Opinión

El presupuesto sin límite

Esta semana la Cámara de Diputados aprobó el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para 2024 en medio de la polémica propia de un debate de esta naturaleza, es decir, el gobierno y sus aliados defendiendo sus propuestas de gasto y la oposición cuestionándolo en sus objetivos, metas y asignaciones. El debate concluye con el voto mayoritario. Todo esto es normal en una democracia.

En México, el gasto público está condicionado por el ciclo sexenal (el comportamiento electoral del presupuesto no es exclusivo de nuestro país) y, por lo tanto, en el último año del gobierno el turno, el monto aumenta en beneficio de los candidatos oficialistas. Esto es una constante que no respeta banderías, ni ideologías. Hay un mayor gasto operativo y se destinan más recursos a las obras públicas emblemáticas para que éstas se luzcan antes del día de la votación.

Primero, el aumento significativo del déficit presupuestal, el mayor en 30 años, y la exigida y prometida reconstrucción de Acapulco, que dejó a más de 250 mil personas sin vivienda.

Segundo, la narrativa del presidente ante las críticas de la oposición y su decisión, convertida en instrucción a los diputados de Morena y compañía de que no se etiquetaran los recursos a la reconstrucción del puerto guerrerense, ya que afirmó que es un presupuesto sin límites para Acapulco.

En cuanto al déficit, éste no preocupa en si mismo, sino por la naturaleza del gasto que lo genera: las pensiones, el servicio de la deuda y las participaciones federales representan casi el 60% del presupuesto. Estos rubros no sólo aumentan, sino que marcan tendencias que afectan la salud financiera del próximo gobierno.

El gasto aprobado disminuye el espacio fiscal a 0.9% del PIB, es decir, los recursos disponibles del país para hacer política pública de coyuntura. Según Héctor Villarreal y Sunny Villa, este factor se calcula descontando los gastos ineludibles de los ingresos presupuestarios y su pequeñez afecta la capacidad del gobierno para atender, por ejemplo, emergencias y gastos extraordinarios como aquellos provenientes de desastres naturales. Es falso que haya disponibilidad de dinero garantizada para Acapulco.

En cuanto a que hay un presupuesto sin límites, esto tiene dos interpretaciones. Ambas preocupantes por el trasfondo que develan.

La primera remite al libro bíblico del Éxodo (16: 1-36), en la que ante la desesperación de los israelitas por el temor a morir de hambre en el desierto y para que conocieran su grandeza, Dios mandó maná al pueblo prometido todas las mañanas durante cuarenta años, que era proporcionado en una medida justa para abastecer a las familias y era suficiente para cada día, pero se agusanaba si se guardaba para el siguiente. Asi, en la mente del presidente, el presupuesto es como pan caído del cielo que es sin límite hasta la satisfacción igualitaria de las necesidades del Pueblo que lo sigue con Fe ciega y lo obedece en su transformación del país.

Esta visión mesiánica supone que más trabajo, ni el ahorro son necesarios porque todos reciben lo justo y lo indispensable para un día y los recursos estarán disponibles por gracia de Dios, mientras obedecieran a Moisés, que era el oráculo de la divinidad. Todo ello para llegar a la tierra prometida de Canaán.

La segunda evoca el cesarismo o el bonapartismo en el que el destino del recurso público es determinado por el jefe del gobierno sin la intervención de los representantes del Pueblo, en nuestro caso los diputados, que renuncian a esa obligación porque son incondicionales del líder. En esta lógica, el presidente reclama que el gasto no se etiquete, ni se ponga en un fondo visible para que él pueda disponer con libertad, sin límites, respecto a su destino final.

Esta instrucción, que fue acatada puntualmente, le permite al Poder Ejecutivo gastar a discreción en 2024 conforme a las condiciones políticas y las conveniencias electorales. No sólo aumenta el gasto operativo, sino que este tiene una orientación clientelar y el poco espacio fiscal derivado de la mala estructura del gasto no puede quedar condicionado a la reconstrucción del puerto de Acapulco, que no será la prioridad el año entrante, salvo que sea útil mediáticamente para que la autollamada 4T gane las votaciones.

Sin embargo, el presupuesto si tiene límites por eso se discute públicamente, aunque esto moleste a quien elabora el proyecto correspondiente. Ante la realidad económica de que los recursos son escasos, lo que procede racional y democráticamente es revisar con urgencia el creciente gasto en pensiones concentrado en los grupos de mayor ingreso y en Pemex, En 2024, el PEF no toma en cuenta a la juventud y a la niñez, destina los mismos recursos a la educación y a la salud, y carece de una perspectiva intergeneracional. Tal y como sucede con el maná que cae del cielo que no ve hacia el futuro, ni genera ahorros.

Investigador del Instituto Mexicano de Estudios

Estratégicos de Seguridad y Defensa Nacionales

cmatutegonzalez@gmail.com

Facebook.com/cmatutegonzalez

Twitter @cmatutegonzalez

www.carlosmatute.com.mx

Copyright © 2023 La Crónica de Hoy .

Lo más relevante en México