Opinión

A los maestros

Este es el primer día del ciclo escolar 2023-2024, pero no es un día cualquiera. Este día se ponen en práctica, no solo nuevos libros de texto gratuitos, sino un conjunto de nuevas definiciones sobre los fines de la educación y sobre su pedagogía y su didáctica, que cambiarán enteramente el papel del docente.

Los cambios que se inauguran este día, no se fundamentan en la experiencia de muchos años que ustedes tienen. Es más, la nueva reforma educativa no tiene fundamentos empíricos, es una construcción ideológica ajena a la experiencia docente, ajena a las ciencias del aprendizaje y fundamentada en autores que no son pedagogos o maestros.

El dilema para ustedes, maestros, no es un dilema técnico, operativo, de trabajo, sino un dilema que atañe las convicciones más profundas de cada uno de ustedes. ¿Creen ustedes que somos una nación? ¿Son ustedes patriotas? ¿Piensan ustedes que México debe unirse como nación?

Los autores de los libros de texto --Marx Arriaga y su equipo--, no creen en la nación, no creen en los valores unitarios de la nación y consideran que México está escindido por fuerzas antagónicas. El pueblo y las élites. No hay “nación”, esta es un ingenio de las élites, en realidad la nación se integra con suma de las comunidades locales (barrios).

Antes la educación se dirigía a formar ciudadanos, personas autónomas, con criterio propio, que contribuyeran a atender las necesidades y los problemas de México y que participaran en las instituciones nacionales como las instituciones democráticas.

Pero ahora, como ustedes pueden comprobar en sus libros de texto, la nación ha desaparecido. Su lugar lo ocupa la “comunidad” nombre con el que se designa el espacio social que rodea a la escuela. Por añadidura, esa comunidad es concebida en los libros de texto como una comunidad rural sin que se tome en cuenta que la mayoría de las escuelas de educación básica se localizan en zonas urbanas y populares.

Pero la sorpresa mayor se encuentra en que los nuevos libros de texto no están organizados en disciplinas sino en “proyectos”. ¿Qué es un proyecto? Tácitamente, es una investigación para la solución de problemas que permite al estudiante utilizar sus conocimientos y recibir el apoyo, secundario, del profesor para encontrar la solución; desde otro ángulo, puede decirse que es un método progresista que permite que el alumno construir sus propios conocimientos.

La actividad de los proyectos substituye al conocimiento ordenado y sistemático que ofrecen las asignaturas. Pero sucede que los libros de texto, desde primero de primaria, hasta tercero de secundaria, son en rigor compendios de proyectos. No ofrecen espacio para el estudio ordenado de las disciplinas ni para que se utilicen otros métodos de enseñanza que no sea el de proyectos.

Los libros repiten un mismo esquema: 1) proyectos de aula, 2) proyectos de escuela y 3) proyectos comunitarios. Pero, dado que los libros presentan cada proyecto con su objeto (tema o problema), con su desarrollo y su solución ya definidos, se cancela todo margen para la creatividad del docente y para la actividad de autoaprendizaje del alumno.

No hay autonomía real para el docente, ni libertad del alumno para aprender por sí mismo. Gran parte de la responsabilidad reposa en los libros de texto que, además de obligatorios, son únicos y, por otro lado, en el uso que se hace de esos libros, muchos maestros no los toman como una herramienta más sino como una Biblia que dicta punto por punto o que debe suceder en el aula.

El problema operativo más grave es que la mayoría de los docentes no están suficientemente preparados para hacer frente a una reforma de esta escala. Hay que partir de cero. Hay que olvidar la experiencia que cada docente ha acumulado, hay que olvidar lo que sabemos de las asignaturas, hay que olvidar la idea que antes buscábamos del desarrollo pleno de cada alumno.

Los maestros no deben concentrar su atención en el aprendizaje de cada uno de sus alumnos. Ahora toda actividad se realizará “en comunidad” (jamás se dice en los libros “en grupo” o “en equipo”). Se lee en comunidad, se reflexiona en comunidad, se toman decisiones en comunidad, se hacen cosas en comunidad.

El proyecto es comunitario en cuanto a su contenido, en cuanto a la forma pedagógica y causará una auténtica revolución en el trabajo de los maestros que tendrán que hacer frente a problemas complejos, inéditos, y a tareas hasta ahora desconocidas. Pero el dilema de los docentes no es sólo de carácter operativo, lo es también de principios: ¿Están los maestros realmente convencidos de que su práctica anterior era “neoliberal” y que era regida por las élites empresariales con el único objetivo de la ganancia, como lo afirman los autores de los libros? ¿O están dispuestos a negarlo y a defender su trabajo anterior como un trabajo legal, legítimo y digno?

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