Opinión

Y seguimos con la salud…

“La Unidad de Salud donde trabajo parece dispensario”, me comenta una doctora cuyo nombre me reservo. Es una médico con especialidad que labora en una de las unidades de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México (SS-CDMX) y que a diario vive el drama de cómo atender a sus pacientes. “Somos el patito feo del Sector Salud”, afirma.

El martes pasado, médicos, enfermeras y administrativos realizaron una manifestación frente a sus oficinas, doctora Sheinbaum; no es la primera vez y, como se ven las cosas, tampoco será la última.

Los problemas del personal de Salud Pública de la capital son múltiples, empezando por sus condiciones laborales. A decir de María Eugenia Méndez, secretaria de Organización del sindicato correspondiente, un gran obstáculo lo representa el doctor Jorge Alfredo Ochoa Moreno, director de Servicios de Salud Pública de la CDMX, de quien piden su destitución.

“Aplica la ley y los reglamentos como quiere,” me comenta doña María Eugenia, pues el directivo “no respeta el escalafón y, en concreto, lo que se conoce dentro del reglamento como ‘movimientos laterales’ ” (Artículo 12).

Dentro de la SS-CDMX suele haber trabajadores con códigos administrativos, quienes después de estudiar una carrera relacionada con la salud, obtener su cédula y pasar un examen, tienen derecho a ese movimiento lateral para ocupar alguna plaza vacante con tipificación de salud. Sin embargo, dichas plazas “se las dan a los candidatos de la autoridad,” señala Méndez.

Aquí otro dato. Pese a sus reiteradas quejas sobre la Clínica Condesa, nada se avanza. La dirección de dicha unidad no permite el acceso a la representación sindical de la seccional 18, a cargo de Ricardo Hernández. En consecuencia, varias plazas y promociones están detenidas. Violación de derechos sindicales, le dicen…

Otro problema es el vestuario y el equipo. Después de proporcionar uniformes de pésima calidad, la autoridad optó por entregar tarjetas (monederos electrónicos) a los trabajadores para que los adquirieran. Al inicio de la distribución ocurrida en 2020, 10 por ciento de las 10 mil tarjetas estaban inservibles, ya sea porque el chip no funcionaba o porque venían en ceros. Al día de hoy todavía hay un rezago de 400 tarjetas inservibles.

Dentro de sus reclamos también está el Centro de Lavandería. Los equipos ya rindieron más que su vida útil, pero cada vez que se descomponen, “los hacen funcionar con curitas”. El problema no es menor porque implica un foco de insalubridad para los pacientes y los trabajadores.

Les preocupa la salud de sus usuarios, particularmente la vacunación infantil. Por la pandemia, las Jornadas de Vacunación se suspendieron y solo se aplicaban las inmunizaciones en las unidades de salud. “Ya se acabó la pandemia, pero no se han reanudado los recorridos por las colonias, ni los cercos por AGEBs, como antes”, me dice la licenciada Méndez refiriéndose a las áreas geo-estadísticas básicas en que se divide la CDMX. Ello permitía llevar un control sobre la cobertura y, en su caso, sobre brotes epidémicos.

A principio de año, la autoridad les informó que, finalmente, llegaron las vacunas; pero como en la canción, no les dicen cuándo las tendrá el personal para aplicarlas. El esquema básico está incompleto, provocando que aproximadamente el 40 por ciento de la población infantil usuaria quede rezagada en su inmunoprotección. “No hay continuidad”, se quejan.

Este es el sentir del personal de salud, doctora Sheinbaum. No solo es respetar sus derechos laborales, sino también ser recíprocos con ellos, quienes durante la pandemia se la rifaron por todos nosotros y perdieron a 300 compañeros.

A ver si entre gira y gira de promoción para su candidatura presidencial, tiene usted tiempo de echarle un ojo a los servicios de salud que se brindan a la población de escasos recursos de la capital, doctora Sheinbaum.

Porque, la verdad, cada vez estamos más lejos de Dinamarca…

Colaboró: Upa Ruiz uparuiz@hotmail.com

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