Opinión

Septiembre, mes de gritos

Los programas sociales, comenzando por el de apoyo a los adultos mayores, y el control de la narrativa a través de las conferencias mañaneras, fueron a lo largo del sexenio los soportes del gobierno de López Obrador que está por terminar. Su estilo personal también incluyo intimidar a las principales figuras de la oposición con investigaciones de sus cuentas bancarias en el país y en paraísos fiscales como Bermudas, Islas Caimán o Andorra, por citar algunos de los más solicitados por políticos del pasado reciente cuyo patrimonio real no concuerda con sus ingresos reportados.

El presidente Andrés Manuel López Obrador en su conferencia mañanera desde Palacio Nacional

El presidente Andrés Manuel López Obrador en su conferencia mañanera desde Palacio Nacional

Cuartoscuro

¿Cuál es su balance final de este sexenio? A pesar de entregar malas cuentas en materia de seguridad, salud, educación, promoción de la ciencia y la cultura la coalición oficialista le dio una paliza a la oposición que todavía anda atarantada por la contundencia del golpe.

Los ciudadanos votaron por Morena porque su prioridad es seguir recibiendo el dinero de los programas sociales, lo demás es lo de menos. Incluso en plazas donde la inseguridad está fuera de control, como Chiapas y Guerrero, los votantes dejaron en claro que lo primero es el dinero para adultos mayores, madres solteras, niños, discapacitados, jóvenes de preparatoria. Si el gobierno falla en brindarles seguridad, ni modo. Lo que llevó a la gente a las urnas son los depósitos de los programas sociales y no tener a la vista una opción confiable.

La victoria en las urnas le permite al gobierno emprender septiembre, el último mes de la administración, con una aplastante mayoría en el Congreso con lo que puede pasar las iniciativas contempladas en el Plan C varias de las cuales requieren de cambios constitucionales. La Carta Magna como la conocemos hoy no será la misma que habrá en el país a finales de septiembre.

Como llegamos al final del sexenio muchos amarres se sueltan para buscar nuevos acomodos. Solo durante los primeros quince días de agosto se registraron en el país mil 95 asesinatos. Sí, leyó usted bien, 1095 homicidios en un par de semanas. Llama la atención y preocupa la falta de autocrítica. Los mandos morenistas dicen que la estrategia de la 4T contra la criminalidad funciona bien porque se están atacando las causas, lo que no suena nada mal. Para cuando las causas se resuelvan no quedará nadie para celebrarlo.

Además de las turbulencias en el Congreso, donde la coalición oficial hará valer su mayoría y del problema de la violencia nunca resuelto, ya hay un diferendo grave con Estados Unidos que se ahondará día tras día. EU ya tiene en su poder al Mayo Zambada que es la enciclopedia viviente del narco en México, una suerte de Wikipedia de la sierra entre Sinaloa y Durango. El gobierno norteamericano dosificará la información que le saque al Mayo según sus intereses políticos coyunturales, porque nadie debe perder de vista que hay en Estados Unidos una campaña política en curso, uno de cuyos ejes principales es la frontera con México y el tráfico de fentanilo que es un asesino serial en suelo norteamericano.

Esta misma semana, mientras Kamala Harris, asegura la nominación demócrata en Chicago, Donald Trump visitará la frontera con México y sostendrá un largo encuentro con agentes de la Patrulla Fronteriza. Dirá de todo, comenzando por el amago de la deportación más grande de la historia, que es una de las frases consentidas de su campaña. La relación con Estados Unidos es una pesadilla para el gobierno de la 4T, pero todo México está en ascuas. AMLO cerrará a tambor batiente. Septiembre será, en consecuencia, un mes de muchos gritos.

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