Opinión

Una rola por la democracia

(La Crónica de Hoy)

Afortunadamente no todo lo que sucede en el Instituto Federal Electoral tiene que ver con reclamos postelectorales, venganzas políticas y descabezamientos rituales, y aunque el interés mediático parece estar enfocado a la pasarela de suspirantes para convertirse en consejero presidente, es decir, el siguiente en sacarse el tigre de la rifa, el IFE realiza otras tareas, quizás más importantes, pero con menos reflectores, tareas que ratifican gratamente lo que algunos talibanes se empeñan en negar: que ciertas instituciones en este país funcionan independientemente de quién esté a la cabeza (o de quién pierda la cabeza por estar en ellas).

Digo lo anterior porque este martes fui testigo de la ceremonia de premiación del concurso "Una rola por la democracia", una competencia enfocada a la gente joven de todo el país para que, a través de una canción, hablaran

de valores democráticos como el respeto, la tolerancia, la justicia y la equidad.

Yo me enteré del concurso por una canción horrible pero pegajosa que sonaba en la radio anunciando el certamen, de hecho recuerdo que hasta le dije a mi mujer: es tan fea esa canción que hasta yo la hubiera podido hacer mejor.

En fin, la cosa es que semanas después recibí una llamada del IFE en la que se me invitaba cordialmente a ser parte del jurado calificador de dicho concurso. "Órale", me dije a mí mismo. Debo reconocer que de entrada me dio un poco de morbo conocer esas canciones sobre los valores democráticos, pensé que si yo tuviera que hacer una rola al respecto tal vez pasaría días enteros, tal vez meses, intentando descifrar nuestros semejantes valores y de seguro terminaría haciendo otra clase de canción, así que acepté, no sin antes manifestar mi rechazo absoluto hacia el "jingle" que promovía la gesta rolera que, efectivamente era muy pegajoso, pero al mismo tiempo aborrecible, como la mayoría de las canciones que nos recetan en dosis mortales los programadores de la radio hipercomercial.

Así me dispuse a escuchar una a una las canciones que me tocó evaluar dentro de la categoría de rock alternativo sorprendiéndome gratamente por el conocimiento y la comprensión de lo que implica vivir en democracia entre los mexichavos. Claro, no fue fácil, me llevó muchas horas-nalga llegar a una decisión y tuve que soplarme algunas canciones insufribles, pero en recompensa escuché composiciones magníficas, algunas de éstas realizadas por adolescentes que ni siquiera tenían edad par a ir a votar pero eso sí, ya tenían su rola por la democracia, así como Consuelito Velázquez que compuso "Bésame Mucho" sin haber besado.

La semana pasada el jurado completo se reunió para decidir el primero y el segundo lugar de cada categoría (pop, rock alternativo, música regional y "otros"). Durante algunas horas los jueces, entre los que se encontraba el compositor David Filio, la cantante Cecilia Toussaint y

el legendario programador de radio Carlos Niño, escuchamos varias canciones, de entre las cuales determinamos cuáles reflejaban mejor los valores democráticos, encontrando algunos verdaderos hits democráticos.

La premiación del martes fue un evento inolvidable, los ganadores interpretaron sus canciones en vivo y nos dieron a todos una lección de sencillez y claridad. Con solo verlos sentados en la primera fila del auditorio del IFE se saboreaba la diversidad de sus orígenes y propuestas: había un roquero de Chihuahua, una cumbiera de Nuevo León, otro de Michoacán, unos increíbles huapangueros adolescentes de San Luis Potosí y varios más, aunque debo decir que mis favoritos fueron unos chavitos hip hoperos del meritito Acapulco, Guerrero, quienes se aventaron una gran rola con cuya estrofa inicial quisiera cerrar la columna de hoy, con la esperanza de que en enero podamos producir estas canciones y editar un disco que quede como testimonio de este esfuerzo por hacer que la democracia no se reduzca al ejercicio del voto, sino que se entienda como una forma de vida justa, tolerante y plural:

"Justo es ser justos, justo es ser justos?

Cosas que suceden en la vida cotidiana,

ayer me levanté con un salto de la cama,

le dije a mi madre creo que tuve pesadillas,

ella me dijo: mira mejor vete a las tortillas.

Luego de estar media hora haciendo cola

una chica bonita se acercó y me dijo 'hola,

¿me sacas mis tortillas?, es que hay mucha gente naca

y además aquí se pone muy caliente'.

La verdad su comentario no me pareció

Porque entre esa gente naca estaba yo,

Además no se me hacía justo

que la demás gente esperara mientras yo le daba gusto.

Pues si te pones a pensar ahí comienza todo,

En las cosas más cotidianas y sencillas;

si no respetamos el tiempo de los demás

La injusticia comienza en la cola de las tortillas".

eccehumo@hotmail.com

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