La Primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe llegó a su fin luego de una semana de trabajos entre cardenales, obispos, religiosos y laicos, de manera presencial y virtual, y dio a conocer 12 puntos conclusivos que encierran los principales desafíos de la Iglesia local, y que fue elaborado por dos grupos, el primero sintetizó y redactó las propuestas de los participantes sobre distintos temas y el segundo enfocó su análisis con mayor discernimiento.
Las propuestas de esta Asamblea tienen por objeto revitalizar el documento de la reunión de Aparecida, en Brasil, a la que asistió el Papa Francisco cuando era cardenal de Buenos Aires, y que propone una Iglesia misionera y en salida favoreciendo, principalmente, a los grupos marginados y de las periferias.
Los participantes reconocieron que este fue un primer paso sinodal en el que dieron especial relevancia a la escucha de la gente, participante o no de esta reunión, a fin de trabajar en una Iglesia horizontal e incluyente en todos los sectores de la sociedad, y aceptar con humildad las críticas e incluso, pedir perdón cuando se han cometido faltas.
Los 12 puntos que aprobaron, como desafíos de la Iglesia en América Latina, son:
Reconocer el protagonismo de los jóvenes en la comunidad eclesial, y en la sociedad como agentes de transformación.
Acompañar a las víctimas de las injusticias sociales y eclesiales con procesos de reconocimiento y reparación.
Impulsar la participación activa de las mujeres en los ministerios, las instancias de gobierno, de discernimiento y decisión eclesial.
Promover y defender la dignidad de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural.
Incrementar la formación en la sinodalidad para erradicar el clericalismo
Promover la participación de los laicos en espacios de transformación cultural, político, social y eclesial
Escuchar el clamor de los pobres, excluidos y descartados.
Reformar los itinerarios formativos de los seminarios incluyendo temáticas como ecología integral, pueblos originarios, inculturación e inculturalidad y pensamiento social de la Iglesia.
Renovar, a la luz de la palabra de Dios y el Vaticano II, nuestro concepto y experiencia de Iglesia Pueblo de Dios en comunión con la riqueza de su ministerialidad que evita el clericalismo y favorezca la conversión pastoral.
Reafirmar y dar prioridad a una ecología integral en nuestras comunidades, a partir de los cuatro sueños de Querida Amazonia.
Propiciar el encuentro personal con Jesucristo encaminado a la realidad del continente.
Acompañar a los pueblos originales y afrodescendientes en la defensa de la vida, la tierra y las culturas.
Antes de dar a conocer esta lista de prioridades, el cardenal guatemalteco, Álvaro Ramazzini señaló que la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe nos recuerda que somos instrumentos de Dios y que se debe ver al horizonte con esperanza.
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