Ken Salazar tomó el riesgo. No le importó una nueva nota diplomática, o que en la mañanera de hoy el presidente lo queme en leña verde. Volvió a poner el dedo en la llaga y dijo: si se hace mal la Reforma Judicial dañará la relación entre México y Estados Unidos.
El embajador no termina de entender, como muchos otros, por qué si la coalición gobernante tiene los votos asegurados, hace las cosas a las carreras, como si alguien los persiguiera. No le cae el veinte de que le quieren hacer un regalo de despedida al presidente para que se vaya contento a Palenque.
Lo dicho, dicho está. Salazar dijo que externar su preocupación no equivale a violar la soberanía, se limita a poner sobre la mesa la opinión del principal socio comercial del país. No se trata de envolverse en la bandera, sino de responder inquietudes sin desgarrarse las vestiduras. Hay mucho en juego.
Déficit de información
Que el Poder Judicial, incluida la SCJN, esté en paro es un hecho inusitado, sin antecedentes en la historia del país. Se muestra así la crisis terminal en la que se encuentra uno de los Tres Poderes de la Unión.
Es una mala noticia para todos. Está justo donde el presidente quiere que esté para preparar la estocada definitiva. Nadie duda que la impartición de justicia requiere una reforma, pero dinamitar el andamiaje para comenzar de cero no es una opción atractiva.
Con respecto a la Reforma Judicial hay un serio déficit de información. La población mayoritaria no entiende lo que está pasando, ni sus implicaciones. Algunos recuperan el aspecto de que el “pueblo” vote por los jueces, pero no lo conecta con el fin de la carrera judicial, ni lo que pasará con los jueces que queden en el aire.
193, 612 homicidios
Dicen que un vaso con agua a la mitad puede verse medio lleno o medio vacío, todo es cuestión de quien interprete el dato. Aunque parezca mentira algo similar puede ocurrir con la cifra de 193, 612 homicidios con la que cerrará el actual sexenio.
La gente puede pensar en un baño de sangre, una catástrofe humanitaria, muestra irrefutable de un Estado fallido. En el mismo lapso, un país con una población similar a la nuestra, Japón, tuvo alrededor de dos mil asesinatos y están muy preocupados por esa cifra.
Aquí hay quien lo ve como un dato alentador porque antes estábamos peor. Cuando arrancó el sexenio había 101 homicidios al día y ahora, en el 2024, solo matan a 82 personas cada 24 horas. Menos mal.
La secretaria Rosa Icela Rodríguez ve eso como un avance notable, señal de que el sexenio cierra bien en materia de seguridad. Está a la espera de la ovación.
Iguala y Taxco
El estado de Guerrero siempre da la nota. Hoy destacan dos. La primera es que, en Iguala, en un acto del proceso de entrega-recepción, se agarraron a golpes los escoltas del alcalde saliente del PRI, David Gama y los del alcalde entrante, Erik Catalán, del Verde.
No les importó la presencia de invitados y periodistas, armaron la bronca. Los golpes comenzaron cuando uno de los escoltas trató de desarmar a otro, menos mal que no se desató un tiroteo. Así se llevan.
En Taxco se concretaron los peores augurios. Fue encontrado el cuerpo del periodista Enrique Avilés que se encontraba en calidad de desaparecido desde el mes de junio, cuando cayó en poder de la policía municipal, misma que ya no existe porque fue intervenida por la Guardia Nacional y la policía estatal. El jefe de la policía local anda a salto de mata. ¿Guerrero tiene remedio?
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