Acudí a la concentración en el Zócalo convocada para el día de ayer por la Marea Rosa, donde Lorenzo Córdova Vianello, ex consejero presidente del INE, fue el único orador. La invitación corrió a cargo de alrededor de 50 organizaciones de la sociedad civil y es el cuarto en su tipo en poco más de un año.
Posteriormente, y a través de YouTube, escuché el discurso pronunciado por usted durante su registro ante el INE como candidata a la Presidencia.
Tanto usted como don Lorenzo hablaron de democracia; mientras Córdova alertó sobre las iniciativas de ley enviadas por el presidente como una amenaza a nuestra democracia, usted aseguró que la 4T ha permitido la “democracia plena” y aboga por las mencionadas iniciativas.
Partamos de la base de que no existe la democracia ideal; sin embargo, existen principios sustantivos sin los cuales la democracia deja de ser. “Los valores últimos en los cuales se inspira la democracia, con base en los cuales distinguimos a los gobiernos democráticos de los que no lo son, son la libertad y la igualdad,” nos dice Norberto Bobbio.
Ahora regresemos a los discursos. Córdova empezó reconociendo que “la justicia social sigue siendo una promesa incumplida” y por ello hemos de entender que en el cumplimiento de la igualdad nos falta un enorme trecho por andar. En contrapartida, afirma que es en el principio de libertad donde hemos avanzado y ve con enorme preocupación que lo conquistado se diluya con: 1) La absorción del INE por parte del gobierno; 2) La desaparición de los organismos autónomos que permiten a los ciudadanos observar y acotar el poder gubernamental; 3) La reforma al Poder Judicial; y 4) Los ataques a la Constitución.
A los tres primeros temas ya me he referido en este espacio; si usted o sus asesores me leen de vez en cuando, sabrán que no estoy de acuerdo con las reformas propuestas por su jefe. Así pues y para no repetirme, permítame dedicar estas líneas a la democracia y a la vulneración de nuestra Carta Magna.
Sobre los que ayer estuvimos en el Zócalo, usted resaltó: “la falsedad e hipocresía de aquellos que hablan o marchan por la democracia, cuando en su momento, promovieron fraudes electorales y nunca vieron la compra de votos.” Si eso es lo que piensa, doctora Sheinbaum, pues ni modo; haga uso de su libertad de expresión.
Solo le recuerdo que don Manuel Bartlett, un importante colaborador de la 4T, fue de los que operó concienzudamente los fraudes electorales. A raíz de esa manipulación tan escandalosa del voto en 1988, distintas fuerzas políticas –hasta el PRI- y la sociedad civil pugnaron y luego lograron la creación del INE.
Usted afirmó ayer que “la transformación pacífica y democrática es un un logro colectivo, (…) con el diálogo y la participación de todos los sectores”. No doctora, la democracia no empezó con la 4T. Así es como hemos vivido las alternancias de poder desde 1994. Por ese entonces, su jefe andaba tomando pozos petroleros y usted realizaba su tesis doctoral; mientras tanto, aquí hubo un nutrido colectivo de mexicanos que lucharon –esos sí pacíficamente- por la democracia.
Después vinieron los organismos autónomos para acotar el hiperpresidencialismo, así como promover la rendición de cuentas y la transparencia; estas últimas como parte de nuestro derecho ciudadanos a saber. Esto es lo que la 4T desea desaparecer, después de haberse servido de ello.
Un último apunte sobre nuestra Carta Magna, doctora Sheinbaum, porque el espacio es limitado.
La Constitución, expresó Córdova, es “es el pacto político que nos hemos dado para garantizar que todos, sin excepción, tengamos cabida en nuestro país, con respeto para nuestros derechos. (…) Es precisamente gracias a esa Constitución que nadie, puede decirle a los demás que aquí no caben.”
Esta idea no es original de don Lorenzo, es la idea de quienes desarrollaron la Constitución y de quienes han velado por ella. Y es esta idea la que la 4T no respeta, ni promueve.
De entrada, ha dejado fuera de todo diálogo o consideración al 47 por ciento de los electores que no votaron por ella; nos ha convertido en enemigos cuando nunca nos declaramos como tales, ni estamos interesados en serlo. Nosotros no cabemos en su concepto de Nación porque usted nos cierra la puerta, nos excluye.
En el gobierno lopezobradorista que usted desea continuar no ha habido diálogo con las mujeres, los pequeños y medianos empresarios, una buena parte de los agricultores, los clasemedieros, los periodistas, los científicos, los enfermos, los creadores artísticos, los intelectuales… La lista es larga.
Hacernos de lado, es negarnos nuestra condición de ciudadanos libres y con derechos. Eso, mi estimada doctora, es contravenir la Constitución. Es negar la democracia.
Le pregunto entonces: ¿quiénes son los hipócritas?
Colaboró: Upa Ruiz uparuiz@hotmail.com
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