Opinión

SEP, algunos pendientes

La designación de nuevo titular de la SEP ofrece la oportunidad de reflexionar sobre el estado que guarda la educación básica (EB). He aquí algunas observaciones:

1- El sistema educativo de México es el séptimo más grande del mundo: en educación básica (inicial, preescolar, primaria y secundaria) tiene 23, 877, 880 alumnos; 1, 212, 318 docentes y 224, 514 mil escuelas.

Salón de clases en México

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Cuartoscuro

2- Tiene un aparato poderoso y centralizado de gestión cuyas agencias principales son la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Sindicato Nacional de trabajadores de la Educación (SNTE).

3- Aunque la Ley General de Educación determina que a la educación debe dedicarse el 8% del PIB, nunca se ha cumplido ese requisito y el presupuesto educativo real es de 3.0%.

4- En la distribución interna de los recursos existe una distorsión: la mayor cantidad de ellos se canaliza hacia programas de becas, en detrimento de la inversión en los temas sustantivos como son formación inicial y continua de docentes, materiales y equipo educativo, programas de estímulos al desempeño, etc. Los programas de becas prácticamente no tienen reglas de operación, no se vinculan operativamente a factores educativos (como podrían ser la permanencia o el desempeño del alumno) y desatienden resultados de investigación sobre el impacto de las becas, como el estudio de Rafael de Hoyos (“Las becas y el derecho de aprender”, en Nexos, mayo 2019)

5- La educación básica de México ofrece servicios de calidad mediocre: a lo largo de los últimos 20 años: los bajos resultados de aprendizaje: en las evaluaciones en Lengua y Matemáticas un alto porcentaje de los alumnos examinados en sexto de primaria y tercero de secundaria obtiene calificaciones insuficientes o mínimas.

6- Cuenta con un aparato de formación inicial de docentes (escuelas normales) con muchas deficiencias: carece de una base legislativa flexible, es administrativamente centralizado y rígido, sufre carencias crónicas de recursos, etc.

7- En este sexenio, el ingreso a la profesión docente se hace no por medio de concursos de oposición o evaluaciones de otro tipo, sino con “pase automático”. El SNTE ha inventado la expresión “basificación” como un eufemismo para encubrir el acceso libre de exámenes al ejercicio de la profesión.

8- No hay ningún sistema para evaluar la práctica docente y diseñar los programas de actualización.

9- Dado que el presupuesto restante (una vez sustraído el monto de las becas) es pequeño, algunas funciones y programas se ven afectados por falta de recursos; por ejemplo, se castiga el financiamiento de las escuelas normales, la formación continua de docentes, los programas de estímulos al trabajo docente, los servicios educativos dirigidos a las poblaciones más pauperizadas, como los indígenas, la población rural más desposeída (atendida por CONAFE), la educación especial, la educación para migrantes, etc.

10- La calidad de los servicios educativos es diversa, en parte debido a factores externos y en otros casos por desigualdades de calidad de los servicios que se ofrecen. Está comprobado que el éxito escolar de los alumnos se relaciona directamente con el estatus social de su familia de origen (aunque hay excepciones notables). De tal forma que alumnos que provienen de familias pobres suelen obtener calificaciones más bajas que aquellos que pertenecen a familias de mejores ingresos.

11- El cuidado de la infraestructura de los planteles pasó de manos de una agencia especializada (INIFED) a manos de los padres de familia mediante el programa, creado por el actual gobierno llamado La escuela es nuestra.

12- La llamada Nueva Escuela Mexicana ha sacudido al sistema y creado un enorme desconcierto entre los docentes. Se trata de una reforma sofisticada cuya operación es compleja, por tanto, su aplicación debió sustentarse en un vigoroso programa de capacitación de los docentes, cosa que no se hizo y se intentó suplantar ese programa con comunicaciones periódicas de los directivos de la SEP con los Consejos Técnicos Escolares (CTE) que han sido un fracaso.

13- Ante esta situación los profesores, en innumerables casos, ante la incomprensión de la nueva metodología, acuden a cualquier recurso para continuar su labor docente (suelen apoyarse en libros de texto de años anteriores, repiten el plan de estudios de 2017, inventan visitas aisladas a la comunidad para cubrir el expediente, etc.). reina en las escuelas una atmósfera de incomodidad, insatisfacción y malestar.

14- Es, por tanto, recomendable que una primera medida del nuevo gobierno sea realizar una evaluación nacional, sistemática, de la operación de la Nueva Escuela Mexicana (para identificar sus éxitos, sus deficiencias y sus fracasos). A nuestros amigos lectores les recomiendo la lectura del libro, Al borde del abismo (Grijalbo) coordinado por Gilberto Guevara Niebla y José Navarro Cendejas.

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