Cultura

Investigan secretos de Tetepilco a través de sus códices

Investigadores del INAH estudian el “Códice de la fundación de Tetepilco” y el “Inventario de la iglesia de San Andrés Tetepilco”, adquiridos recientemente por la institución

Arqueología

Inventario de la iglesia de Tetepilco.

Inventario de la iglesia de Tetepilco.

INAH

Investigadores indagan en la historia antigua del barrio de San Andrés Tetepilco - ubicado en la alcaldía Iztapalapa de la Ciudad de México- para comprender los hechos narrados en dos códices que se habían mantenido ocultos y que hace dos meses adquirió el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH): “Códice de la fundación de Tetepilco” y el “Inventario de la iglesia de San Andrés Tetepilco”.

Hasta el momento se sabe que en ese pueblo se realizaron rituales donde sacerdotes llenaban de hule algunos papeles e infieren que fue un importante centro de poder porque tenía a su grupo de artistas o tlacuilos, incluso quizá existió una gran fuerza militar.

“Un conjunto de especialistas están llevando a cabo el estudio sobre la tela de ambos documentos para saber en qué época se realizaron y entender la manufactura y técnica de los colores. Además, estamos haciendo un estudio histórico que nos permitirá determinar si hubo algún expediente que acompañó al Inventario y conocer cuál fue la intención de su elaboración”, señala en entrevista Baltazar Brito Guadarrama, director de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia.

Dichos documentos forman parte de los Códices de San Andrés Tetepilco, un corpus realizado entre finales del siglo XVI y principios del XVII bajo la tradición escrituraria indígena y que también incluye la “Tira de Tetepilco”, láminas donde se narra la fundación de Tenochtitlan, la llegada de los españoles en 1519 y el periodo virreinal hasta 1611.

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ESCRITURA PREHISPÁNICA

El “Códice de la fundación de Tetepilco” está constituido por 11 secciones de amate, tiene una imprimatura de cal sobre la que se plasmaron las pictografías y se pintó con los colores rojo (grana cochinilla), azul (índigo) y amarillo (oropimente). También llama la atención que tiene escrita una fecha calendárica con numerales nahuas y romanos: 590.

–¿Qué indica esa fecha?, se le pregunta a Brito Guadarrama.

–Es una respuesta que estamos todavía por encontrar porque es una fecha que dice 590 años, pero no sabemos 590 años a partir de qué momento y puede ser la fundación del pueblo o cuando salieron en su migración.

“Este códice nos remite a la relación que Tetepilco tuvo con otras grandes ciudades de la antigüedad mesoamericana como Culhuacán, un pueblo tolteca muy importante, y otros tres centros: Azcapotzalco, Xaltocan y Cohuatlinchan”.

Sobre el “Inventario de la iglesia de San Andrés Tetepilco”, su tamaño es de 63 por 28 centímetros y además de la presencia de grana cochinilla y azul, se observan los colores marrón y tonalidades de rojo-anaranjado elaboradas con pigmentos de óxido de hierro. Este documento que tiene partes maltratadas, registra una lista de bienes adquiridos por la iglesia.

El “Códice de la fundación de Tetepilco” está constituido por 11 secciones de amate.

El “Códice de la fundación de Tetepilco” está constituido por 11 secciones de amate.

INAH

“La información que vemos refiere a una serie de objetos relacionados con el culto religioso católico, entre ellos crucifijos, algunas piezas para transportar en andas al santo, al santo mismo y trompetas, es decir, instrumentos que se utilizaban en las misas. En la parte inferior, cada objeto tiene unas pequeñas rueditas que son la cantidad de monedas que se pagaron por cada uno de los objetos pintados”, detalla Brito Guadarrama.

La rareza de este inventario es su elaboración tipo códice, agrega el experto. “Usualmente conocemos los inventarios escritos o manuscritos, es decir, ya con letra europea, con letra del alfabeto latino, pero es inusual encontrar uno pintado a la tradición antigua mesoamericana”.

–¿Implicaría que este documento fue accesible para los indígenas?

