Cultura

“El huevo y la gallina”: la narrativa de Clarice Lispector llevada a una puesta en escena

En Crónica, platicamos con los directores de esta puesta en escena para profundizar sobre el proceso que conllevó saltar de la narrativa al teatro con este formidable texto

teatro

Alaciel Mola protagoniza

Alaciel Mola protagoniza "El huevo y la gallina"

Juan Rodrigo Becerra

Cuando Clarice Lispector escribió el cuento “El huevo y la gallina”, probablemente cruzaban por su mente algunas cuestiones que nos obligan a repensar la vida y a enfrentar todo aquello que no entendemos. Es a partir de este texto que Juan Manuel Torreblanca y Jonathan Silva decidieron llevar este icónico texto de la escritora brasileña-ucraniana a una de las salas del Centro Cultural Xavier Villaurrutia.

Esta puesta en escena es rica en cuanto a reminiscencias tomadas de la filosofía, así como de una conciencia feminista temprana por parte de la Lispector. Una obra que, ciertamente, podrá ser difícil de entender en una primera instancia, pero que en el curso de su desarrollo, el público es capaz de conectar con las cuestiones que plantea la obra, como la maternidad (de las dificultades que ello implica), por sólo hablar de un ejemplo.

A manera de monólogo, la actriz Alaciel Molas evoca la imagen de la célebre Julia Child estadounidense o de una reconocida Chepina Peralta mexicana. Asimismo, encarna a una destacada académica y una mujer dedicada a su hogar, capaz de abordar temas como la condición femenina, la maternidad y la cocina sin esfuerzo aparente.

En este sentido, en Crónica, platicamos con los directores de esta puesta en escena para profundizar sobre el proceso que conllevó saltar de la narrativa al teatro con este formidable texto.

Alaciel Molas en el

Alaciel Molas en el "Huevo y la gallina"

Juan Rodrigo Becerra Acosta

¿En qué momento decides llevar este texto al teatro?

Fue un camino inesperado y la verdad es que, por un lado, podría decirte que es casi como si el cuento mismo hubiera decidido que quería que sucediera. 

Un día me lo mandó el otro productor y codirector, Jonathan Silva, porque a él se lo habían mandado. Leí el cuento y a mí me obsesionó. Me la pasé toda la noche, leyéndolo y releyendo lo porque me fascinó el lenguaje, me pareció muy misterioso, no, no entendía completamente lo que estaba diciendo, pero me pareció muy fascinante y luego esta obsesión se transformó en una sensación muy parecida a querer aprendérmelo de memoria que es como también algo que relaciono con la música, como cuando descubres una canción que te fascina y quieres sabértela para poderla cantar así. Por otro lado, lo relaciono con el teatro, ya que los textos teatrales tienen esta particularidad de que a veces como que se siente bien al decirlo en voz alta. 

Además, el texto de Claris tenía mucha afinidad con Alaciel, porque al ser escritora, poeta y también entrama, había algo en el estilo de construir las metáforas en Claris que yo pensé que a Alaciel le gustaría y afortunadamente cuando la invité dijo que sí. Ella no había leído a Claris pero le fascinó.

“El huevo y la gallina” es, como tal, un cuento, ¿cuál fue el mayor reto de plasmarlo en obra de teatro?

Creo que el reto fueron las didascalias que implican los diálogos, en este caso un monólogo, porque se trata de un monólogo. Pero también fue muy divertido. Con el equipo de trabajo se dio una colaboración, la verdad muy extraordinaria. Logramos darle ese toque teatral con esta idea de que todo empieza como una clase de cocina.

Justamente una cocina falsa una cocina para televisión y la música está ahí, como dentro de ese universo para musicalizar el programa en vivo. Entonces sí hay como una un acompañamiento que le dan a la protagonista, sin dejar de lado el detalle de la iluminación. 

A mí a veces me parece que la manera en que la luz se refleja en Alaciel, nos permite como público proyectarnos en ella, o sea, no necesariamente tenemos que ser sentir que somos al asiento del tiempo, sino también podemos ser luz escuchando el texto de Claris a través de Alaciel y ahí se genera una triangulación que también es muy rica y esta clase de cocina se transforma en una clase de historia o de filosofía de nivel elevado porque también el contenido del cuento es profundo.

