Opinión

Primeros pasos...

La mujer en la silla
La mujer en la silla La mujer en la silla (La Crónica de Hoy)

"Se alcanza el éxito convirtiendo cada paso en una meta y cada meta en un paso." C.C.

Cortéz Hay un camino que debemos de cruzar juntos antes de que nos separen las diferencias partidistas e ideológicas. Camino de acuerdo mínimo, pero al final, de acuerdo común. Camino de lealtades frente a la nación y no de conveniencias personales, de decisiones oportunas y no de intenciones resignadas por omisión. Hay un camino que no podemos clausurar sin antes dar el primer paso, camino que refleja la vulnerabilidad del Estado, camino lleno de pobreza y crueldad, que no se empieza a caminar necesariamente mediante las grandes reformas, sino que se interioriza bajo la lógica de los principios básicos para poder ejercer la autoridad en los tres niveles de gobierno.

Por eso nos hemos confundido cada vez que queremos dar los primeros pasos para la eficiente democratización y modernización de nuestro sistema político mexicano. Nos equivocamos porque antes de los argumentos sólo encontramos adjetivos, porque cuando pensamos en certidumbre jurídica reformamos, reestructuramos, modificamos reglamentos y reglas sin antes evaluar profesionalmente cuáles son las causas del incumplimiento reiterado a las leyes por parte de la autoridad y la ciudadanía.

Ofrecer sin antes atender es caminar a ciegas, caminar dos pasos en la imagen política, pero retrasarse en la realidad social cuatro. A camino largo, paso corto, pero seguro y con rumbo fijo. Querer gobernar o legislar sin la lógica de la gobeniabilidad es querer llevar la solución a la percepción individual, a querer ganar por golpeteo político lo que nunca se ha podido razonar mediante debates ilustrados.

Los primeros pasos se dan por convicción y no por instinto, el primer paso se piensa, no es resultado de la inercia con que se impulsan acciones improvisadas. Los primeros pasos no son producto del arrebato coyuntural, son resultado de impulsos racionales, porque en política la humildad para reconocer en donde estamos parados es el origen para comprender la responsabilidad por la cual fuimos votados, y así poder construir caminos de igualdad, de tranquilidad y justicia.

Caminar políticamente por inercia entre ejecutados, decapitados, extorsionados, entre miradas de angustia, de dolor y de tristeza, entre conductas corruptas, omisas, y negligentes es condenarnos estar a un paso de la resignación, a un paso del cinismo político que todo lo aparenta, que a todos acostumbra, que a todos hace correr para no ver ni escuchar.

Si nuestro país corre pensando que las respuestas están en el último tramo del camino, entonces habremos perdido las preguntas que impulsaron los primeros pasos. No hay diferencia partidista ni política que valga más que millones de familias perdidas en la pobreza, víctimas de la delincuencia, blanco fácil para el lucro de sus necesidades. No puede estar por encima de la tragedia la incoherencia política de aplazar una mínima agenda nacional por cuestiones de ego personal.

La democracia debe ser representativa, de instituciones. No puede establecerse como un proceso y método personalista, que fija la agenda con base en presiones internas partidistas y no con base en el beneficio ciudadano.Nada cuesta asumir juntos los primeros pasos, el primer tramo de conciliación, de consolidación de los mínimos acuerdos con los que nadie podrá estar en contra.

La infiltración criminal encuentra su lugar justamente al principio del camino, en lo que por ley y costumbre deberían ser los cimientos más fuertes para respetar el Estado de derecho. Encuentra en la falsedad de los primeros pasos la oportunidad para dirigir los siguientes. Lo peor que le puede ocurrir a la política y al Estado mexicano es dejar de pensar en el primer paso por encapricharse en guiar el último, porque la política mexicana jamás tendrá éxito si en su andar es incapaz de convertir cada paso en una meta y cada meta en un paso...

Gracias, padre 

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