Las protestas que se extienden por todo Nepal contra el rey absolutista Gyanendra y en favor de la restauración de la democracia en el país asiático continuaron ayer mientras las fuerzas de seguridad siguen aplicando la represión contra los manifestantes mientras se amplió por siete horas el toque de queda en la capital del país.
Ayer los enfrentamientos entre manifestantes y policías antimotines dejó un saldo de tres muertos, lo que eleva la cifra a 15 decesos en 16 días de protestas contra el régimen autoritario del rey.
Asimismo, el gobierno de Nepal que controla Gyanendra amplió en otras siete horas el toque de queda vigente en la capital, Katmandú, a causa de las manifestaciones.
El toque de queda, que inicialmente estaba previsto desde las dos de la madrugada hasta las ocho de la tarde, fue ampliado hasta la mañana del viernes, según informaron fuentes oficiales.
La decisión de ampliar el toque de queda se produjo en un día particularmente sangriento, en el que la Policía abrió fuego sobre los miles de manifestantes que marchaban hacia la capital, matando al menos a tres e hiriendo a cientos, según dijeron varios testigos, así como fuentes médicas.
REPRESIÓN. Los médicos del hospital Model en Katmandú señalaron que tres personas murieron y 40 se encuentran muy graves, la mayoría con heridas en la cabeza, después de que la policía disparara balas de goma sobre los manifestantes. La policía asaltó el hospital más tarde y secuestró los cadáveres sin dar ninguna explicación.
Cerca de 50 mil personas marchaban en los alrededores de Katmandú, en el barrio de Kalanki, cuando la policía bloqueó la entrada lanzando gases lacrimógenos, seguido de balas de goma. Según fuentes de la policía, los agentes se vieron obligados a disparar porque los manifestantes intentaban romper el toque de queda impuesto para evitar las protestas masivas en contra del rey Gyanendra.
Según relataron a “Nepalnews” observadores de Derechos Humanos presentes en el lugar de los hechos, la policía realizó disparos con balas reales y balas recubiertas de goma y lanzó gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes. Además, los agentes impidieron que los voluntarios de la Cruz Roja atendieran a los heridos en el lugar de los hechos.
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