Opinión
Salvador Guerrero Chiprés

Trump, tren bala a la victoria

Si alguien tenía duda de la derrota de Joe Biden, la imagen combativa de Donald Trump alzando el puño, con un hilo de sangre en la cara después de una bala rozante en la oreja, la hace insostenible.

Lo mismo pasa con la seguridad de todos los políticos de presencia nacional o internacional. En cualquier parte del mundo los atentados no perjudican a sus reales o presuntas víctimas. Favorecen su imagen y muestran las debilidades de todos los sistemas de seguridad.

Dediqué mi tesis de doctorado en Essex University a la interacción entre violencia disruptiva —más insurgente que proveniente de delincuentes aislados— y las respuestas del Estado nacional.

En 1994, al investigar el asesinato de Luis Donaldo Colosio ocurrido el 23 de marzo de ese año mientras colaboraba en La Jornada, varias lecciones son de llamar la atención: un asesino solitario puede desestabilizar la vida pública nacional —a diferencia de quien perpetró el atentado contra Trump, el responsable fue ultimado en la escena—, quien esté determinado a arriesgar su propia vida puede superar las habilidades investigativas, como se vio, incluso del Servicio Secreto en un tema considerado por Fidel Castro, célebre comentador de “quien fuera a dar su vida por mí, puede terminar con la mía”, de obvio sentido común.

Donald Trump fue evacuado con rastros de sangre en la oreja derecha, en un mitin que ofrecía en Pansilvania

Donald Trump fue evacuado con rastros de sangre en la oreja derecha, en un mitin que ofrecía en Pansilvania

EFE

Los sicarios no arriesgan sus vidas más que los fanáticos. Estos últimos tienen ciertas ilusiones de trascendencia que los motivan a acciones suicidas.

Ante la urgencia por atribuir responsabilidades, ejercer un control de daños políticos o interpretar el sentido del atentado contra el republicano Trump durante el mitin en Pensilvania, la vulnerabilidad de la seguridad es un tema de central atención.

Según relatos periodísticos, asistentes al mitin habían alertado al Servicio Secreto de la presencia de una persona en los tejados. Después se escucharon los disparos y vino el caos. “Supe de inmediato que algo andaba mal porque escuché un zumbido, disparos e inmediatamente sentí la bala atravesando la piel”, dijo Trump tras salir del hospital. El atacante, identificado como Thomas Matthew Crooks, de 20 años, fue abatido. No ocurrió con Mario Aburto. Sí con el supuesto asesino de John F. Kennedy.

El intento de “magnicidio” expone una vez más 1) la facilidad con la cual los jóvenes pueden acceder a un fusil tipo AR-15 semiautomático —los 18 años son la edad legal para adquirir armas, en irónico contraste con los 21 para comprar bebidas alcohólicas—, 2) la posibilidad de evadir a uno de los cuerpos de inteligencia policial mejor capacitados del mundo, aunque con brechas en su operatividad y 3) los límites entre la seguridad necesaria y la seguridad ilusa en la sociedad.

Con todo, la tasa de homicidios en Estados Unidos es una cuarta parte de la que tenemos en México y la cantidad de armas ilegales y disponibles para miles de delincuentes es un desafío presente como lo demostró el atentado contra Omar García Harfuch, colaborador central de Claudia Sheinbaum y en gran cercanía con Clara Brugada, la sucesora de Martí Batres.

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Según el Gun Violence Archive, en 2023 hubo más de 600 tiroteos masivos en Estados Unidos, un incremento significativo en comparación con los aproximadamente 300 registrados en 2015. El FBI reportó un incremento en las amenazas contra integrantes del Congreso de 10% en 2022 en comparación con 2018: revelador de polarización y tensión política.

El riesgo siempre estará latente y despejar las razones de un atentado puede llevar años. Treinta después, en México, los mismos priistas aún otorgan centralidad al magnicidio contra Colosio; desde sus intenciones reeleccionistas, el líder Alito Moreno invoca a Manlio Fabio Beltrones.

El ataque en Estados Unidos genera oportunidad de revisión y fortalecimiento de esquemas de seguridad pública en México. Y de reflexión profunda.