El caso del fiscal de Morelos, Uriel Carmona exhibe los alcances de una política vengativa.
Lo cercaron por todos los ángulos, lo encarcelaron, le inventaron delitos graves, le amplificaron fallas menores y finalmente el Poder Legislativo le retiró el fuero tras una actitud de “acoso y derribo” invisible en otros casos de patente y mayor gravedad.
Aunque el desafuero “ se sustenta en acusaciones formuladas por la Fiscalía General de la República (FGR), la cual señala que Carmona Gándara asumió el cargo en 2018 sin cumplir con los requisitos legales y constitucionales obligatorios, incluyendo la inactividad en el Registro Nacional de Personal de Seguridad Pública, así como la falta de evaluaciones de control y confianza necesarias” y “… haber nombrado a fiscales especializados sin que éstos aprobaran exámenes de control de confianza”, la materia es otra.
Todo esto no es sino un recurso de cacería. Como no pudieron desaforarlo debido a la políticamente incorrecta clasificación de un homicidio cometido en medio de una parranda de órdago, le fincaron el encubrimiento de un feminicidio.
Como eso tampoco fue suficiente para mantenerlo preso (entraba y salía como hueso de lavativa), la hallaron delitos burocráticos, como los exámenes de control de confianza o inscripciones en el Registro Nacional de Personal de Seguridad Pública.
Él ha esgrimido en su defensa otra versión del origen de la persecución orquestada inicialmente por la aferrada señora Ernestina Godoy quien ayer todavía (a la hora de cerrar estas líneas), luchaba con uñas y dientes por seguir en el cargo de Fiscal de la Ciudad de México. Bendita IV-T.
Esa versión pasa por las indagatorias de su fiscalía contra el delantero de la IV-T, el futbolista Cuauhtémoc Blanco, a ratos gobernador de Morelos.
En noviembre del año pasado se publicó en varios medios una alusión a las irregularidades de Carmona en el cargo: SDP dijo:
“…Las acusaciones que Claudia Sheinbaum hizo por encubrir el caso de Ariadna Fernanda, no se tratan de las únicas por irregularidades que se han vertido en contra de Uriel Carmona.
“Semanas atrás, se dio a conocer que la Secretaría de Marina tiene una investigación en contra del fiscal de Morelos, pues se le señala de tener vínculos con el crimen organizado.
“Fue por medio del hackeo de Guacamaya, que se filtró la existencia de la indagatoria por presuntos nexos con el grupo criminal de “Los Rojos”.
“Ante ello, Uriel Carmona rechazó todo.
“…De la misma forma, a inicios de este año protagonizó un conflicto con el gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, luego de que éste apareciera fotografiado con líderes del cártel “Guerreros Unidos”.
“Por lo anterior, el fiscal Uriel Carmona inició una investigación en contra de Cuauhtémoc Blanco e incluso anunció que citaría a declarar al gobernador”. Nomás le faltó llamar a Lucy Meza.
Obviamente mucho de lo anterior resulta, a todas luces, más creíble.
La adopción de la fiscalía de la ciudad de México del caso de la joven Ariadna, asesinada en un departamento de la capital en una fiesta privada de tres personas, le permitió a la fiscal Godoy colaborar con su jefa, la ahora precandidata señora Sheinbaum, así fuera atropellando la ley para punir al encubridor de tan horrendo feminicidio y aportar una heroica intervención en un caso de feminicidio, bandera conveniente en una campaña presidencial, sobre todo cuando no las traía todas consigo en la opinión de las organizaciones feministas. Bueno, ni el grupo “Atenea”.
Hoy los antecedentes (de UC) pasan a segundo plano. Cuauhtémoc Blanco no tendrá por ahora más preocupaciones; Ernestina Godoy repetirá sus mensajes de felicitación a los diputados por el desafuero de ayer, mientras indaga quién conspiró en contra de su inexplicable apego al “hueso”.
Carmona seguirá en los vericuetos de abogados, jueces, amparos, impugnaciones, negativas. Y en la mente de algunos resonarán las palabras de sus abogados: a Uriel lo quieren muerto.
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