La pandemia arrojó al mundo a la acelerada reivindicación de la salud y a la salud emocional, específicamente como elemento de política púbica. Sin embargo, aún hay mucho por desear y construir.
Junto a la violencia familiar y de género, se elevó cinco veces el número de reportes recibidos por el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la capital nacional relativos a suicidio en los meses más álgidos, particularmente en personas menores de 18 años.
Si bien el nuestro está lejos de ser un país “suicida”, si nos atenemos al hecho de tener la mitad del promedio mundial de incidentes en tasa por cien mil, incluso con el aumento de incidencia registrada en los últimos seis años, la determinación política a favor de la salud, en dirección de una Dinamarca emocional debe generalizarse en el 2025 si se trata de convertir la hegemonía de la 4T en beneficios tangibles e intangibles para todas y todas.
Un camino se ha iniciado ya en la CDMX. La UNAM, las autoridades de salud y el propio Consejo ya participan. El suicidio puede prevenirse si colocamos comunitariamente al bienestar mental en el centro de la acción pública y privada.
Ya en el siglo II D.C. el poeta romano Décimo Junio Juvenal escribió en la línea 356 de la Sátira X: "Orandum est ut sit mens sana in corpore sano” (debemos orar por una mente sana en un cuerpo sano). Y la salud mental debe ser objetivo general de política pública en un diálogo contemporáneo con las y los jóvenes y todos los grupos etarios. Hacia allá han comenzado a apostar tanto Claudia Sheinbaum, la presidenta electa, como Clara Brugada dentro de la lógica incluida en el sistema de cuidados establecido por la constitución local e impulsado en algunos de los diálogos sostenidos con la Jefa de Gobierno electa por diversos actores después de la elección del 2 de junio.
En la víspera del Día Mundial de la Prevención del Suicidio, este 10 de septiembre, las historias de 8 mil 837 suicidas —326 en la CDMX— nos impactan: escuchemos, identifiquemos, acompañemos y prevengamos el riesgo de más muertes a causa del remolino pernicioso de la depresión profunda anticipando el riesgo. Incluso estemos preparados para distinguir la sonrisa homogénea detrás de la cual se esconde la tierra movediza de la angustia autodepredadora.
Entre 2019 y 2023 hubo un incremento de 22.3 por ciento en los casos registrados por el INEGI. La tasa pasó de 5 a 6.5 por cada 100 mil habitantes. Es casi triplicada por Estados Unidos, que según las estimaciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades tiene una tasa de 14.8.
En la capital gobernada por Martí Batres, al día se registran 0.8 suicidios —lejos del promedio mundial— y la tasa por cada 100 mil habitantes es una de las más bajas del país: 3.6, mientras en Guerrero es de 2. Yucatán y Chihuahua tienen los registros más altos con 14.6 y 14.2.
Con Brugada habría un programa con atención especial a problemas de ansiedad, depresión y prevención del suicidio con cuidados centrados en niñas, niños, adolescentes, mujeres y personas adultas mayores, al cual busca adherirse el Consejo Ciudadano como parte de su esfuerzo hacia una comunidad cambiante en sus sorpresas respecto de los orígenes, duración e ideación de las emociones no precisadas adecuadamente.
La exalcaldesa de Iztapalapa impulsó Casas de Salud Preventiva en las Utopías, y con Sheinbaum se inició en los Pilares un esquema territorializado de atención emocional. También, incipientemente, comenzó “Cuencos de las Emociones” en el paradero de Metro Constitución de 1917, para apoyo psicológico.
En el Consejo Ciudadano de la Ciudad de México impulsamos el programa DISÍ a la Vida en el 55 5533 5533. Entre 2019 y este año, más de 30 mil 600 personas han procesado ideación, planeación o tentativa. Escuchar. Acompañar.
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