Opinión

Xóchitl en el peor momento

El ataque de los reventadores contra Xóchitl Gálvez en el mercado artesanal de Oaxaca revela la interpretación de las palabras vertidas desde el Palacio Nacional: hostigar, frenar, atemorizar a la aspirante presidencial en todos sus desplazamientos en los territorios dominados por gobernadores morenistas.

Si ella ha optado por una política “a ras de tierra”, Morena y su líder le han recordado de quién es la tierra. El dominio territorial del movimiento renovador se expresa en su control político de fin de sexenio: treinta y dos estados de la República en los cuales Xóchitl se va a sentir no sólo incómoda sino agredida, obstaculizada y en ciertos casos, violentada, como acaba de suceder.

Obviamente la explicación es para exculpar al gobierno de Jara: fueron ciudadanos espontáneos, pero la espontaneidad no existe ni siquiera en las plazas de toros donde alguien le paga al brincón para tirarse al ruedo y ensuciar la faena de un diestro adversario. Eso lo sabe cualquiera. En política tampoco existen los espontáneos.

En el caso oaxaqueño, Salomón Jara representa la parte dura del morenismo. Dos ejemplos bastan: uno, cuando proponía expulsar del país a las calificadoras internacionales cuya osadía al anotar a la baja el desempeño de las empresas públicas no se basa en un criterio técnico de orden económico, sino un ataque a la soberanía.

Jara lleva los pasos del totalitarismo imitativo: hace unos cuantos días, de un plumazo, deshizo el Tribunal de Justicia Administrativa de Oaxaca, lo cual significa simple y llanamente dejar al ciudadano sin recursos reales de queja contra actos del gobierno ajenos a la naturaleza de los Derechos Humanos. Para eso hay otras instancias, también cooptadas por el gobierno.

La clarinada contra Xóchitl ha sido ya atendida.

¿Alguien se imagina el ambiente de hostilidad contra Gálvez, en Veracruz? ¿Cómo entenderse con un gobernador cuya etimología en acción (se llama Cuitláhuac), se demuestra con el asalto de porros a la Suprema Corte de Justicia y el sepelio (simbólico) de la ministra Norma Piña, presidenta del Tribunal Constitucional?

Y esta orden disimulada del presidente queda muy clara en sus propias palabras. Como lo dijo ayer:

“…Estoy, por ejemplo, constatando una campaña que acaban de echar a andar, muy irresponsable, perversa, de malas entrañas y riesgosísima, están difundiendo que, si le pasa algo a un periodista, a un aspirante a la Presidencia va a ser culpa mía. Pero esto lo está diciendo López-Dóriga, la señora Pagés, Aguilar Camín, Riva Palacio, toda esta gente de los medios de manipulación vinculados a Salinas de Gortari.

“¿Qué les decimos?

“Primero, que nosotros no actuamos de manera perversa, que somos partidarios, seguidores de la doctrina del amor al prójimo, que desde que estoy en la Presidencia no he ordenado reprimir a nadie, que lo más importante es llevar a cabo la transformación que necesita el país de manera pacífica, por la vía democrática, y que estoy acostumbrado a luchar por esa vía y a enfrentar a los adversarios en buena lid, no con el uso de la fuerza, no con trampas, no de manera inmoral…”

¿Entonces, la frecuencia del ataque, la condena pública, el anatema histórico, la exclusión de la verdad, son obra de extraterrestres salinistas?

Esas palabras provienen del púlpito del Zócalo, debidamente alimentado cada mañana. Y ahora, con cuatro canales de repetición itinerante llama dos “corcholatas”.

Pero posiblemente no sea sólo eso materia del insomnio de XG. También debería quitar el sueño la soledad, la terrible soledad a la cual la han confinado todos quienes deberían ahora impulsar su éxito.

Nadie la acompaña, ni los partidos, ni los ciudadanos. La están empujando al síndrome del Domingo de Ramos.

GIEI

Los farsantes del GIEI (OEA), dieron por concluida su labor en México. No sirvieron para nada, excepto para sacarle dinero al gobierno mexicano. Vividores de los Derechos Humanos. Eso son todo ellos.

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