones, y muchas veces de forma simultánea. Reconozcamos y aceptemos que todas las emociones aunque sean contradictorias nos inundan mostrándonos así la complejidad de toda la existencia humana.

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