Opinión

¿Es tolerable negarse a cumplir la ley y omisión no hacerla cumplir?

Justo para ese mismo jueves 8 fue reportado viralmente el extravío de un perrito llamado MATEO que escapó a su “paseador” por la zona del Bosque de Chapultepec-CDMX, concretamente a la altura del Parque Rosario Castellanos. Se trataba de un Dálmata con pocas manchas y con la peculiaridad extra de tener uno de los ojos de color azul. Fácil de distinguir, entonces, y muy querido por su tutora, a grado de no sólo ofrecer una muy alta recompensa por su devolución, sino que para su intensa búsqueda incluyó un Tik Tok muy conmovedor donde ella, María de la Parra, rogaba a llanto pleno que se lo regresaran, curioso, dando por un hecho que se encontraba vivito y coleando como fue el caso… uno más de perro extraviado por un “paseador” del que la referida no proporcionó señas, para en la vida contratar sus servicios. En fin, que como en muy pocas ocasiones similares resultó que quien lo había rescatado de las calles GAD ya había lo había reportado en sus RRSS para ver si alguien lo conocía. Fue así como corriendo por la Internet tal información, antenoche la historia terminó bien, de lo que me enteró mi queridísima Zu Roldán, peeeero, se presta a regaño. Primero, porque aún tan amado el lomito no portaba placa de identificación (sus par de hermanitos al parecer tampoco) y dos, porque seguramente la seño es una más de la impresionante cantidad de personas que contratan ese tipo de servicio sin más investigación, condiciones o averiguación que lo que les ofrecen, claro, hasta que tienen broncas por muerte o extravío, que es cuando se toman la molestia de indagar a quien (persona moral o física) le estaban dejando sus perrhijos y que ya sea como colaboradores o por iniciativa propia ofertan el servicio sin preparación, sin compromiso, sin los cuidados que exige la práctica y sin tenerse presente que México cuenta con una Norma Oficial Mexicana para cumplir y hacer cumplir obligaciones y derechos al respecto y que ahora, para mejor, se complementa con la o-bli-ga-ción de estar empadronados en un Registro que expide el gobierno capitalino a través de la Agencia de Atención Animal (AgAtAn), punto importantísimo que para mi sorpresa se niegan a cubrir unos y otros a pesar de estar indicado por ley. De lo anterior me enteré gracias a la nota del compañero Jorge Aguilar que para el mismo jueves del extravío de MATEO publicó aquí en La Crónica la nota por la que nos enteró sobre la negativa a registrarse de quienes por ello prestan i-rre-gu-lar-men-te el “servicio de paseadores” sin supervisión ni restricción alguna, alegando… ¡caray!... que esa ley es opcional (¡!), y como además no hay personal ni recursos suficientes ni en la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT) a cargo de @mariana_boy ni en la Brigada de Vigilancia Animal de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (¡OJO don @PabloVazC) para vigilar el cumplimiento de la normatividad, menos aún personal capacitado en las alcaldías o de carácter federal por aquello de la NOM, tenemos que lo que el poder legislativo dictamina y vota a favor de los compañeros animales es una verdadera burla para quien debe obedecerlo y también para la ciudadanía a la que ignorar la ley no la exime de cumplirla…

Hay mucho más para extenderme sobre EL TEMA, pero ya no espacio. Continuaré a la primera oportunidad.

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