Opinión

Navalni, opositor de Putin muere en una cárcel y la agencia rusa RT en México

En Madrid, el Ministro de Asuntos Exteriores citó al embajador ruso, Yuri Klimenko, para solicitarle un esclarecimiento sobre la muerte súbita de Alexei Navalni, el opositor de Vladimir Putin, de 47 años de edad, que permanecía encarcelado por el gobierno ruso desde principios de 2021, cuando regresaba a Rusia desde Alemania, donde había sido tratado por envenenamiento con el agente químico “novichok”, obviamente de factura rusa.

Así como la diplomacia española, otros gobiernos europeos adoptaron la misma medida: Alemania, Reino Unido, Suecia, Finlandia y Letonia, entre otros.

Este diciembre, el conocido opositor del siniestro Putin había sido trasladado a un prisión en el círculo polar ártico. Esa cárcel es llamada colonia del Lobo Polar y está considerada como una de las más brutales de Rusia. Se fundó en 1960, como parte del sistema de gulag de campos de trabajos forzados soviéticos.

Nina L. Khrushcheva, bisnieta del líder soviético Nikita Jrushchov, columnista invitada global del diario Excélsior escribió lo poco que han cambiado las cosas en Rusia, que aún funcionan como en la era gélida de la Unión Soviética bajo el brutal liderazgo de Stalin.

Durante el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, el 25 de febrero de 1956, Nikita Jruschov no sólo logró afianzarse en el poder e iniciar un período de reformas económicas sino desestalinizar y descongelar un poco al mundo soviético. Denunció las políticas represivas y criminales de José Stalin, muerto tres años antes. No fue tan fácil, se tuvo que lidiar con guerras intestinas. El temible Lavrenti Beria fue ejecutado por traición en 1953. Entre otros cargos, se desempeñó como jefe de la policía y del servicio secreto desde 1936 y tuvo que ver con los arrestos y ejecuciones a diestra y siniestra durante la gran Purga de Stalin.

Con las revelaciones de Jrushchov muchos comunistas en el mundo abjuraron del comunismo.

Hoy, Vladimir Putin, ex agente de la KGB, ha actualizado los horrores del stalinismo: es un dictador, alimenta el culto a su persona y se venga de sus opositores haciéndolos matar. “Los numerosos procedimientos legales que le iniciaron (a Navalni) fueron farsas judiciales estilo de Stalin; su verdadero propósito fue crear una ilusión de justicia y evitar que un crítico famoso del Kremlin apareciera en las papeletas electorales y en las pantallas de televisión”, escribe Nina L. Khrushcheva, la bisnieta de Krushchov, profesora ruso estadounidense de Asuntos Internacionales en la New School for Social Research de la ciudad de Nueva York .

Hoy, en el diario Reforma, Jesús Silva Herzog Márquez escribió sobre un documental de CNN, realizado por Daniel Roher, ganador de un Oscar y que se estrenó hará un par de años. Dicho documental trata de Navalni, del opositor que en esos momentos, después de haberse salvado en Alemania por el envenenamiento de novichok, volvía a Rusia a sabiendas que lo arrestarían de nuevo. Silva-Herzog cuenta que la vida política de Navalni se inició “abrazando la xenofobia y llegó a estar cerca de posiciones ultranacionalistas.” Entiendo que no siguió así y que luego hizo hincapié en la corrupción del gobierno de Putin. Ha sido el único líder político ruso a favor de la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo. Escribió con regularidad en un medio ruso independiente y para la edición rusa de la revista Forbes.

Dos hechos quiero destacar aquí a partir de la muerte de Navalni, forzada por las condiciones de la cárcel donde se encontraba o directamente preparada por Vladimir Putin. Una, es otro documental que, como apunta Silva-Herzog Márquez “no ganará oscares, pero es una pieza impecable de propaganda putinesca”, la entrevista hecha por Tucker Carlson, vocero de la ultra derecha estadounidense que admira a Putin y venera a la Rusia bajo su dictadura. Según Carlson todos los dirigentes políticos asesinan. Su liderazgo lo exige. Pocos días después de esta entrevista supimos de la muerte inusitada de Alexei Navalni.

En el diario New York Times, Nadya Tolokonnikova, (fundadora del grupo Pussy Riot, colectivo ruso feminista de punk rock, que escenifica situaciones políticas, desde los derechos LGBT y lo que le siga, la libertad de expresión, la represión de los movimientos artísticos en Rusia y, en los últimos meses, en contra de la campaña electoral, una vez más, de Vladimir Putin) narra cómo (y traduzco) en una día soleado de la primavera en Moscú, en 2007, durante una manifestación, entonces a sus 16 años de edad, gritó junto con otros manifestantes “Una Rusia sin Putin”. Fue allí que vio a Akeksei Navalni por vez primera. Desde entonces lo vio crecer como bloggero hasta conseguir una figura política global, que le procuraba esperanza al mundo entero. Los rusos se daban cuenta que su país no debía pertenecer a los agentes de la KGB instalados en el Kremlin. Ese día nació Pussy Riot y, desde luego, fueron castigadas por el régimen.

Para Nadya Tolokonnikova, Putin envidiaba a Navalni, su don de gentes, el cariño que la gente le dispensaba. Por eso urdió su muerte, una vez más. Esta vez lo logró.

El viernes 16 de febrero del año en curso murió Alexei Navalni en prisión. El servicio penitenciario del distrito de Yamalo-Nenets, en el frío ártico, declaró que Navalni se había sentido mal tras un paseo a pie.

Ese mismo viernes, el presidente Andrés Manuel López Obrador le concedió una entrevista a una periodista rusa de un medio español, a Inna Afinogenova de Canal Red, un medio restringido y poco visto, iniciado por Pablo Iglesias, fundador del Partido Español de ultra izquierda Unidas Podemos. Extraño. La periodista rusa trabajó en el canal de televisión rusa RT, a la que renunció cuando Vladimir Putin le declaro la guerra a Ucrania. El mandatario dijo que la entrevistadora “lo exprimió como a un limón”. Se anunció que pronto se transmitirá la entrevista.

Acerca de la muerte de Alexei Navalni, el macuspano no ha dicho ni pío, como si no hubiese ocurrido. Entretanto, Joe Biden culpó directamente a Putin por la muerte de su opositor. Naciones Unidas solicitó el fin de la persecución a los opositores en Rusia. Tanto la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen y el alto representante de Exteriores de la Unión Europea, Josep Borrel, acusan al Kremlin del deceso de Navalni.

Tenemos un hueso duro de roer, el presidente (dictador) de Rusia se deshace de sus opositores. El mundo entero tiene que señalar semejantes crímenes y responder. Nuestro presidente, en cambio, calla como “momia blanqueada” y Las noticias no tienen frontera, con el logo RT, la multiplataforma del Kremlin, como denunció Pablo Hiriart en El Financiero, el 11 de enero de este año, se encuentra en todo México. Explica Hiriart: “El triunfo de Morena es vital para los intereses rusos en el exterior, porque es la manera de conservar un punto de apoyo y espionaje a EU desde la casa de su vecino”. De terror.

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