Opinión

Mijail Bajtin, los carnavalesco, Latinus y Atypical Te Ve

Uno de los pensadores que más admiro es Mijail Bajtin como se escribe en español. Nació en el seno de una familia aristocrática en decadencia, en el año 1895 durante el imperio ruso. Fue filósofo del lenguaje, historiador y crítico literario. Estudió en la Universidad de San Petersburgo. Al finalizar su educación universitaria se traslado a una ciudad pequeña al oeste de Rusia. Allí formó un círculo de estudios que llevó su nombre. Se interesó por la filosofía alemana, por la semiótica y discutía con su grupo sobre asuntos políticos y religiosos, además de otros temas. Esto último le valió la persecución stalinista, por “sospecha de práctica religiosa”, lo cual significó que perdiera su trabajo. En el entonces Petrogrado (San Petesburgo) le dieron un puesto en el Instituto Histórico y fue consultor en la Casa Editorial del Estado. Allí se unió a los famosos críticos formalistas y escribió su análisis “La cuestión de la metodología de estética en la obras escritas”, mismo que acabó por publicarse 50 años después debido a la censura soviética. Víctima de las purgas de Stalin lo condenaron a vivir en Sibería. Como padecía de ostomielitis y él se defendió por esta condición física, lo enviaron exiliado a Kazajistán como contable en el pueblo de Kustanái, donde escribió algunas de sus grandes obras, entre otras, “El discurso de la novela”.

Siempre fue mal visto por el poder debido a sus ideas revolucionarias de la historia y la literatura.

Fundamental para los estudios literarios e históricos de la Edad Media y el Renacimiento, su libro “La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento” fue un parte aguas en el conocimiento de las literaturas europeas a finales del siglo XX y lo que va del siglo XXI. La influencia de lo carnavalesco, del mundo puesto al revés durante la cultura cómica popular, la risa en tiempos de pascuas se opuso a la cultura oficial y reveló el ánimo del escritor francés Francois Rabelais y su Gargantúa y Pantagruel, lo mismo que del Quijote de Cervantes.

Lo carnavalesco estudiado por Mijail Bajtín es como una renovación universal, es la fiesta que “temporalmente penetraba en el reino utópico de la universalidad, de la libertad, de la igualdad y de la abundancia”.

En la espléndida novela de Umberto Eco, El nombre de la rosa (1980) , el libro prohibido, que conduce a una muerte segura a quienes lo leen en un monasterio medieval, es el libro de la risa, peligroso como serpiente. Con la risa se explota hasta hacerse añicos el oficialismo, desde luego la solemnidad de los que detentan diferentes poderes, desde el aula de una escuela hasta una ceremonia de gobierno.

Las nuevas formas televisivas en YouTube en México, Latinus con Brozo y Loret de Mola y Atypical Te Ve, con el encantador y malhablado Carlos Alazraki y su invitados, la inteligente Tere Vale y sus preguntas y con el Pelón Gomís y su parodia de los personajes de la Cuarta Transformación ponen el mundo al revés, especialmente Brozo y el Pelón al divertirse a costa de un presidente autoritario, que es una suerte de sacerdote maledicente que predica desde su púlpito mañanero y establece lo que está bien y lo que está mal, es decir, él siempre lleva la razón y posee una fina claridad para mostrarnos lo que se vive en nuestros país, donde para él las carreteras, por ejemplo, son más seguras en México que en los Estados Unidos. Hoy, en el diario Milenio, Carlos Marín, escribió que en su programa de t.v. Larry Rubin, representante de los dos millones de estadounidenses radicados en México, dijo que 556 se encuentran desaparecidos. La cifra es tan abrumadora, como todas las que ocupan diariamente las noticias mexicanas sobre feminicidios y desapariciones de mexicanos. Sin embargo, en las Mañaneras de Andrés Manuel López Obrador quien no haga suyo lo que él predica simplemente está en su contra.

Por eso, la risa, la chunga, la crítica a la Cuatroté y a López Obrador resultan insidiosas y mucho más transgresoras que, acaso, el periodismo serio, donde no hay la abolición de las relaciones jerárquicas que lanzan petardos venenosos. Tanto Victor Trujillo, el genial Brozo, como Héctor Suárez Gomís, tutean al primer mandatario y lo envuelven en su mirada carnavalesca. El resultado de lo que dicen muestra a un país que va de cabeza. Y es que va de cabeza.

Eso no quita que los artículos de opinión en los diarios no hagan mella en el narcicismo feroz de Andrés Manuel López Obrador, que de inmediato ataque el nuevo y estupendo noticiero de Carlos Loret de Mola, en el que las noticias se dan de manera contundente , escueta y veraz (siempre se demuestra la procedencia de la información), sin el más mínimo regodeo de nota roja. El programa de noticias de Loret es corto, incluye casi siempre entrevistas a actores políticos del momento y pasa a lo internacional con la misma brevedad categórica del inicio.

Brozo también incluye entrevistas serias aunque bajo el disfraz del payaso tenebroso, pero prende situaciones importantes y por demás actuales. El Pelón abandona el chiste y las puñaladas del Stand Up Comedy para luego conversar con personajes dedicados a la crítica política o que se dedican a la política.

Sin duda esta televisión, fuera de la otra televisión, se encuentra abriendo (en gerundio) nuevas rutas informativas y de conceptos sobre la noticia, desde la sencilla manera de producir y dejar que los televidentes participen con comentarios. Es una brisa de aire fresco. 

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