Harta incomodidad causó entre los morenistas la presentación del documento “Compromisos por la paz. Estrategias de Política Pública para la Paz”, elaborado bajo la coordinación del CEM, Dimensión Episcopal para los Laicos, Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos y la Compañía de Jesús. Tengo entendido que llevaron a cabo casi mil conversatorios por todo el país para incluir la realidad local y de ahí pasar a la nacional.
La candidata de MORENA, Claudia Sheinbaum, al momento de firmar el acuerdo, dejó en claro que “hay diversas afirmaciones y propuestas en las que no coincido”. Ella está en su derecho de discrepar, pero eso no hace falsas ni inválidas las afirmaciones vertidas; veamos:
Para la doctora Sheinbaum, “Compromisos” presenta una evaluación pesimista. ¿Hay alguna otra perspectiva posible con 180 mil muertos? No importa cuántas veces López Obrador diga que vamos requetebién y ella lo repita; la realidad es otra. Según el presidente, los homicidios dolosos han disminuido 25 por ciento; pero por ahí baila una cifra sobre los homicidios que no se pueden categorizar. En el mismo caso están los desparecidos y las fosas clandestinas que a diario encuentran las madres buscadoras.
Tampoco le gusta a la candidata guinda que en el documento se asevere que “ ‘aunada a estas grandes redes de criminalidad, ha aumentado en México la delincuencia común, ante lo cual la estrategia de seguridad ha sido insuficiente.’” Estudiosos del crimen organizado (CO) y hasta matemáticos estimaron en 2023 que nada más el Cártel de Sinaloa contaba con 150 mil efectivos; la mitad trabajan en México y la otra mitad en 30 países. ¿Eso es o no una red grande? ¿Han disminuido los cárteles?
“Compromisos” podrá ser objeto de ajustes, por ejemplo, “Reconvertir las economías locales ilícitas en economías lícitas” se antoja muy necesario pero es una tarea de titanes. No obstante, el documento es una gran aportación, pues sus 117 recomendaciones pasan de lo federal a lo estatal y luego a lo municipal. Tal postura demanda a los tres órdenes de gobierno una gobernanza eficaz; para los lectores que nos acompañan les comento que la gobernanza contempla “todos los procesos de gobierno, instituciones, procedimientos y prácticas mediante los que se deciden y regulan los asuntos que atañen al conjunto de la sociedad” (ONU). Y eso es lo que a la 4T no le gusta.
¿Cómo que tener que escuchar a los gobernadores, presidentes municipales, jefes de seguridad y sociedad civil? ¿Cómo que basarse en instituciones? ¿Cómo que diseñar políticas públicas y procesos en vez de aplicar ocurrencias? ¿Cómo que regionalizar las estrategias? El inquilino de Palacio Nacional cree que porque a él se le ocurrió una idea bien intencionada, así de fácil se va a implementar y va a servir. No, don Rogelio, gobernar es otra cosa; sobre todo es escuchar, rectificar y hacerse cargo de las propias decisiones.
Creo que lo que más le dolió a la doctora Sheinbaum es que “Compromisos” haya concluido que los mexicanaos “hemos ido perdiendo el sentido de pertenencia a una colectividad. (…) Se han destruido mecanismos de control y sanción social a distintos niveles.” Tal aseveración es una blasfemia para quienes creen que el pueblo bueno y sabio es lo suficientemente fuerte para enfrentar al CO. Nada más hay que darse una vuelta por Guerrero, Michoacán, Chiapas y Zacatecas.
No es que la mayoría de los mexicanos sean malas personas; lo que los daña es la pobreza y la gran capacidad de violencia e intimidación del CO. Seguramente vio el video en el cual un chofer de transporte público de Guerrero es abofeteado por un fulano prepotente en su impunidad, solo por no avisarle a qué hora empezó su ruta.
Recuperar la sociedad y el territorio pasa por rehacer el tejido social, pero no desde la dádiva mensual, sino desde una política pública que incluya la cultura de la legalidad, reducir la polarización, fortalecer las policías locales, capacitar líderes y muchos otros elementos. De éstos, dos son fundamentales: la participación de la sociedad civil en órganos pertinentes y la evaluación ciudadana a autoridades de seguridad y procuración de justicia.
La 4T se ha de preguntar por qué han de ser evaluados los funcionarios y los programas; para los morenistas, la palabra de don Andrés basta y sobra. Si no se logran los resultados buscados, la intención siempre fue “buena”. ¿Claudia hará lo mismo?
El espacio se me acaba para abordar otras recomendaciones relevantes, como las defensorías públicas y un nuevo modelo organizacional para las fiscalías. Pero no quiero dejar de mencionar un tema que “Compromisos” reitera en cada uno de sus siete capítulos: la urgente necesidad de que las autoridades de los tres niveles de gobierno rindan cuentas.
Eso, estimado don Rogelio, no va a pasar nunca con la 4T.
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