Opinión
Los ricos (europeos) también lloran
Fran Ruiz

Los ricos (europeos) también lloran

El problema de las sociedades que se creen superiores moralmente (aunque digan que no lo son o se indignen si alguien insiste en que lo son) es que tienden a ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el suyo. Por eso, a nadie debería extrañar la sorpresa que se llevaron muchos europeos —políticos, periodistas, activistas de ONGs—, acostumbrados a criticar y condenar la corrupción rampante en América Latina y en otras regiones, cuando se enteraron que nada menos que la vicepresidenta del Parlamento Europeo, Dina Kaili, guardaba en su casa miles de billetes de euros entregados por Qatar para que hablara bien del rico emirato.

La joven y ambiciosa política griega se ha convertido en la protagonista del mayor escándalo de corrupción de la UE en las últimas décadas, con tintes de surrealismo mágico por parte de los coprotagonistas, como el padre de Kaili, atrapado “in fraganti” cuando trataba de huir de con una maleta llena de billetes; el líder sindical italiano Luca Visentini, a quien no le tembló la voz a la hora de defender los “derechos sindicales” de los migrantes en Qatar, cientos de ellos muertos en condiciones laborales lamentables mientras levantaban modernos estadios de futbol; o el otro gran implicado, el ex eurodiputado italiano Pier Paolo Panzieri, quien escondía en su casa nada menos que 600 mil euros, llegados directamente de Doha, y quien ostenta cínicamente el cargo de director de la ONG Fight Impunity, dedicada a eso, a combatir la corrupción... de todos, menos de el, visto lo visto.

Como dijo el eurodiputado conservador Jerone Leaners durante el debate sobre la expulsión de Kaili, “es como una mala película de Netflix: hay bolsas de dinero, oficinas y casas registradas, pero no es una película, es la cruda realidad”.

El escándalo de los billetes de euros entregados por los cataríes a la vicepresidenta europea y a sus compinches es la punta del iceberg sobre el juego sucio de las autoridades del emirato del golfo Pérsico, que los mismo fueron generosos a la hora de “comprar” al entonces presidente francés Nicolás Sarkozy y a dirigentes de la FIFA para arrebatar a EU como país anfitrión de la actual Copa del Mundo de Futbol, que son rácanos a la hora de indemnizar a las familias de los miles de trabajadores muertos en la construcción de los estadios, sin las mínimas condiciones de seguridad.

Sobre estas críticas a Qatar de muchos eurodiputados, el 22 de noviembre Kaili respondió molesta que el emirato “es un modelo en derecho laborales” y añadió que su “torneo de fútbol es un ejemplo concreto de cómo la diplomacia deportiva puede conducir a una transformación histórica de un país cuyas reformas han inspirado al mundo árabe”. Luego se fue de paseo adivinen dónde.

Kaili se reunió el 1 de diciembre en Qatar con el ministro de Energía, Saad bin Sherida Al Kaabi: ¿De qué hablaron?

Kaili se reunió el 1 de diciembre en Qatar con el ministro de Energía, Saad bin Sherida Al Kaabi: ¿De qué hablaron?

Qatar News Agency

Tanto elogió no hizo saltar las alarmas a la clase política, sino que fue de nuevo la prensa la que destapó las vergüenzas de los dirigentes europeos, que deben urgentemente revisar sus políticas anticorrupción.

Y entre tanto bochorno, al menos el consuelo de que duerme entre rejas quien no supo conformarse con un sueldo de muchos dígitos y acabó su carrera como una vulgar corrupta cegada por la avaricia.