La cauda de tristeza y tragedia que dejó, el reto que significó para cada uno de nosotros y para todos los gobiernos e instituciones, el esfuerzo y las imprevistas transformaciones que trajo a nuestras vidas, nos harán cargar siempre con estos más de tres años que hemos transcurrido en la pandemia. La decisión de la Organización Mundial de la Salud para considerar que la emergencia global terminó, es un reconocimiento a la utilidad de las vacunas, la densidad de los contagios con su carga inmunitaria y la reducción en la capacidad infecciosa de las nuevas cepas del Covid-19, pero el virus no desaparecerá.
La OMS dice que, hasta el 3 de mayo, hay contabilidad oficial de más de 765 millones de contagios por Covid. De ellos, casi 7 millones desembocaron en muertes. Pero el director general de ese organismo, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dice que el número auténtico de fallecimientos “es varias veces mayor, al menos 20 millones”.
En México el gobierno dice que las muertes por esa causa, hasta los primeros días del actual mayo, han sido 333 mil 954. Son muchísimas. Detrás de cada persona que falleció por Covid hay una biografía, una vida que no necesariamente tenía que haberse perdido y que deja recuerdos, familiares, amigos.
Pero esa cifra, además encaja convenientemente en las tendencias globales de la infección. Si, para tomar el dato aproximado que menciona el director de la OMS, en el mundo hubo 20 millones de muertos por Covid, se trató del 0.25% en una población global que llega a 8 mil millones de personas. Los casi 334 mil que dice el gobierno mexicano, son el 0.26% de las aproximadamente 128 millones de personas que hay en nuestro país.
Ese dato de muertes por Covid en México no es real. Las mismas autoridades de varias instituciones del gobierno estiman, de acuerdo con las tendencias de fallecimientos y tomando información de actas de defunción, que entre 2020 y 2022 hubo 650 mil 604 muertes en exceso (es decir, que superan a esas tendencias registradas en los años previos). De ellas hay registro de 505 mil 746 decesos que, en las actas de defunción, fueron expresamente asociados al Covid-19. Se trata del 77.7% del total. Sin embargo, el Grupo Interinstitucional que ha llevado ese seguimiento considera que “el porcentaje restante fallecieron por otras causas que podrían estar directa o indirectamente relacionadas con la pandemia”. Se trata de 145 mil muertes más que ocurrieron en la pandemia, aunque no fueron registradas como tales.
El Grupo Interinstitucional que hace esa evaluación reúne a funcionarios y expertos de la Secretaría de Salud, el INEGI, el Consejo Nacional de Población, la Organización Panamericana de la Salud y el Instituto Nacional de Salud Pública. ¿Quién creen que lo encabeza? El célebre Dr. Hugo López Gatell. Por una parte el gobierno federal y ese personaje, dicen que hemos sufrido 334 mil muertes por el Covid. Esa es la cifra que ofrecen a los medios, propalan en Palacio Nacional y difunden internacionalmente. Pero el dato real es del doble de víctimas (las 650 mil registradas hasta diciembre pasado, aumentaron un poco en lo que ha transcurrido de este año).
Esa doble contabilidad oficial oculta dentro de nuestro país la enorme tragedia, precisamente dos veces mayor a lo que se dice, que ha sido la pandemia en México. Hacia el resto del mundo, el dato recortado permite que el manejo de esa crisis sanitaria no parezca tan errático y costoso como realmente fue.
El sitio Worldometers.info, que ha llevado el registro numérico de la pandemia, indica que México, con 334 mil fallecimientos, está en el quinto sitio de los países con más víctimas después de Estados Unidos, Brasil, India y Rusia. Si se utilizara el dato completo, estaríamos en tercer lugar.
Esas cantidades hay que ponderarlas de acuerdo con el tamaño de la población de cada país. En el mismo sitio en línea, México aparece en el lugar 39 cuando se calcula el número de víctimas por cada millón de habitantes. Con la cifra oficial del gobierno mexicano, tenemos 2538 fallecimientos por cada millón de habitantes (Worldometers estima que en México hay, actualmente, 131.5 millones de personas). Si ese cálculo se hiciera con la cifra real de defunciones, México tendría 4940 fallecimientos por cada millón de habitantes. Ese ajuste nos colocaría en el quinto lugar entre los países que más víctimas, respecto de su población, tuvieron debido a la pandemia, después de Perú, Bulgaria, Hungría y Bosnia.
En otras estimaciones nos va peor. La Universidad John Hopkins hizo un acucioso monitoreo de la pandemia, hasta marzo pasado. En el registro de defunciones respecto del tamaño de la población en cada país, México quedó en el noveno sitio con 261 por cada 100 mil habitantes. Si se hubiera empleado el dato completo estaríamos en el segundo sitio, sólo después de Perú.
Ubicar las dimensiones de la pandemia, es necesario para evaluar por qué a México esta crisis sanitaria lo maltrató más que a otros países. No hay auténtica política pública sin evaluación. A nuestro gobierno, como ya se sabe, le disgustan los datos y la evaluación apuntalada en ellos.
En nuestro país, la entidad más golpeada por la pandemia fue la Ciudad de México. La concentración de muchas personas en poco espacio intensificó la capacidad de contagio y las víctimas del virus. Pero seguramente ese no fue el único motivo. En toda la República, tomando los datos de población del INEGI en 2020, falleció por Covid, o padecimientos asociados, el 0.51% de los habitantes. En la Ciudad de México fue más del doble, el 1.23%.
El virus persistirá. En sitios concurridos seguiremos necesitando cubrebocas y harán falta refuerzos de las vacunas, aunque nuestro gobierno se niega a adquirirlas. Por ahora se puede confirmar y deplorar que, de todo el mundo, México fue uno de los peores sitios para vivir y sobrevivir durante la pandemia. De todo México, el peor lugar fue la capital del país.
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