Cultura

Pensar Líbano en la tensión en Medio Oriente

Líbano es un estado pluricultural y multiconfesional que acepta la diversidad, dice Carlos Martínez Assad en entrevista · Según las encuestas recientes la mayor parte de sus comunidades rechaza la guerra entre Gaza e Israel

entrevista

Bcharre junto al valle Sagrado de Qadisha, en cuyos monaesterios se empleó por primera vez la imprenta con caracteres árabes.

Bcharre junto al valle Sagrado de Qadisha, en cuyos monaesterios se empleó por primera vez la imprenta con caracteres árabes.

Colección privada

Líbano es un estado pluricultural y multiconfesional que acepta la diversidad. Según las encuestas recientes la mayor parte de sus comunidades rechaza la guerra entre Gaza e Israel. Por eso expresan su desacuerdo con las acciones de la milicia de Hezbolá porque pone en peligro al país de ser atacado por Israel. Y es que en el recuerdo está el ataque de 2006 que provocó muchos muertos y la destrucción de su infraestructura, que ha incidido en la fuerte crisis que atraviesa en la actualidad.

Desde 1920, luego del fin de la Primera Guerra Mundial, la República de Líbano se constituyó y a lo que era Monte Líbano -fundamentalmente cristiano- se unieron comunidades musulmanas. No obstante la convivencia persistió cuando aún era posible el diálogo para resolver los problemas al salir de la situación que había prevalecido con la caída del Imperio Otomano, dice el Investigador Emérito de la UNAM, Carlos Martínez Assad.

El también sociólogo e historiador ofrece en sus escritos un panorama amplio sobre la importancia de Líbano en Oriente Medio para entender los orígenes del conflicto entre Israel y los árabes por los territorios, en los albores del siglo pasado.

La actual Guerra en Gaza, a la que ha apoyado la milicia libanesa de Hezbolá, pone a Líbano en serio peligro de ser atacado por el Estado de Israel, como ocurrió en 2006. Se vive una fuerte tensión -explica- y la mayoría de la población no está de acuerdo con el conflicto armado. En una encuenta de un universo del 73.5 por ciento, resulta importante que el 100 por ciento de los drusos -uno de los pueblos con su propia religiosidad en el país- está en contra de la guerra; de la misma forma se expresan los cristianos con 97.1 por ciento. Con los musulmanes la proporción desciende, pero comparten ese rechazo el 64 por ciento de los sunitas y con el porcentaje más elevado el 59 de los chiitas apoyan a Hezbolá.

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Lo cierto, añade el sociólogo e investigador, es que esta diversidad que anida en el Líbano, podría ser ruta del entendimiento para Medio Oriente, de la misma forma que en momentos de auge del Imperio Otomano convivieron los millet cristianos, judíos, musulmanes, armenios, drusos y una diversidad que muestran las 18 religiones que conviven actualmente en Líbano, desde luego sujetas a la conflictualidad de la los grupos políticos, tal como se maniffiestan en las elecciones.

Líbano fue llamado la Suiza del Medio Oriente y se le consideró en la década de 1950 parte de Europa; en Beirut se realizó una de los primeros congresos de la UNESCO que ha declarado 5 sitios como Patrimonio cultural y 10 sitios históricos en su lista indicativa. Celebró igualmente uno de los concursos de Miss Europa y fue frecuente la filmación de películas europeas y de Estados Unidos, así como lugar vacacional de grandes figuras de la política, del arte y de la cinematografía.

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LA HISTORIA

Carlos Martínez Assad cuenta que si quieren entendersse las raices del conflicto entre Israel y los palestinos hay que recordar al año 1900, cuando se prefigura la idea de un hogar judío en Palestina. Sus habitantes, añade, tenían siglos de vivir en esta zona cuando el antisemitismo comienza a tomar fuerza en Europa: Francia, Alemania e Inglaterra. En respuesta surgió el sionismo con Theodor Herzl, quien propone crear un hogar judío.

