Opinión

Michoacán, enriqueciendo al crimen organizado

Incendio de vehículos y comercios, bombas molotov en las calles, ataques a gasolineras y otras linduras es lo que vivieron el fin de semana pasado Apatzingán, Uruapan Arteaga y Tepalcatpec, en Michoacán. Otro episodio más de la violenta tensión entre los grupos del crimen organizado (CO) y de éstos con los productores agrícolas y las autoridades de seguridad.

Las bandas del CO se disputan el cobro del derecho de piso en todo el sector económico michoacano. La última cuota fue la imposición de dos pesos a cada kilo de limón producido en la zona.

Nada más échele números, doña Rosa Icela: en la última consecha de limón, en Michoacán se produjeron 500 toneladas de limón, así que estamos hablando de que el CO recaudará mil millones de pesos nada más por el cítrico (Reforma, 28/08/23). Agregue usted el aguacate, el pollo, la carne, las tortillas, la cerveza y todo aquello que se cultiva, cría, extrae y comercializa y distribuye en Michoacán. Todo.

Michoacán lleva 15 años sumido en la violencia y la corrupción que ningún gobernador de ningún partido ha podido parar. En 2009, el entonces gobernador Lázaro Cárdenas Batel pidió ayuda a la federación ante la expansión del crimen organizado. Entonces ocurrió el famoso “Michoacanazo”, por el cual alcaldes, jefes de policía y jueces fueron detenidos; una año después, fueron liberados.

Durante la administración peñista se implementó el Plan Michoacán con resultados de poca duración. Gran escándalo surgió en 2014, cuando trascendió que el hijo y el secretario de Gobierno del mandatario Fausto Vallejo estaban a partir un piñón con La Familia Michoacana y su líder, “La Tuta”. Después de cuatro años encarcelados, la FGR no pudo demostrar su culpabilidad y hoy están libres; es más, activos políticamente.

A la par del surgimiento de las autodefensas de productores agrícolas, se multiplicaron los miembros de las bandas delincuenciales. Son alrededor de 12, mismas que ahora se alinean con el Cártel Jalisco Nueva Generación o con Cárteles Unidos, este último dirigido por el Cártel de Sinaloa. Las confrontaciones son recurrentes, como es su costumbre.

Pese a la gran inversión hecha por el anterior gobernador, Silvano Aureoles, en 11 cuarteles para la Guardia Nacional, ésta se ha granjeado la animadversión de los habitantes de distintas localidades, sobre todo la de los muchos desplazados por la delincuencia organizada.

Es tal el control del CO en la entidad, que los elementos del CJNG van abiertamente uniformados e identificados en los retenes que establecen en las carreteras. Con frecuencia se ubican a un kilómetro o menos de los puestos militares de revisión. Ya nada más falta que se inviten a tomar el té para darse de abrazos.

El gobernador morenista elegido en 2021, Alfredo Ramírez Bedolla, lanzó en octubre de ese año el Plan de Apoyo a Michoacán, a fin de enfrentar el dominio del CO sobre varios municipios y fomentar el desarrollo. Posteriormente, el presidente declaró: “Vamos a ir pacificando a Michoacán y a todo el país, con el criterio de que la paz es fruto de la justicia. No se puede enfrentar el mal con el mal.” Ya sabe, licenciada Rodríguez, apoyos sociales, sucursales del Banco del Bienestar, etc., etc. (3/12/21). Paradójicamente y de acuerdo con datos de CONEVAL, 9.2 por ciento de los michoacanos sufre insuficiencia alimentaria.

Además de los “negocios” del CO arriba mencionados, Michoacán tiene el privilegio convertido ahora en desgracia de contar con el Puerto Lázaro Cárdenas, por donde entra el fentanilo, pese a los esfuerzos de la SEMAR. De ahí que el CO también busque controlar las localidades de la sierra para transportar la droga y que haya tantos desplazados.

El estado, lleno de riquezas naturales y localidades hermosas, ocupa el cuarto lugar nacional con el mayor número de homicidios dolosos, según cifras oficiales y eso a pesar de que en el último año tuvo una reducción del 11 por ciento. Entre los asesinatos estuvo, justo hace dos meses, el de Hipólito Mora, líder de las autodefensas.

Y aquí estamos hoy.

Ante los sucesos del fin de semana, las Guardias Nacional y Civil de la entidad realizan patrullajes en la zona para “garantizar el libre tránsito”. Ayer ya había una tensa calma.

El presidente aduce que los actos violentos de Michoacán son un tema “más que nada publicitario, propagandístico”. Pues ya que es así de simple el asunto, pues pida al crimen organizado que cambien de publicista.

Aún más, dice el inquilino de Palacio Nacional que Michoacán ya está en calma.

¿Por cuántas horas?

Colaboró: Upa Ruiz uparuiz@hotmail.com

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