Opinión

Morena ¿ave de paso o segundo piso?

En julio del 2021 el presidente López Obrador ideó el juego de las corcholatas y el destapador y puede decirse que justo entonces arrancó la sucesión presidencial en el país. El propio Andrés Manuel eligió el reparto. Obligadamente tenía que poner a la doctora Sheinbaum y al entonces canciller Marcelo Ebrard porque eran con mucho los más mencionados, los que tenían posibilidades reales.

Para acotar las posibilidades de Marcelo el presidente metió al elenco a Adán Augusto López, un amigo de la época de las vacas flacas en Tabasco, a Ricardo Monreal, acaso el político más cuajado de la 4T, pero con el pecado de que no se ve a sí mismo como alfil de López Obrador. Sumó a Fernández Noroña y Manuel Velasco como representantes de los otros partidos de la alianza gobernante PT y PVEM.

Desde el principio quedó claro que la candidata sería Claudia y lo que quedó en el aire fue qué terminaría por hacer Marcelo Ebrard. Ahora sabemos que no hizo nada, pero por meses hubo quien apostó que sería candidato presidencial de Movimiento Ciudadano. Uno de los que apostó su resto a esta posibilidad fue el propio coordinador de MC, Dante Delgado, que al final de día se quedó con las manos vacías y tuvo que recurrir a un cuadro de segunda o tercera fila, Jorge Álvarez Máynez, que anda por ahí haciendo su luchita y a pesar del tiempo transcurrido todavía no logra construir una narrativa sobre “lo nuevo” en la política y el encanto de los tenis fosfo-fosfo. En pocas semanas el MC pasó de buscar competir en serio por la Presidencia a cuidar conservar el registro en muchas entidades.

El presidente, sin cuidar las formas, ya hasta diseñó el programa de gobierno de la siguiente administración con su paquete de reformas a la Constitución. Si todas las corcholatas van a seguir en el candelero y el presidente no suelta el poder, para qué se hizo un proceso interno. No tiene sentido. Hacer como que las corcholatas son una bolita de amigos que se quieren un montón es una broma de pésimo gusto.

Ya están ahí Adán Augusto López como coordinador político y número 1 del listado nacional de los plurinominales de Morena, por lo que queda en el mejor carril para cualquier eventualidad. Está Gerardo Fernández, como enlace con organizaciones sociales. Marcelo Ebrard tratará de vincular a organizaciones de mexicanos en el exterior. Manuel Velasco como coordinador de alianzas y Ricardo Monreal como coordinador de enlace territorial. O sea, de todos no se hace uno. Son políticos con un largo recorrido y muchos episodios sombríos pero lo real, ya se dijo, pero vale repetirlo, es que ninguno de ellos ve a Claudia como jefa política y eso hace imposible que formen un equipo.

El primer domingo de junio los ciudadanos, millones de ellos, responderán en las urnas a la pregunta: ¿Merece la 4T un segundo piso? ¿Merece el grupo de López Obrador quedarse otros seis años en Palacio Nacional o llegó el momento de buscarle por otro lado? Están a la vista las fortalezas y debilidades de Morena de cara a la jornada electoral. Entre las fortalezas está el hecho de que el presidente sigue teniendo altos índices de aprobación. El gobierno construyó una clientela electoral muy leal gracias a la entrega de dinero a través de los programas sociales. Es un dinero que le cae de maravilla a cientos de miles de familias que están dispuestas a perdonarle todo al gobierno, cualquier barbaridad, siempre y cuando sigan recibiendo ese dinero.

Su principal debilidad es el fracaso de su estrategia de seguridad y por ese flanco atacará la oposición.

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