La contratación de medio millar de médicos cubanos es una decisión política del presidente López Obrador. Nuestro sistema nacional de salud cuenta con profesionales suficientes. El director de la Facultad de Medicina de la UNAM, el Dr. Germán Fajardo, explicó de manera contundente: “México produce muy buenos y suficientes médico(a)s, urgen mejores condiciones en el internado médico, servicio social y trabajo digno para médicos generales. No necesitamos importar médicos”.
Con esa decisión, el presidente Andrés Manuel López Obrador favorece las finanzas del gobierno de Cuba pero no necesariamente la atención médica en nuestro país.
La migración a nuestro país de especialistas de otras naciones ha sido, en muchas ocasiones, una de las grandes riquezas de México. Sin embargo en ese caso no hay certezas sobre las capacidades profesionales de los médicos cubanos y, en cambio, tenemos miles de médicos mexicanos en busca de empleo en las instituciones de salud.
Hace dos años el gobierno mexicano trajo a 585 médicos cubanos para colaborar en la atención en la pandemia. Por tres meses de trabajo el Instituto de Salud para el Bienestar, INSABI, le pagó al gobierno de Cuba casi 136 millones de pesos. Es decir, los servicios de cada uno de esos médicos costaron 77 mil 500 pesos mensuales.
Aquellos médicos no recibieron ese dinero. El gobierno cubano se queda con entre el 75% y el 90% de tales remuneraciones.
De las actividades de esos médicos en México no hay información clara. Es posible que el número de ellos haya sido mayor. La semana pasada el diario Granma dijo que, entre 2020 y 2021, Cuba envió a México mil 479 médicos.
Esos $77 mil 500 contrastan con los insuficientes ingresos de nuestros médicos. En marzo de 2020 el salario promedio de los médicos en México era de 16 mil 146 pesos mensuales, de acuerdo con un estudio del Instituto Belisario Domínguez, del Senado. En el IMSS, según el portal especializado www.saludiario.com, hay plazas a concurso para director de Unidad de Medicina Familiar con salario mensual de 13 mil 357 pesos, o como jefe de medicina familiar con 14 mil 385 pesos.
El gobierno de Cuba promueve desde hace seis décadas el envío de brigadas médicas a otros países como una forma de hacer política y, cada vez más, para obtener dinero. Hace tres años, según algunas estimaciones, había unos 30 mil médicos cubanos en 67 países. Los médicos cubanos han ayudado a enfrentar desastres naturales y epidemias, pero en ocasiones desplazan a los médicos locales y, por otra parte, sufren graves abusos.
En noviembre de 2019 las relatoras de la ONU para la esclavitud y la trata de personas, Urmila Bhoola y Maria Grazia Giammarinaro, denunciaron que los médicos que Cuba envía a otros países padecen retención de pagos, jornadas laborales ilegalmente extensas y restricciones a su libertad de movimiento y a su privacidad, entre otras condiciones que les impone su gobierno con la complicidad de los gobiernos anfitriones.
En algunas ocasiones la contratación de esos médicos se ha realizado con intervención de la Organización Panamericana de la Salud, OPS. En 2018, cuatro médicos cubanos que trabajaron en Brasil demandaron a la OPS en tribunales de Estados Unidos por agravios como la retención de salarios. Hace dos meses un tribunal en Florida avaló esa demanda y desestimó un recurso de la OPS para desecharla.
Debido a las restricciones a las que son sometidos esos médicos el Dr. Octavio Gómez Dantés, del Instituto Nacional de Salud Pública, ha escrito que “Las Misiones Médicas Cubanas promueven la trata de personas” (Reforma, 11 de mayo). El gobierno mexicano contribuye a esa sujeción de los médicos cubanos. Pero además un destacado operador de las misiones cubanas, el Dr. Joaquin Felipe Molina Leza, actualmente es Coordinador de Análisis Estratégico del INSABI. En el organigrama del INSABI ese es el cargo más cercano al director de dicha institución, Juan Antonio Ferrer.
De origen cubano, Molina fue representante de la OPS en Brasil y participó en la contratación de médicos enviados por Cuba a ese país. Ahora es señalado en la acusación contra el programa “Mais Médicos” que él promovió y que, de acuerdo con el diario digital 14 y medio que dirige la periodista cubana Yoani Sánchez, funcionó como una “red de tráfico humano” y “esclavitud”.
Molina es esposo de la Dra. Nadine Gasman, directora del Instituto Nacional de las Mujeres. La Dra. Gassman ha sido propuesta por el gobierno mexicano para dirigir la Organización Panamericana de la Salud. Sin embargo enfrenta un conflicto de interés, debido a la denuncia de médicos cubanos en contra de su marido y de la misma OPS.
En México no faltan médicos. En septiembre pasado, al Examen Nacional para Aspirantes a Residencias Médicas se presentaron 49 mil 479 médicos. Había casi 18 mil plazas a concurso y posteriormente aumentaron a algo más de 19 mil (datos publicados en “Saludiario”). Es decir, hubo 30 mil médicos que no obtuvieron plaza. Una porción de esas plazas era para médicos extranjeros que sí concursaron y que, igual que los mexicanos, presentaron título o cédula profesional que es un requisito que no se les pide a los médicos enviados por el gobierno de Cuba.
El presidente López Obrador dice que los médicos mexicanos no quieren ir a zonas peligrosas. Ese temor no se resuelve trayendo médicos de otros sitios, sino cumpliendo con la obligación del Estado para garantizar la seguridad de todos, en todo el país.
ALACENA: La democracia en tinieblas
Con ese título, el libro más reciente de José Woldenberg describe algunos signos de la “regresión política” que padecemos. A contrapelo de la democracia que México edificó durante varias décadas, ahora “se quiere alinear a una comunidad masiva, heterogénea, plural, bajo la voz de mando de una persona”. Con pedagógica claridad, en La democracia en tinieblas (Cal y arena, 260 pp.) Woldenberg cuestiona excesos recientes, expresa vehementes y compartibles preocupaciones e incluye una útil selección de reseñas bibliográficas.
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