Cultura

Masturbarse en colectiva

Estábamos ahí, completamente desnudas, éramos siete, rumbo al descubrimiento infinito del placer…

de teatro y otros convivios

Cortesía del Taller

Cortesía del Taller "Placer & Sexualidad positiva".

Fabiola Trejo Pérez

El convivio de dos días, al sur de la Ciudad de México, fue en círculo. Iniciamos quitándonos la ropa y, de poco en poco, nos fuimos desnudando completas, escuchándonos unas a otras.

Contrario a lo que históricamente se nos ha ocultado, esta vez no había secretos. En cada uno de nuestros correos electrónicos, Fabiola Trejo –tallerista de este Bodysex y certificada por la mayor referente sobre el tema a nivel mundial, Betty Dodson– nos contó, tal y como le habían narrado a ella, lo que ocurriría: diálogo, snacks, velas, aceite, vibradores, vulvas, masturbación compartida y masaje. El fin no era el orgasmo y, sin embargo, todas llegamos, porque como diría Betty, conocida como “la abuela de la masturbación”, cuando en la serie “Goop lab” le preguntaron si el orgasmo era importante: “¡Por supuesto!”.

Y ajá, pero también, por supuesto, no es ni lo único ni lo más importante y eso también es un legado de Betty, quien descubrió y compartió a las mujeres un montón de placer a este mundo.

Desde el primer día el lugar se convierte en un espacio valiente y amoroso, donde en total confianza y sin presión de ningún tipo, se nombra en primera persona lo que por mandato nos han obligado a callar y, con lámpara y espejo, detalle a detalle observamos lo que siempre nos hicieron ocultar. Cada una de nosotras se presentó y nos presentó a su vulva, le elegimos un nombre, le hablamos y hablamos entre nosotras: "Mira ese lunar de ahí", "¡qué grandes y geniales tus labios!", "¡wow, me encanta ese contraste de colores!", "la mía parece virgen que canta" (risas). Estos fueron sólo algunos de los hallazgos compartidos.

Placer negado por la historia patriarcal

Brenda Contreras Paredes
Resulta asombroso, pero en este sistema patriarcal nos debería resultar lógico que haya mujeres adultas, incluso en tercera edad, hasta este momento, en un taller de masturbación, descubren su clítoris.

Acá se rompe el sentido falogocéntrico del placer. Hasta ahora conocíamos más del pene y su funcionamiento sexual, que sobre nosotras mismas y nuestras vulvas, y es en este espacio que somos nuestra prioridad.

Pienso constantemente en lo valiente que fue repararnos nombrando, perder la vergüenza, hablar de los desvergonzados, para luego sacudirnos su polvo y vivir el placer como un vuelo que inicia en la vulva y termina en la carcajada.

Para cuando inició el receso erótico me sentía preparada, suficiente. Decidíamos cómo gozar y la elección era diversa, pero siempre autónoma; cada una descubriendo el placer que emanaba de una misma. Todo lo que describa a continuación será poco para narrar mi dicha, y, sin embargo, es mucho para lo poco que se ha contado sobre el suceso.

El soplido del aceite al presionar la boquilla de la botella, mis manos recorriendo mi vulva, el zumbido de los vibradores y luego los gemidos, esta vez sentidos, era claro que eran genuinos, que había terminado la obligatoriedad de fingirlos, que por fin gozábamos libres. Cuando eran recios y rápidos, sabíamos que ahí venía, que estaba ocurriendo y, enseguida, sentíamos la victoria a manera de expiración. Era gracioso que sintonizáramos en jadeos, en expiraciones, cuando me pasó con una compañera, vino una carcajada larga y fuerte, es el gozo de la colectividad, pensé, mientras seguíamos carcajeándonos.

"¿Qué hacen, cabronas?", nos gritó, divertida, Fabiola, pero claro que sabía lo que hacíamos, ella hacía lo mismo: desnudarse, masturbarse, haciendo posible lo negado históricamente.

El anhelo de placer de las mujeres, incluyendo el de Betty, se cumplía aquella tarde. “Quería decirle a cada mujer que nos podíamos apoyar unas a otras, compartir nuestras experiencias y mostrarle al mundo que el sexo con nosotras mismas era un descubrimiento infinito de una misma y que los orgasmos abundantes eran accesibles para todas nosotras”.

Fue sólo al final del segundo día y luego de esas olas eróticas de absoluto goce, que contactamos en piel, a través de un masaje. Sin ninguna intención sexual, pero sin abandonar nuestro sexo. Nos hicimos conscientes de esta cuerpa de goce, a través de las manos plácidas de nuestras compañeras.

Me fui a casa confirmando lo que mi cuerpa me contó luego del primer orgasmo en el círculo, mientras me carcajeaba largo y fuerte:

…nunca el gozo fue tanto y tan real. Esta vez llegué a la mar acompañada de siete aves desnudas y jadeantes…

@andantaymala

BODYSEX: TALLER DE MASTURBACIÓN.

Placer & Sexualidad positiva

Guía: Fabiola Trejo Pérez

COORDENADAS

Fechas y costos a través de

www.drafabiolatrejo.com, y al correo: contacto.dra.fatrejo@gmail.com