Opinión

Optimismo de principio de año

Además de los buenos propósitos de principio de año, solemos dejarnos llevar por ese pensamiento mágico de que con el inicio del calendario, las situaciones van a cambiar de un de repente. Lamentablemente, no es así, trátese de cuestiones personales o sociales, porque las situaciones son resultado de un proceso. Para lograr el anhelado cambio, es necesario modificar los factores que componen los procesos.

Por ello creo que en este 2024 el panorama político y social se antoja sombrío. Miren nada más con lo que empezamos el año:

En Guerrero ocurrieron dos masacres. El día 5 de enero, pobladores de Buenavista de los Hurtado fueron atacados con drones, dejando por lo menos cinco calcinados y 15 desaparecidos. Un día después, un enfrentamiento en Petatlán arrojó cinco muertos y 20 heridos. Son las primeras masacres del año, de las muchas que seguramente ocurrirán a lo largo de los siguientes meses.

Dice el presidente López Obrador que ya no hay masacres en el país, refiriéndose a las que antes perpetraban las fuerzas del orden. Es cierto, pero las incontenibles organizaciones criminales nacionales y locales siguen por el camino del exterminio del competidor. Si son “los ardillos”, “la familia michoacana”, “los tlacos” o como se llamen, me da exactamente igual porque en sus disputas se llevan como daños colaterales a ciudadanos inocentes, además de expoliar la actividad productiva.

Lo mismo puede decirse de Chiapas, Colima, Guanajuato, Baja California, Estado de México y Michoacán por solo mencionar a los “top” en índices delictivos, dada la tibieza de las autoridades locales y la inefectividad de la Guardia Nacional. Nada indica que algo vaya a cambiar en la dinámica y los procesos para contener a la delincuencia.

Aunada a lo anterior está la violencia electoral que, presumiblemente, caracterizará las contiendas del 2024, bien sea porque los candidatos no se dobleguen ante las peticiones del crimen organizado o porque los adversarios políticos no tengan límites. Ya van cuatro precandidatos asesinados; tres eran de oposición y uno del partido oficial, así que es probable que se rebase la cifra de 48 asesinatos perpetrados en 2018.

Las arcas públicas son otra preocupación. Como hemos comentado en este espacio, las obras faraónicas han multiplicado sus costos debido a falta de visión y planeación, así como fallas en la ejecución. Difícilmente alguna de las megaobras será rentable, ni siquiera socialmente…

Nada más hay que ver al Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles”, que sigue desierto y cuyo tren suburbano de conexión se inaugurará hasta junio, dos años después de lo prometido. El Tren Maya sigue dando de qué hablar por sus continuas fallas de operación y carencias en el servicio. La refinería “Dos Bocas” producirá gasolina comercial hasta fines de este enero, 14 meses después de haber sido inaugurada por segunda ocasión. PEMEX no sale del hoyo, pese a las enormes inyecciones de recursos. La megafarmacia del Bienestar, con muchos de sus anaqueles vacíos, no es capaz de surtir medicamentos.

El tan vanagloriado súper peso (16.88 por dólar) es un arma de dos filos, pues afecta mucho a las exportaciones y tendrá un serio impacto en el turismo, ambas, fuentes importantes del crecimiento nacional.

Ocurrencias, caprichos y negación de la realidad han sido las marcas de Palacio Nacional. Lo desolador es que nada indica que las políticas de salud, seguridad, educación y economía vayan a ser corregidas.

Por si todo lo que aquí les narro fuera poco, hay dos frentes abiertos de pronóstico reservado para el 2024:

El primero, que el Instituto Nacional Electoral no acaba de cuajar. A cinco meses de los comicios más grandes de la historia, siguen acéfalas la mayoría de sus direcciones generales y la Secretaría Ejecutiva, por lo que el riesgo de fallas operacionales es muy alto. No estamos hablando de cualquier dependencia, sino de la institución en la que recae la gobernabilidad del país a partir de la confiabilidad en el desarrollo y resultado de las elecciones. Eso quería el inquilino de Palacio Nacional. Eso está logrando…

El segundo frente abierto está en el Poder Judicial.

De ganar MORENA la mayoría calificada en el Congreso, el presidente aprovechará los dos últimos meses de su gestión para llevar a cabo una profunda reforma al Poder Judicial, particularmente para elegir por voto directo a los ministros a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. De promulgarse la reforma, nos podemos ir despidiendo a la defensa de la Constitución para dar paso a la defensa de la ideología gubernamental.

Crimen organizado, ocurrencias como políticas públicas, concentración del poder y desinstitucionalización serán la herencia del lopezobradorismo. Ese es el presidente que quiso pasar a la historia como el mejor.

Y Claudia Sheinbaum nos ofrece continuidad…

Como dicen por ahí, no soy pesimista, soy un optimista informado.

Colaboró: Upa Ruiz uparuiz@hotmail.com

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