Con el rigor que les caracteriza, Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad comparten una investigación sobre el manejo político de la realidad en tiempos electorales, bajo el título: “Neurona: la fábrica de engaños para las izquierdas en América Latina”.
La investigación fue realizada por un grupo de periodistas y analistas provinientes de España, Colombia, Bolivia y México, y pertenecientes a MCCI, Animal Político, Cazadores de Fake News, GK, CLIP y la Universidad de Columbia.
El reporte da cuenta de las tácticas político-electorales de Neurona, consultora de origen mexicano, usadas durante sus trabajos en varias naciones, incluida la nuestra. En cuatro años, la consultora “abrió 116 páginas web en distintos países, algunas creadas con minutos de diferencia; 31 de éstas se usaron como medios que tuvieron un comportamiento inauténtico.”
¿A qué se refiere la “inautenticidad”? A través de las páginas creadas por Neurona se difundían informaciones que favorecían al político/cliente, sobre en las que se hacían pasar como portales noticiosos durante el período de campañas.
En tales sitios “noticiosos” se multiplicaban materiales “informativos” casi idénticos, para generar una gran “cargada”, por supuesto sesgada; quien tomara esos portales como fuente de información se quedaba con la impresión de que había una gran masa de apoyo hacia el cliente de Neurona; desde luego, eso incluía debilitar al contrincante. Luego, Neurona replicaba la información a través de cuentas falsas pagadas, incrementando la masa hasta hacerla aparecer como arrolladora.
El numerito lo repitió Neurona en 200 campañas para distintos niveles de puestos de elección, hasta que se vio “involucrada en investigaciones judiciales en Bolivia, España y Ecuador por presuntas irregularidades en contratación y desvío de fondos públicos”, por lo cual debió bajar la cortina.
Pero las neuronas detrás de Neurona siguen activas, pues los ejecutivos de la consultora tienen una estrecha vinculación con el portal mexicano Revolución 3.0. Aquí viene lo más interesante: “la lista de nombres que componen las filas de Revolución 3.0 son del círculo de López Obrador y cercanos a Morena.” Hablamos de personalidades como el productor de TV Epigmenio Ibarra y Jenaro Villamil, actual presidente del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano.
La investigación indica que Revolución 3.0 maneja 10 portales, ocho de los cuales se presentan como noticieros, siguiendo el modus operandi de Neurona. Por cada “noticiero” hay un perfil en Facebook y una cuenta de Twitter, los cuales publican información de forma coordinada para “amplificar la narrativa” a favor del cliente y en contra del adversario.
¿Por qué nos debe importar lo que hagan este tipo de consultoras? Porque no se trata de propaganda abierta y franca, sino de la muy cuestionable estrategia de la 4T de utilizar la posverdad para alimentar a sus bases y seguidores. Este tipo de portales “noticiosos” replican ad infinitum lo dicho desde el púlpito de Palacio Nacional, que no es otra cosa que “información” cargada de emociones –que no de datos duros, ni reales- y mediante la cual cada vez es más difícil distinguir la verdad de la falacia.
Por ejemplo, qué importa que Dos Bocas esté costando el doble de lo planeado, si nos dicen que alcanzaremos la soberanía en gasolina (cosa que expertos refutan)… Qué importa que las arcas públicas se estén vaciando y que en un futuro cercano no haya como sostener las pensiones para viejitos, si en enero se les va aumentar el monto… Qué más da que las reservas de biósfera en la selva se degraden, si tendremos un Tren Maya (de dudosa rentabilidad, según la ASF)… Quién se fija que Genaro García Luna haya sido detenido y enjuiciado en EUA (no en México), si resulta útil para atacar al enemigo del pasado… Qué importa que no haya transparencia en el gasto público, si nos dicen que no son iguales…
Lo que ocurre en México no es único. En Gran Bretaña, Hungría, Brasil e Italia ha ocurrido lo mismo: el uso estratégico de la posverdad para manipular a la ciudadanía… Atole con el dedo, decía mi abuela.
Lo grave es que en todos estos países ha estado al frente un gobernante populista, ya sea de izquierda o de derecha, pero siempre con rasgos autócratas. De esos como Trump, Orbán, Berlusconi o AMLO que con su posverdad retroalimentan la polarización y el control sobre una buena parte de la población. Sumidos en la posverdad, no hay manera de debatir los asuntos públicos, mucho menos los destinos de la nación.
Y cuando los ciudadanos ya no pueden distinguir entre la verdad y la manipulación, ya no hay democracia.
De ese tamaño es el riesgo.
Colaboró: Upa Ruiz uparuiz@hotmail.com
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