Los fundadores de Morena en Yucatán se quejan de que en la época de vacas flacas ellos dieron la cara por el partido. No obstante, a la hora buena, los discriminan y dejan pasar por la alfombra roja, casi con fanfarrias, a morenistas de nuevo cuño que se apropian de las candidaturas, a pesar de que hace pocas semanas defendían otros colores.
No se quedaron en la queja y el pataleo, pasaron a la acción. Crearon el Movimiento Anti Chapulines y ya incluso han realizado protestas callejeras. La dirigencia nacional del partido y la doctora Sheinbaum coinciden en reconocer que en varias entidades los fundadores de Morena no ganan encuestas, mientras que los recién llegados sí, por eso les ganan las nominaciones. El despiadado pragmatismo se impone. El perfil ideológico del movimiento se deslava, pero sus posibilidades de triunfo crecen, o eso calculan sus dirigentes.
Esto ha dado lugar a un fenómeno extraño. Las bases morenistas de Yucatán aprueban las aspiraciones presidenciales de Claudia Sheinbaum, votarán por ella. Al mismo tiempo promueven el voto nulo para los cargos en los que Morena presente chapulines. Ver para creer. Los morenistas originales hablan de imposiciones y reparten volantes en los que denuncian que los recién llegados, que traicionaron a las organizaciones en las que militaban, ponen el peligro a la 4T en Yucatán.
Esto ha tensado la relación del comité directivo estatal con el candidato del partido Joaquín Díaz Mena al que consideran promotor de los chapulines. Ellos le llaman “Lechitas” a Díaz Mena. Tienen la mira puesta en Francisco Torres, que fue presidente del PRI en el estado. También denuncian a Jorge Carlos Ramírez Marín con larguísima carrera en el tricolor y al clavadista Rommel Pacheco que pasó de ponderar a Xóchitl Gálvez a ser candidato de Morena para la alcaldía de Mérida. Añaden los nombres de dos ex diputados priistas que cambiaron hace pocos días de camiseta, Lila Frías y Luis Forjas. Los acusan de secuestrar a Morena, partido al que hace muy poco criticaban y hoy abanderan en las campañas.
El Huacho y Rommel
El propio candidato de Morena a la gubernatura Joaquín Díaz Mena hizo la mayor parte de su carrera política como panista. El PAN lo llevó a ganar la alcaldía de San Felipe y fue dos veces diputado, pero no solo eso, fue candidato a gobernador por el PAN. Después lo pensó mejor y cambió de partido. Como premio fue nombrado delegado especial del gobierno de AMLO en Yucatán. A Díaz se le recuerda como entusiasta coordinador de los trabajos de Josefina Vázquez Mota. El Huacho, como también le dicen, es un personaje conocido y popular. Su candidatura, lejos de ser testimonial, es muy competitiva.
El segundo puesto en importancia en la elección es la alcaldía de Mérida. Morena propuso como candidato a Rommel Pacheco, gloria del deporte nacional, multimedallista como clavadista que antes de ser candidato de Morena para la alcaldía de Morena era diputado del PAN, es por eso que el Movimiento Anti Chapulines lo tiene en la mira.
Un caso especial, que desconcierta, es del Jorge Carlos Ramírez Marín, uno de los cuadros más sólidos del priismo yucateco que busca llegar al Senado por el PVEM y ser, en consecuencia, parte del oficialismo. Fue presidente el PRI en Yucatán, diputado local, diputado federal y senador por el tricolor e integrante del gabinete de Peña Nieto. O sea, más priista de Plutarco Elías Calles y sin embargo ahora compite por la alianza oficialista. No es raro que el Movimiento Anti Chapulines lo quiera bajar.
El PAN va a la segura
El PAN no corrió riesgos. Eligió como su candidato a Renán Barrera, ex alcalde de Mérida, ciudad que gobernó en dos ocasiones. Renán encabezó los sondeos de preferencias electorales durante meses. Puede decirse que no tuvo competencia interna ya que era el aspirante natural. Ha militado en Acción Nacional desde chamaco y es jefe de la organización de los Boys Scouts en Yucatán. Es un personaje cercano al ánimo de Xóchitl Gálvez desde antes de que la hidalguense soñara con ser candidata presidencial.
Barrera podrá aprovechar en la campaña la aceptación que tiene el gobernador Mauricio Vila entre la población. Concluye su administración entregando buenas cuentas, sobre todo en materia de crecimiento económico y seguridad, que es el talón de Aquiles de los otros gobiernos de la Península de Yucatán, todos por cierto gobernados por políticos de Morena, excepto Yucatán. Vila tomó la decisión de no confrontarse con el presidente López Obrador, ayudarlo en lo posible en el tema del Tren Maya.
Mauricio apoya al Tren Maya
Evitar la confrontación le ha dado resultados porque la Federación no trata de descarrilar su gobierno con motivos electorales; al contrario, sigue la colaboración y por lo menos en Yucatán el proyecto magno del Tren Maya está casi listo. Vila dice que el Tren traerá un doble beneficio a la entidad, no solo para atraer a Yucatán turistas que por millones llegan a Cancún y otros destinos de la Riviera Maya, sino que también, como es un tren de carga, conectará a Yucatán con el proyecto del Tren Transístmico que le permitirá a Yucatán comerciar con los estados de la costa este de Estados Unidos.
MC también participará en la elección con la candidata Vida Gómez. Ella fue parte del equipo de la ex gobernadora Ivonne Ortega, ex del tricolor que hoy milita en el partido naranja. Su apuesta es jalar al electorado más joven que no se identifica con ninguna de las opciones tradicionales. Es una típica millennial de 35 años y claro que usa tenis fosfo fosfo.
En Yucatán se elegirá todo. Es decir, gobernador, Congreso local, alcaldías, más las posiciones federales, de modo que no extraña que la gente esté enganchada al proceso y quieran hacerse sentir. El panista Barrera tiene en los sondeos una ventaja promedio de 5 puntos, que podría crecer si Morena no resuelve su rebelión interna, o que podría estrecharse si hay una operación cicatriz y alguno de los fundadores del partido en la península recibe una oportunidad a la altura de las expectativas.
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