Hace dos días, Marcelo Ebrard Casaubón reiteró su exigencia de un piso parejo para la contienda interna de MORENA, solo que ahora lo hizo elevando acusaciones y señalamientos a la “cargada” de su partido y del gobierno a favor de Claudia Sheinbaum.
Desde tiempos inmemoriales, el segundo nivel de la clase política en el poder se hace cruces para interpretar los pensamientos y deseos del líder máximo. En MORENA, plagado de ex priistas, no tendría por qué ser distinto. Lo extraño hubiera sido que tal cargada no ocurriera, si demócrata el presidente tiene muy poco.
Aun cuando en las últimas semanas Andrés Manuel se ha comportado con mucha prudencia, lleva años demostrando dónde están sus afectos… e intereses. Sabe que, por lo menos en principio, Claudia Sheinbaum parece más manejable a la distancia pues, hasta ahora, ha seguido los cánones lopezobradoristas; cuando se ha salido del guión cuatroteísta, lo ha hecho con discreción.
La pregunta que todos nos hacemos es si Ebrard se mantendrá en el partido guinda, pues las condiciones están dadas para su salida. Al interior de MORENA hay fricciones serias, cuyo dirigente nacional, Mario Delgado, no ha sabido contener; la verdad, los morenos no son fáciles, ni muy civilizados cuando compiten entre sí. Nada más recordemos la contienda para elegir dirigencia nacional, en donde hubo de todo: asambleas reventadas, padrones alterados, sillazos, golpes y puñaladas por la espalda.
Pero antes de hacer un ejercicio de imaginación sobre el futuro inmediato de Ebrard, echemos un ojo a una posible red de contención en la que podría caer; me refiero a Movimiento Ciudadano (MC).
En las últimas mediciones de Poll of Polls y la de Enkol-Wradio-El País, MC tiene una simpatía efectiva de entre nueve y 11 por ciento, nada despreciables a estas alturas de partido, sobre todo con miras a cerrar la brecha entre el partido oficial y el Frente Amplio por México. Sin embargo, si Luis Donaldo Colosio Riojas fuera postulado por MC, la preferencia efectiva llega a 19 por ciento (Enkoll, 17/08/23); es decir, este partido requiere un candidato competitivo.
Colosio ha expresado que no está en su interés entrar a la contienda. Hace bien, pues es muy joven y carece de la experiencia suficiente; no es su momento. Por su parte, el dirigente del partido naranja se rehúsa, hasta ahora, a sumarse al Frente; a saber si está esperando vender más caro su amor o está tejiendo la red de contención.
El Frente Amplio por México necesita todos y cada uno de los sufragios que pueda pescar, así que aunque fuera ese magro 10 por ciento de votos que Movimiento Ciudadano pueda aportarle, serían de gran ayuda. Teóricamente, el Frente iniciaría la contienda con alrededor de 44 puntos, versus los 56 puntos de MORENA, una diferencia más manejable.
Ahora bien, si Movimiento Ciudadano va solo y teniendo a Ebrard como candidato, las cosas se pondrían color de hormiga. Para el Frente sería un golpe demoledor, pues muy probablemente perdería algunos de los votos de los inconformes con la 4T, además de tener ante sí un candidato de peso completo. Nada más imaginen un debate entre Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Xóchitl Gálvez…
No tengo elementos como para aventurar una hipótesis de cuántos puntos le restarían Marcelo/MC a MORENA, pero el golpe no sería menor y con una gran carga emocional. Ya imagino las denostaciones de AMLO y sus pejelovers en contra de Ebrard: “siempre fue un priista”, “fue un acomodaticio”, etc., etc., sin importar cuántos años de servicios les ha prestado. Como sea, costaría restañar la fractura al interior del partido guinda.
Ebrard, que de tonto no tiene un pelo, seguramente ya encargó a sus estrategas hacer tal cálculo estadístico para así ampliar su capacidad de maniobra, sea cual sea su decisión final.
De ocurrir la defección de Ebrard, la contienda presidencial daría un ganador, muy probablemente morenista, con menos del 50 por ciento de los votos. O sea, el triunfador estaría respaldado por la primera minoría y mucho me temo que más radical que López Obrador.
Así las cosas, el valor de las diputaciones crecería mucho, pues en San Lázaro se estarían dando las negociaciones para llevar a cabo cualquier política pública o acción de gobierno, empezando por el presupuesto. Falta ver quién llevaría la voz cantante en la Cámara Baja: si el Frente o MC.
Planteadas todas estas hipótesis, ¿qué tienen que hacer MORENA y el presidente para conservar a Marcelo Ebrard en sus filas?
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