El historiador israelí Yuval Noah Harari explica que descendemos del homo sapiens. Pero cada vez que veo a Donald Trump encuentro en él muchas características de Neandertal. Es grande, primitivo, hace muecas animalescas, muestra los dientes, no posee mentón desarrollado. Se reconoce, sin embargo, que el cráneo de los neandertales era muy grande y que, por lo tanto, fueron inteligentes y capaces de resolver problemas. A Trump lo descubro tosco y demencial. Sin embargo triunfó en las primarias y derrotó a la también republicana Nikki Haley, mucho más moderada y aterrizada. Otra vez reinicia la pesadilla: Joe Biden contra Donald Trump en las elecciones presidenciales. Por una lado, apunta hoy el “New York Times”, el diario que López Obrador calificó de pasquín, los psicólogos dicen que el enfrentamiento electoral de Biden y del Neandertal naranja (esto último lo digo yo) preocupa a los estadounidenses. Los inquieta a ellos y todos los demás personajes que habitamos el planeta. ¿Por quién votarán ahora los seguidores republicanos de Nikki Haley, por Trump? Muchos, apunta el “Washington Post”, deseaban que con Nikki Haley se renovara el partido. Sin embargo, en una encuesta realizada en la Universidad de Quinnipiac, la mitad votará por Donald Trump, el hombre que azuzó a un grupo de insumisos (de cavernícolas) a tomar el Capitolio durante la pasada votación presidencial, en la que ganó Joe Biden.
De la otra mitad de simpatizantes republicanos algunos se encuentran hartos de Trump y de sus desplantes, otros confían en que se podría contar con una suplente de Nikki Haley o que un candidato independiente apareciera con propuestas diferentes a las de Trump y a las de Biden. Acaso, dice una mujer mayor, un tercer partido (sic) pudiera proponer a alguien como Robert F. Kennedy Jr.
Otro encuestado, de 31 años, afirma que si el Partido Republicano sigue apoyando a Trump, nunca más votará por los republicanos.
Todos los encuestados, todos seguidores de Nikki Haley , se oponen a Trump y a Biden. A Trump lo consideran un demente, mete patas y grosero; a Biden lo encuentran senil. Trump tampoco es un jovencito, nació en junio de 1946, es decir tiene o tendrá pronto 77 años, Joe Biden es de noviembre del 42, cuatro años mayor que la furia naranja.
En fin, no todo está dicho, aunque Trump le haya ganado a Haley, todavía tendrá que enfrentar problemas a largo plazo frente a votantes moderados y que no tienen partido político.
El panorama mundial no es agradable. En Haití, el país más pobre de América Latina y el Caribe, se ha producido una espiral de violencia y de fuga masiva. Muchos llegan a México y, por cierto, aprenden rápidamente a hablar español.
La guerra en Medio Oriente no pacta tregua entre Israel y los miembros de Hamas que controlan la franja de Gaza. Desde el 7 de octubre del 2023, todo lo que ha ocurrido es una atrocidad.
Vladimir Putin arrecia su arremetida contra Ucrania, pretende reelegirse como presidente de Rusia, cuando todos sabemos que ha mandado matar a sus opositores. El último fue Alekséi Navalni. Por cierto, y aunque diga que prefiere dialogar con Biden y no con Trump, también es conocido que, tras los triunfos del desaforado hombre naranja, se halla Putin.
África también sufre diversos problemas políticos, climáticos y de pobreza, que ya trataré, porque nada humano no es ajeno. Un espejo con el reflejo de cada uno de nosotros se alza en todos los confines del globo terráqueo. No lo olvidemos.
¿Y México? 2024, año de las elecciones. ¿Serán realmente libres? ¿No habrá irregularidades que ya el INE, al que el presidente quiere bajo su control, había vencido? Yo creo que las habrá y muchas. Las mismas encuestas, que dan el mayor porcentaje de intención de voto a Claudia Sheimbaum, parecen estar amañadas. No digo que no sea cierto que los mexicanos de lugares remotos conocen más a la “criatura” de López Obrador, como la llama Marco Levario Turcott de la revista Etcétera, que a los candidatos de la oposición, pero supongo que Morena y Sheinbaum han metido sus manitas en las casas encuestadoras. Sino lo han hecho en todas, en varias, sí.
El artículo de Pablo Hiriart de hoy miércoles en “El Financiero” es aterrador. Después de haber realizado una acuciosa investigación en Sinaloa, Hiriart afirma que:
“El crimen organizado le dio a Rubén Rocha Moya no sólo la gubernatura de Sinaloa, sino también una mayoría en el Congreso.”
“Fue así como pudo tomar el control del Poder Judicial de la Fiscalía del Estado, desaforar a los alcaldes de Mazatlán y Culiacán, obligar a la renuncia de los ediles electos, de candidatos, amedrentar a la prensa y poner su pie en el cuello de rivales políticos con carpetas de investigación.”
¿Debo agregar que Rubén Rocha Moya pertenece al Movimiento Regeneración Nacional (Morena)? Hace unos días, le pidió al presidente de la república “hallar una curvita en la ley” para reelegirse, pero tachó al mandatario de “maderista”. Ya saben “sufragio efectivo no reelección”.
“Los cárteles se portaron bien”, dijo Andrés Manuel López Obrador cuando ganó Rocha Moya la gobernatura. Desde luego, fueron buenos muchachos .
Nadie puede contar con elecciones limpias en este país. El Crimen Organizado se aparece en todas partes y además hace política. Eso es lo que hemos venido a saber los mexicanos. Entonces, cómo no temer el resultado de las elecciones del próximo junio? Simplemente, el “embarazo” de urnas a favor de la candidata de Morena.
¿Y si gana la oposición? Mi candidata es Xóchitl Gálvez, como lo es también de toda la gente queme rodea. ¿Habrá violencia, el presidente no lo permitirá? Su maderismo es pura pose. Hizo todo lo posible por crear un camino para la reelección, nos queda claro eso, lo demás es una desagradable sensación de incertidumbre.
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