Opinión

Tribalismo y polarización

La polarización no es precisamente la división de opiniones en un grupo o en una sociedad. De hecho, ninguna sociedad es monolítica en cuanto a sus ideas, creencias, ideologías e intereses. En la sociedad moderna se ha profundizado la diversidad. Esa diversidad en ocasiones se expresa de manera organizada en grupos cuyos individuos se identifican con algo que los cohesiona y eso en sí mismo puede ser un bien. La tolerancia a esa diversidad y el entendimiento entre los que son y piensan diferente es un signo de civilización.

Cuando se habla de polarización se hace referencia más bien a un estado en el que esas diferencias de opiniones no encuentran puntos de contacto común porque las partes se han corrido a los extremos. El debate de ideas no existe o no se fundamenta en la lógica, la razón o la evidencia. Los grupos se aferran a ideas identitarias. Tener la razón importa menos que defender la “esencia” del grupo. Los bandos construyen trincharas impenetrables a los argumentos del otro.

En un ambiente polarizado domina los que los psicólogos cognitivos denominan “el sesgo de mi lado”. Cuando una persona argumenta sobre un tema desarrolla un camino que lo lleva a confirmar sus ideas o creencias previas (sus pre-juicios), más que encontrar razonamientos solidos que modifiquen su mundo preconcebido. Vivimos una época de regreso a lo que nos identifica más que a lo que nos hace razonables.

De acuerdo con diversos estudios demoscópicos, en México y en el Mundo, durante las últimas décadas hemos entrado en un período de crecimiento de la polarización. No siempre los mismos temas han sido motivo de polarización y hay temas o asuntos que ahora polarizan y antes no la hacían tanto. La migración, la raza, el nacionalismo, el cambio climático, el creacionismo, las vacunas, la identidad partidaria, el aborto, sólo por mencionar algunos.

Los sociólogos y politólogos han intentado explicar el fenómeno desde su campo de estudio. Hay una perspectiva, que ahora traigo aquí que intenta comprender esta inclinación que tiene el ser humano por refugiarse en la seguridad de su propio grupo. Se trata de la visión del zoólogo y etólogo británico Desmond Morris quien escribió en el ya lejano 1969, un pequeño trabajo que llamó el Zoo humano. Fue escrito en el marco de sus estudios para comprender la conducta animal, que expuso en obras como El mono desnudo y El Hombre desnudo.

En el Zoo humano Morris sostiene básicamente que el ser humano moderno se enfrenta a una tensión inevitable entre la herencia biológica cargada durante miles de años, propia de los pueblos recolectores y cazadores, y el aprendizaje de conductas, ideas y conceptos exigidos por el relativamente reciente proceso de civilización. Cuando se formaron las primeras ciudades, la constitución básica del homo sapiens estaba ya formada. La identidad por consanguinidad era la fuerza que cohesionaba a los primeros grupos humanos. La tribu aprendió a convivir, a cooperar con otras tribus en espacios reducidos y para ello fue necesario el conocimiento para inventar nuevas formas de convivencia. La moral tribal cedió el paso a nuevas reglas: el derecho, la administración, el gobierno central.

“El animal humano parece haberse adaptado con brillantez a su extraordinaria nueva condición, pero no ha tenido tiempo para cambiar biológicamente, para evolucionar a una nueva especie genéticamente civilizada. Este proceso civilizador se ha realizado de modo exclusivo por el aprendizaje y el conocimiento”

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Los fanáticos que se agrupan en torno a un equipo deportivo incluso portan los estandartes propios del totemismo. El tigre, el puma, el águila. el gallo, y otros animales les otorgan la fuerza imaginaria en la contienda. Las naciones, a las que Morris denomina, las supertribus, han inventado mitos y rituales fundacionales que buscan la cohesión e identidad de una forma más amplia. La pérdida del particularismo local es una barrera psicológica que hay que rebasar y, sin embargo, no es cosa fácil.

La democracia, ese otro gran invento de la civilización, ha permitido cuando funciona, dirimir pacíficamente las diferencias e intereses opuestos entre los grandes grupos humanos. En las competiciones deportivas hay reglas y árbitros que las hacen cumplir. En la sociedad, las leyes, los tribunales, estatutos y muchas otras instituciones han sido creadas para propiciar y regular la convivencia entre ciudadanos y grupos diferentes,

Hay circunstancias que desbordan los límites que los humanos nos hemos puesto para preservar la convivencia pacífica. Argumentando la superioridad moral de su grupo particular hay quienes tratan de imponerse sobre la diversidad. En ocasiones se esgrime la violencia de las armas para dominar a los demás. En el tribalismo exacerbado está el origen de la polarización. “Para dominar a una supertribu moderna se necesita algo más que un único déspota; precisa también de una masa de seguidores”

Tribalismo y civilización, cooperación y competencia entre grupos e individuos, son impulsos que están presentes en la sociedad actual. Ningún país escapa a esta contradicción. Domarlos, conducirlos sobre los cauces adecuados, requiere un esfuerzo de racionalidad e inteligencia. De diálogo con los que piensan diferente, de tolerancia y aceptación de los mejores argumentos. ¿Cómo lograrlo? Ciertamente no es tarea fácil y hasta parece ingenuo sugerirlo. Pero haríamos bien en intentar conducir las discusiones de mejor forma. Pongo un ejemplo. Cuando los críticos al gobierno cuestionan la construcción del llamado Tren maya por el posible daño ecológico que produciría, en lugar de usar la descalificación ad hominem (son conservadores o fifís) y de la falacia de la equivalencia moral (los gobiernos anteriores también dañaban la ecología y nadie los criticaba), que son deficiencias en la forma de pensar y argumentar, el gobierno haría un gran favor a la discusión si exhibiera los estudios de impacto ambiental y sus planes de mitigación y compensación del daño. De esta forma todos podríamos evaluar de mejor forma el asunto. Si en lugar de enunciar descalificaciones del interlocutor se explicara con información cierta y verificable se contribuiría, sin duda, a reducir los niveles de polarización. 

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