Las civilizaciones más antiguas como la babilónica, egipcia, hebrea, hindú, persa, griega, romana y teutónica, desde sus primeras etapas de evolución, comenzaron a glorificar a sus héroes a través de leyendas y relatos mitológicos. Otto Rank, el psicólogo y profesor austríaco, publicó hace más de un siglo una investigación en el campo de la mitología comparada y la psicología en la que analizó los relatos de tres decenas de héroes mitológicos e históricos. Rank encontró que, a pesar de las diferencias culturales, geográficas y temporales, existe una gran similitud en la estructura narrativa y motivos en las que ocurrió el nacimiento de estos personajes.
¿A qué se debe que pueblos y culturas tan diferentes tengan un relato más o menos común en relación al nacimiento de sus héroes, o en muchos otros temas mitológicos? El profesor Rank dedica la primera parte de su trabajo a explicar esta asombrosa coincidencia. Existen dos formas de abordar el asunto. Desde la perspectiva de la teoría de las ideas elementales (A. Bastian) y de las arquetípicas del inconsciente colectivo (C. Jung). Desde esta postura se afirma que los seres humanos poseen ideas innatas que están determinadas por las características particulares de la biología del homo sapiens. Estas ideas se desarrollaron en el proceso evolutivo, forman parte de su naturaleza y están presentes en todas las culturas. Por otro lado, están los estudios que señalan que la similitud de la forma de pensar entre pueblos distintos se explica más por la difusión de las ideas, resultado de los flujos migratorios, que por los arquetipos innatos.
Rank está más cómodo con la explicación de la difusión y en este sentido, sostiene que el primer relato acerca del nacimiento del héroe pudo haber surgido en la antigua Babilonia -donde dio inicio una de las primeras civilizaciones- y de ahí se esparció al resto del mundo. Los relatos de Gilgamesh rey de Uruk y Sargón de Acadia, pudieron haber sido los primeros de este tipo.
En la segunda parte del trabajo de Rank se describen los mitos del nacimiento de cerca de treinta personajes. Los denominadores comunes se pueden enlistar de la manera siguiente: a) El futuro héroe es hijo de una familia noble, generalmente su padre es un rey, con la excepción de Moisés que procede de una esclava israelita. b) El nacimiento está precedido de dificultades que hacen surgir incertidumbre y temores acerca de su llegada. c) Un sueño, oráculo, o consejero del rey, anuncia que el niño causará alguna calamidad, destronará al rey, o matará a su padre o abuelo. d) El niño es abandonado por sus padres, en una cesta de juncos que arrojan al río, en una quilla que flota en el mar, o en el monte, en una cueva, el bosque o en lo alto de una montaña. e) El niño expósito es recogido y alimentado por un animal (una loba, una cabra, un águila, una osa), una persona o familia humilde que se encarga de darle protección y educación, con excepción nuevamente de Moisés quien es recogido por la hija del faraón. f) En muchos casos, ya sea en su infancia o en algún momento de su vida, la persona establece de alguna u otra forma contacto con una divinidad. Es hijo de un dios y una mujer o consorte de una diosa. g) Hay muchos ejemplos del nacimiento virginal del héroe: Perseo, Krishna, Zoroastro, Buda, Isaac, Jesús, de los que analiza Rank. Horus en Egipto, Huitzilopochtli y Quetzalcóatl en la cultura mesoamericana. h) Una vez transcurrida su infancia el personaje descubre su origen noble. i) Cumple inexorablemente la profecía de destronar o matar al rey, que generalmente es su padre, obtiene el reconocimiento de sus méritos y de esta forma alcanza finalmente el rango y los honores que le corresponden. j) El héroe mitológico está llamado a fundar o gobernar a un pueblo, una nación o establecer una nueva religión.
En la tercera parte del trabajo Rank se propone interpretar el significado de los relatos desde su especialidad: la psicología. Cabe señalar que, casi en su totalidad, los mitos del nacimiento del héroe no han sido creados por los propios personajes, salvo tal vez, el relato de Sargón de Acadia que está narrado en primera persona. Han sido producto de la imaginación colectiva o de la creación expresa de una teología. El propósito del mito es presentar al héroe como una persona excepcional. Ellos no han tenido un origen común como todos los mortales, tampoco su vida ha sido como la de cualquier persona. Han atravesado por un mundo de adversidades que han logrado vencer y gracias a su peculiar fuerza interior y, en ocasiones, con la ayuda mágica se han ganado el derecho de estar por encima de los demás, de guiar y ser seguidos por su pueblo. El relato mítico le otorga una legitimidad que va más allá de cualquier norma jurídica para acceder y conservar el poder, o para conducir a una feligresía.
El estudio de Otto Rank nos sugiere una cuestión actual: ¿las sociedades modernas han abandonado del todo el mito del héroe? Es obvio que en la mayor parte del mundo se han dejado del lado los aspectos más fantasiosos de esta narrativa justificadora del liderazgo personalísimo y que la sociedad moderna se apoya más en instituciones que en individuos. Sin embargo, otros aspectos no menos inverosímiles persisten. La dictadura actual de Corea del Norte ha inventado una mitología en torno al nacimiento y la muerte de la dinastía Kim, que al parecer el pueblo coreano acepta como cierta. Hay muchos lideres populistas en el orbe “tan envanecidos por la atracción que suscitan entre sus seguidores que no sólo se consideran encarnación del pueblo sino que, además, sostienen que su liderazgo se debe a inspiración o indicación divina”. Raúl Trejo Delarbre nos ofrece algunos ejemplos de ellos en su más reciente libro Posverdad, Populismo, Pandemia. En las sociedades con este tipo de liderazgo hay un segmento amplio de la población que concentra en el líder las expectativas, la idolatría en ocasiones, la fe en todo momento, escribe Raúl Trejo.
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