Durante la contienda por la Presidencia de EUA en 2016, cuando Donald Trump andaba conquistando al electorado, Michelle Obama advirtió que el poder no cambia a las personas, sino que revela su carácter tal cual es.
La frase de la señora Obama viene a cuento por el zafarrancho armado en el Congreso de Nuevo León, derivado del intento de Samuel García por imponer a quien cubrirá la vacante en la gubernatura, mientras él compite por la Presidencia de la República bajo el sello de Movimiento Ciudadano.
Por diferentes subterfugios “legales”, don Samuel intentó colocar en el interinato a Javier Navarro, secretario General de Gobierno, para lo cual infructuosamente recurrió a la controversia constitucional y a consultas al INE y al Tribunal Electoral Federal. ¡Caray!, como si desconociera la Constitución local cuya reforma él mismo promovió, la cual establece como facultad del Congreso designar mediante voto a quien deba de asumir el interinato. El quid del asunto es que el PRI y el PAN tienen mayoría en el Congreso neoleonés y no quieren a Navarro en el cargo.
También recurrió a un juez ¡laboral! para obtener un amparo en el mismo sentido; desde luego, el amparo es improcedente tanto por lo que dice la Constitución local, como porque no es materia laboral. Hace dos días, García reasumió por dos días sus funciones de gobernador, solo para emitir un decreto mediante el cual designaba a Navarro como interino. ¡Uuufff!
Pero como nada de esto le funcionó, el miércoles por la noche alrededor de 200 simpatizantes emecistas ingresaron de manera violenta al Congreso local para reventar la sesión donde se votaría al interino. Ahí estuvieron Miguel Dávila, líder en el municipio de García; Jonathan Torres, operador estatal; y Maycol Torres, secretario de Círculos Ciudadanos. Doble ¡uufff!
Al ver las críticas hacia la maniobra, Samuel García trató de culpar a los líderes del PRI y PAN por haber roto un acuerdo previo, como si eso justificara el troglodita proceder de sus seguidores. Ustedes están muy jóvenes, pero teníamos por lo menos 20 años de no ver zafarranchos como el de Nuevo León.
Finalmente, el Congreso designó a Luis Enrique Orozco como interino para los siguientes seis meses. Cuando la Oficialía Mayor del Congreso fue ayer a notificar a la Consejería Jurídica de la gubernatura sobre la designación, esta última estaba cerrada en horario laboral. No conforme con lo anterior, García sacó un video en el cual afirma categórico “¡No lo vamos a permitir!”, refiriéndose a la designación de Orozco. Argumenta, además, que un priista no puede gobernar Nuevo León, si el voto ciudadano favoreció a MC en las elecciones de 2021. ¿Y la Constitución local? Triple ¡uufff!
Samuel García ha mantenido una ríspida relación con el Congreso, donde PRI y PAN tienen mayoría. Hace un año, se negaba a nombrar a Adrián de la Garza como fiscal General, por haber sido postulado por la oposición y pertenecer a otro partido; tampoco envió al Congreso su proyecto de presupuesto 2023, ni los recursos presupuestales a los municipios. Todo esto ocurría mientras García andaba por Europa en busca de inversiones y López Obrador le refrendaba su respaldo.
Este año, las disputas continuaron. Don Samuel se negaba a publicar en el Diario Oficial los decretos aprobados por el Congreso; retuvo el sueldo de los funcionarios públicos; “inauguró” sin terminar el acueducto “El Cuchillo 2” después de una escasez de agua abrumadora en la entidad; e incumplió con entregar su 2º Informe de Gobierno al Congreso, pues estaba de gira por China y Japón. Mientras tanto, la inseguridad crecía y crecía en la entidad.
En su descargo cabe mencionar que sí echó a andar las tres líneas del metro y tres de las seis carreteras prometidas. La construcción de la megaplanta de Tesla no ha avanzado por la falta de la infraestructura.
Me queda claro que Samuel García puede ser muy hábil en las redes sociales como para conectar con ustedes, las nuevas generaciones; su campaña es y será novedosa, sin duda. Pero eso no lo hace un gobernante responsable, ni capaz, mucho menos respetuoso de las reglas.
Lo que deja ver hasta ahora el emecista es que es muy bueno para el rollo amable, mientras no tenga que hacer frente a otras voces. Ante su incapacidad para dialogar, se vuelve autoritario y bélico. Me pregunto si esta es la forma de “derrotar a la vieja política”, como dice su spot, porque de sus “nuevas formas de hacer política” dejan mucho qué desear.
Ahora les pregunto: si esto es lo que hace en el ámbito de un poder estatal, ¿se imaginan lo que haría con todo el poder presidencial?
Colaboró: Upa Ruiz uparuiz@hotmail.com
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