"El huevo y la gallina" escena

Juan Rodigo Becerra Acosta

No es sencillo del todo. Esta obra oscila entre la clase de cocina que tiene un tono más paródico, más humorístico, como si fuera una clase de Chepina Peralta o como alguna de estas mujeres que fueron muy famosas en su momento por ser las conductoras de programas de este tipo, dirigidos a las amas de casa y, por otro lado, está la maestra universitaria impartiendo una cátedra, digamos, como más solemne y creo que ahí es donde se hacen los choques de mundos, donde permite que tanto el texto filosófico puede entrar a un público menos especializado, que a lo mejor ni tiene tanta relación con la literatura de Clarice o en general con la literatura.

Al estar inmerso por mucho tiempo en la música, ¿Cómo ahora ha sido incursionar en el teatro con esta producción, cómo te has sentido?

Me siento muy agradecido, me siento realmente muy privilegiado porque ha sido una obra que ha tenido mucha estrella siento que ha fluido rápido trabajando junto Alaciel, una gran actriz y maestra en el CUT en el Centro Universitario de Teatro de la UNAM, desde hace más de 15 años y fue como tener una especie de masterclass de dirección, porque ella no quería dirigir la obra y actuarla. 

Ella quería que yo la dirigiera, entonces inevitablemente nos enseñó a dirigirla, nos enseñó muchas cosas que fueron un proceso muy hermoso y también hay mucha música en la obra, o sea, literalmente y metafóricamente siento que no me siento tan alejado de un territorio conocido.

Es un sueño hecho realidad porque me he vuelto un obsesionado amante del teatro desde hace ya, pues más de 10 años. Estudié dramaturgia y he estado tratando de participar de la manera que pudiera en producción teatral.

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¿Esta obra va dirigida a un público en específico?

Yo creo que es un texto que desde su origen ha sido, digamos que travieso, por decirlo de alguna manera, porque la primera vez que se compartió con un público fue en una conferencia de brujería internacional en Colombia en el 75 habían invitado a Clarice a participar porque, como suele pasar también con figuras femeninas muy fuertes, se les suele relacionar con la figura de la bruja y siempre tuvo ella un poco ese misticismo. Entonces ella empezó a redactar un texto sobre literatura y magia, pero se arrepintió a medio camino y dijo no, lo que yo le tengo que aportar a este congreso, es este cuento y se lo llevó, lo tradujo al inglés y lo leyó en voz alta.

Es una obra muy difícil, es una obra muy crítica. Es una obra muy densa. Está muy cargada de filosofía. Está muy cargada de las experiencias de una mujer que ha tenido una vida llena de conflictos y contradicciones y al mismo tiempo: ser la perfecta ama de casa y la esposa del diplomático y la mamá y la escritora de una revista de estilo de vida y la escritora de cuestiones completamente poéticas. Ella (Clarice) descubría que las cartas que le llegaban o los encuentros que tenía con personas que habían conectado muy intensamente con su obra a veces eran chicas de 15 16 años esas chicas que quizás, no, en teoría, no tendrían por qué entender tan bien lo que ella estaba escribiendo todavía, pero lo entendían. Entonces yo creo que lo mismo pasa que de pronto.

Podríamos presuponer que la obra va a tener este eco más fuerte en tal persona y de pronto resulta que no y alguien que pensábamos que no le iba a entender o no le iba a gustar, sale diciéndonos que le fascinó y regresa a verla la función siguiente. 

Póster

Póster "El huevo y la gallina"

Especial

Entonces creo que es un texto tan misterioso que también el público ideal es misterioso, por lo que el público tendría que acudir con total apertura, a no predisponerse y más bien dejarse sorprender. En ese sentido sí es un texto muy atrevido, es un texto muy experimental. Me atrevería a decir una apuesta donde sí hay mucho rigor, hay mucha belleza en nuestra búsqueda a la gente, digo, es una actriz con una calidad espectacular y es muy respetuosa del texto, o sea, en el nivel más básico, lo que es la obra del huevo y la gallina.

Es una lectura de altísima calidad e intensidad, intelectual y emocional del texto de Clarice, o sea, siento que es como leerlo 10 veces en una vez; como que realmente te profundiza muchísimo y más allá de eso ya es un viaje misterioso, es un viaje misterioso donde no es teatro aristotélico, no es teatro donde pelean porque hay un conflicto; es una obra donde sí sucede el teatro, pero sucede de una manera que se siente fresca, que se siente nueva y que también a nosotros nos deja como equipo el orgullo y la satisfacción de saber que estamos llevando a los escenarios mexicanos una propuesta.

Finalmente, “El huevo y la gallina” presentará su última serie de funciones este 7,9 y 9 de junio en el Centro Cultural Xavier Villaurrutia.