Opinión

Maestros libres en resistencia

Parece que a todo lo referente a la implementación de la Política Pública en México, se le ha agotado el tiempo, por ejemplo, se acabó el tiempo en lo que respecta al agua, ya no hay forma de tapar el sol con un dedo, el futuro nos alcanzó y estamos obligados a solucionarlo, lo mismo sucede con la paz arrebatada y, por supuesto, con la educación.

Durante los sexenios pasados, las reformas educativas se concentraban en reformas laborales para presionar o como elemento de negociación entre burócratas y lideres sindicales, poco se estudió o discutió sobre el contenido, cuando mucho se replicaba lo que en las instancias internacionales se marcaba como estándar. Por supuesto que en el pasado se cometieron abusos y muchas pendejadas en el papel que desempeñaba el magisterio en la vida pública, pero los docentes tenían un gran peso y se sentían orgullosos de determinar el curso de las elecciones, no había gobernador o diputado que no pasara a pedir su apoyo o aval, definían la política pública y se negociaba con ellos de poder a poder.

El SNTE de hoy está entregado y humillado ante el régimen, cubren casillas, acarrean el voto y operan lo mismo del pasado, pero en las sombras, de chalanes. Ahora el SNTE de Alfonso Cepeda (pupilo de Juan Díaz; ex dirigente del SNTE y pupilo de Elba Esther) se entregó al grito de “muera el Rey, viva el Rey”, se pavonea de ser institucional y el SNTE de hoy solo recibe a cambio la legitimación de su líder, ayudarlo a mantenerse en el poder y aliarse en someter a la disidencia.

Recientemente, el controversial creador de los nuevos libros de texto, Marx Arriaga, tuvo la osadía de decirles a los profesores, en su cuenta de X, que “falta mucho para que los maestros desarrollen su consciencia crítica”, pero a la menor crítica estalla contra quién lo señala, acusándolos de conservadores, prianistas o privilegiados. Un burócrata de paso destinado al olvido, que se cree dueño del magisterio, que se atreve a denigrarlos y la dirigencia del SNTE se lo permite, un burócrata soberbio con un paso gris por la Secretaría de Cultura y gracias a haber sido el maestro más barco de la Primera Dama, obtuvo su flamante Dirección en la Secretaria de Educación y que debe ubicarse en su realidad, porque el Karma que acumula es cada vez más grande.

Que, dicho sea de paso, los nuevos libros no tienen nada de nuevo, responden literalmente a la agenda del globalismo socialista demócrata, que de hecho fue la principal oposición al contenido de estos por parte de padres de familia y profesores libres, en relación con una educación ideologizada de izquierda globalista e híper sexualizada.

Sin embargo, el magisterio es el gremio donde más libres pensadores se puede encontrar, son esos profesores que frente al aula han significado la resistencia a cuanta tontería se les ocurre desde las cúpulas sindicales, televisoras o desde las oficinas centrales de burócratas en turno. Son ellos los que deben mantener la dignidad de la docencia y hacer frente a la urgencia que implica educar para enfrentar los nuevos retos.

Ahora bien, esos maestros libres en resistencia deben estar obligados a responder el ¿para qué educamos? Por ejemplo, a los baby boomers se les educó para trabajar en un mundo destinado al constante progreso y desarrollo, en el que se necesitaba gente capaz de poder insertar a sus naciones en dicho proceso, a los millennial para competir frente a un mundo globalizado en el que había que desarrollar competencias y mayor especialización, pero ¿y a la actual generación? Sin duda hay que educarlos para el cambio ante un futuro inmediato, lleno de incertidumbres y que terminen con el divorcio entre la ciencia y la espiritualidad.

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