Celebro que a usted le interese que México viva en un ambiente de gobernabilidad, tema muy complejo al cual el inquilino de Palacio Nacional no ha puesto mayor atención.
Empecemos por ponernos de acuerdo. La gobernabilidad “se manifiesta cuando existe un estado de equilibrio en el ejercicio del poder político derivado de la solución de demandas sociales y la capacidad de los gobiernos de atender éstas de forma eficaz, estable y legítima” (Bobbio, N., Sistema de Información Legislativa). Lamentablemente no es el caso de México.
Por más que se diga en las mañaneras, lo cierto es que la 4T ha sido ineficaz en atender las demandas sociales. No es que los gobiernos del PRI o del PAN hayan enfrentado idealmente los problemas de la sociedad; lo que saca ronchas es que la 4T ha menospreciado muchas de las demandas sociales. Los ejemplos más dolorosos han sido la desatención a los niños con cáncer, el mal manejo de la pandemia y la indiferencia hacia los feminicidios. Los tres costaron muchas vidas.
Podría citar otros ejemplos, pero el espacio es corto. Así que pasaré a una de las demandas sociales más sentidas: la inseguridad.
De acuerdo con el Índice de Paz Global 2022, el cual mide la ausencia de violencia, México ocupa el lugar 136 de un total de 156 países; para que nos entendamos, nuestro país se codea con naciones africanas en constantes guerras civiles. Aun cuando no sufrimos conflictos bélicos internos, ni externos, nuestra tasa de homicidios dolosos es de 25 por cada 100 mil habitantes, lo cual nos ubica en las mismas condiciones que un país en guerra. Me dirá usted que la 4T ha disminuido el número de homidicios dolosos; pues sí, pero después de un alza los primeros años y, ahora, el decremento es mínimo: en 2021 ocurieron 35 mil 700 y en 2022 fueron 32 mil 323, lo cual arroja una baja del 9.5 por ciento. No es de extrañar que 61 por ciento de la población se sienta insegura en la población que habita (INEGI, 2023).
Espero que usted, durante su campaña, sí haga explícita su estrategia de seguridad; es decir, no solo los objetivos, sino cómo piensa alcanzarlos. El actual mandatario nunca lo hizo más allá de la conocida frase coloquial.
¿Qué hará usted para combatir al crimen organizado, desde los grandes cárteles, hasta las bandas menores que dependen de ellos? Perdóneme el cinismo: si solo se dedicaran a las drogas, como lo hicieron en los años 80s y 90s, pues como quiera no representarían una amenaza tan grande para la vida diaria de la población. Las bandas menores, además de las drogas, el secuestro, la trata y el huachicol, asuelan a los sectores productivos de prácticamente todas las ciudades, cobrando el derecho de piso y controlando bienes y servicios, desde el transporte público, la producción de alimentos y la distribución de los mismos. ¿Cómo va a desarmar usted tantas “unidades de negocio” que significan tantas ganancias?
Me pregunto si usted va a seguir con la misma tónica de dejar el combate a la delincuencia en manos de la Guardia Nacional. El lunes pasado expuse aquí los pocos resultados de la GN en 2023, según el censo del INEGI. Hacia abajo, no se ve que la Guardia se coordine bien con las policías estatales, ni con las policías de investigación de las fiscalías locales. Hacia arriba, y todavía más preocupante, es que uno lee los correos de SEDENA con una gran cantidad de información precisa sobre los “generadores de violencia” como ahora le dicen a los malandros, y tampoco se ve que dichos datos de inteligencia hayan derivado en arrestos.
La 4T ha aumentado muchísimo el presupuesto a la GN (104 mil millones de pesos en 2023 y 170 por ciento más para 2024); aún así, México es el país de la OCDE que menos gasta en seguridad como parte de su PIB (0.63 puntos), mientras que Chile eroga casi el triple y Costa Rica el cuádruple. Y estas dos naciones no tienen el problema de crimen organizado que nosotros sí.
Los ciudadanos le agradeceríamos más que, en vez de buscar la antidemocrática reforma al Poder Judicial para elegir ministros por voto directo, se abocara usted a trabajar en una propuesta que obligue a la GN a ser “rentable” en términos de seguridad, así como poner atención a las fiscalías estatales y sus ministerios públicos, a fin de disminuir la violencia y la impunidad en el corto y mediano plazos, pasando por el combate a la corrupción en los cuerpos de seguridad.
Eso sí sería una forma de caminar hacia la paz de México.
Lo demás sería choro mareador.
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