Se veía venir. Después de la declinación del PVEM en Coahuila, la del PT era inminente.
Manuel Velasco dejó tirado en la cuneta a Lenin Pérez y Alberto Anaya abandonó a Ricardo Mejía, que se dice a sí mismo el Tigre.
Las declinaciones no acercan a la victoria al candidato de Morena, Armando Guadiana, en la elección para gobernador, pero sí establecen reglas draconianas de la 4T para el 2024.
En esta lógica, los candidatos presidenciales del Verde y del PT, el propio Manuel Velasco y Fernández Noroña, respectivamente, declinarán a favor de la corcholata que gane la encuesta de Morena. Ese es el plan.
El operativo en el estado fronterizo deja heridas abiertas y resentimientos al alza. Ricardo Mejía ya dijo que él seguirá, aunque sea solo, deambulando por Coahuila hasta el día de la jornada electoral.
El fantasma de la impunidad
El gobierno sigue sin encontrarle la cuadratura al círculo en el caso de los normalistas de Ayotzinapa. El fantasma de la impunidad se materializa.
Que un juez federal haya exonerado al ex alcalde de Iguala, José Luis Abarca, conmocionó e indignó a los familiares de los desaparecidos. No podía ser de otra manera.
Por esa razón el subsecretario Alejandro Encinas reaccionó rápido. Dijo que el proceso fallido lo organizó la SEIDO en el 2015, pero que hay uno diferente que sigue abierto, realizado por la Unidad Especializada en Investigación y Litigación del Caso Ayotzinapa por desaparición forzada.
La fragilidad de las acusaciones inquieta. La investigación ha dado un paso adelante y varios atrás. Hoy día nada asegura que se conozca la verdad y pueda haber justicia.
¿Tregua o rendición?
Ante la violencia desatada contra las madres buscadoras que son eliminadas cuando se acercan a descubrir la ubicación de los restos de sus seres queridos; un grupo de ellas, agrupadas en el colectivo 10 de marzo, pidió un pacto con las bandas criminales para que les permitan buscar en paz.
La petición se tomó como un gesto de desesperación, comprensible ante su vulnerabilidad y la falta de apoyo de las autoridades en todo el país. Si los servidores públicos ni las ven ni los oyen, tal vez los criminales les hagan caso.
El asunto parecía destinado a salir rápido de los reflectores, hasta que el presidente López Obrador lo recuperó. No solo eso, se mostró de acuerdo en buscar la tregua para encontrar la paz.
El gesto duró hasta que se conoció la condición de los carteles para dar paso a una tregua: retirar al Ejército de las calles y regresarlos a sus cuarteles.
Delia Quiroa, del colectivo 10 de marzo, fue quien puso la condición sobre la mesa. No queda claro si quieren una tregua o una rendición.
Comalapa, tierra de nadie
Las condiciones de seguridad se deterioran día con día en el estado de Chiapas.
Con el gobierno estatal omiso, los municipios han comenzado a alinearse entre algunos de los múltiples grupos armados que operan en la entidad, convertida en un polvorín.
El caso de la comunidad de Frontera Comalapa lo ilustra. Se trata de un territorio que se disputan células de bandas criminales ocasionando el desplazamiento de miles de personas que huyen de la violencia ante la ineficacia de las autoridades.
Un contingente de dos mil elementos de las fuerzas federales, entre soldados, agentes de la Guardia Nacional y de la Fiscalía están en las goteras trata de tomar el control de población pero no han podido, ni siquiera, entrar.
Los pobladores que se quedaron están siendo reclutados para bloquear el paso de las fuerzas federales, en una suerte de leva inmediata para cerrar los accesos. El choque puede ocurrir en cualquier momento.
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