–Normalmente las iglesias tenían un libro llamado ‘el libro de fábrica’, ahí se anotaban todos los ingresos de la iglesia por donaciones, limosnas y diversas circunstancias, posteriormente se anotaban los gastos. Y este tipo de documentos se guardaban en la iglesia.

Creemos que la gente que se encargaba de esto todavía tenía muy presente la manera en que los indígenas escribían en la antigüedad. Creemos que puede ser un documento temprano porque esta práctica poco a poco se dejó de utilizar y la gente aprendió a escribir con alfabeto latino.

RITUALES CON PAPEL

Actualmente, en Tetepilco existe una iglesia, se ubica sobre la avenida Andrés Molina Enríquez, no tiene registro ante el INAH, pero en redes sociales se observa que en 2014 las autoridades eclesiásticas celebraron los 450 años de culto religioso en dicho recinto, en específico, al santo patrono: San Andrés Apóstol.

–¿Hay alguna fecha en crónicas sobre la fundación de Tetepilco?

–Sabemos que fue un pueblo antiguo, no tenemos fechas específicas porque las crónicas varían, pero sabemos que fue un pueblo más grande de lo que era Mexicaltzingo y estaba muy cerca de Iztapalapa.

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–¿Era un centro de poder?

–Creemos que sí porque no cualquier barrio hacía sus propios códices. De acuerdo a lo que hemos revisado y a la historia antigua plasmada en otras crónicas, se trata de un pueblo importante porque Tetepilco se adscribe a un ámbito histórico, religioso, cultural e inclusive militar con otros pueblos de la antigüedad como Culhuacán.

–¿Hay referencias de Tetepilco en crónicas o documentos posteriores a la conquista?

–Sí. Tetepilco significa el lugar de los de ‘tetelis’, unos papeles que en una fiesta se llenaban de hule, como cuando los sacerdotes echan el agua bendita, en este caso así los sacerdotes le echaban al papel gotas de hule y se realizaba durante un ritual.

Estos 'tetelis', este tipo de papel de hule, aparecen en otros lugares y el pueblo en sí también aparece en algunos mapas y crónicas, será muy interesante ese estudio cuando lo terminemos

–¿Había una fabricación de papel?

–El papel fue muy importante en los rituales de la antigüedad, sea que se llenaran de hule como una especie de ofrenda o de un artefacto o también de sangre cuando los nobles, por ejemplo, con una punta de maguey se pinchaban en las rodillas, en la nariz, las mejillas y otras partes del cuerpo, la sangre que se obtenía se limpiaba con este papel y luego en un ritual se quemaban en el incienso y eso era una especie de ofrenda.

¿Qué significaba poner hule en el papel?

–Estamos precisamente tratando de dilucidar y particularmente en qué tipo de rituales se llevó a cabo este tipo de ofrenda.

–¿Habría una relación con el Cerro de la Estrella y la ceremonia del Fuego Nuevo?

–Es muy probable, no lo sabemos del todo, pero no estaría nada alejado de que pudiera existir en un ritual del Fuego Nuevo o una relación.

¿Los códices fueron hechos por tlacuilos de Tetepilco?

–Hay que recordar que todos los pueblos tenían sus propios tlacuilos, escribanos, sabios, sacerdotes y por supuesto conocían la manera antigua de plasmar sus historias, su religión y su geografía en lo que ahora llamamos códices.

Entonces, en ese sentido, creo que por supuesto desde que tiene códices un pueblo nos indica claramente que era un barrio importante con una estructura bien fundamentada.

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¿Han comparado lo observado en los códices con el templo actual en Tetepilco?

--No hay que olvidar que desafortunadamente con el paso de los siglos algunos de los templos fueron derribados o se cambiaron. El estudio que estamos elaborando precisamente tiene esa finalidad, ver qué quedó de lo antiguo y si podemos ver todavía en la iglesia algunas de las imágenes del Inventario o si verdaderamente ya está todo completamente distinto.

–¿Cuándo tendrán datos concluyentes?

–Para finales del año ya podríamos tener un estudio más amplio y aunque se haga este primer intento, siempre con el paso de los años se pueden encontrar nueva información y eso nos ayudará mucho para poder entender mejor la historia de estos pueblos de la antigüedad de México.