Sin embargo, en ese momento, explica, no se tenía preciso dónde se localizaría y los judíos europeos, insistieron en asentarse en lo que consideraron la tierra de Israel o la tierra Santa para los cristianos, en Palestina. “En ese tiempo estaba el desmoronamiento del Imperio Otomano, que había durado cinco siglos y albergaba comunidades de todo tipo. Era una gran pluralidad de pueblos y al final del siglo XIX, los judíos ven la posibilidad de tener ahí un hogar, inspirados en la tradición bíblica.

Esto se reforzará al final de la Primera Guerra Mundial en 1918. En ese tiempo, agrega el historiador, varios grupos de judíos habían llegado y continuaban llegando a Palestina, donde se encontraba la que llamaban la tierra de Israel.

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Y así, añade, los judíos lo ligan con la idea religiosa de la creación del mundo y, desde luego, de que Dios quiso que el pueblo judío se estableciera en esa zona, con referencias al río Jordán y Judea y Samara.

“Al mismo tiempo, los árabes que habitan la región insistieron en que esa tierra donde han nacido y crecido, les pertenece. Los británicos para hacerlos sus aliados para combatir a los turcos y a los alemanes, les prometen que Palestina será para ellos”.

Pero, al término de la guerra, los ingleses se deslindan de esa promesa, lo que se considera la gran traición según Lawrence de Arabia, cuando con los Tratados de Versalles, corregidos por de Lausana, aliados con los franceses dividieron su territorio. “Surgen los países de Siria, Líbano, Irak, luego Arabia Saudita y más tarde Jordania, hasta 1971 Emiratos Árabes. Quedaron pendientes Armenia y Kurdistán. En 1947, la ONU decidió finalmente establecer un Estado Judío y un Estado Árabe en la que fuera la Palestina Británica.

Aquí, explica el investigador: “Para entender el momento actual, hay que recordar que Líbano fue trazado en el escritorio, donde se establecieron sus dimensiones sin considerar las diferencias culturales y religiosas; a un territorio fundamentalmente cristiano desde el siglo IV, con las referencias bíblicas de Salomón e Hiraim, tendrá que ser compartirlo con los musulmanes”.

Con los judíos que habían comprado tierras y habían llegado desde el siglo XIX se unieron los que llegaron con la creación del Estado de Israel, a partir de la resolución 181 votada el 29 de noviembre de 1947, que estableció la partición que no fue aceptada por los árabes. “Cuando se crea el Estado de Israel, en 1948, el alegato de los árabes fue que si el territorio siempre fue pluricultural, ¿por qué ahora debían crearse un estado Judío y un Estado árabe? En el Estado de la antigua Palestina podía erigirse un solo Estado con los diferentes grupos que desearan afincarse en esa tierra, algo como sucedió en el Imperio Otomano. El tema fue pronto descartado porque estaba el peso de encontrar una solución inmediata para resolver la situación de los judíos europeos luego de las persecusiones y el holocausto de los nazis.

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Esa negativa dio lugar a la primera guerra entre Israel y los países árabes, apenass constituidos. Pronto adquirió el perfil de una guerra de palestinos, por ser los árabes que nacieron y vivieron enr Palestina, territorio llamado así desde el Imperio Romano.

Algo muy importante sucedió con la llegada de los judíos europeos que traían consigo la idea europea de nación ya internalizada porque era el modelo de lo que querían crear. Con el tiempo y el reforzamiento de las ideas nacionales, los palestinos se identifican como tales y se distancian de los árabes. Porque además está muy desestructurada la idea de los árabes, porque son árabes tanto los iraquíes, como los egipcios, como los marroquíes, los del norte de África también se reconocen como árabes, porque hablan la lengua que divulgó el profeta Mahoma. Y en medio de esto, Líbano como una entidad fundamentalmente cristiana que, por las circunstancias y compartir la lengua, se une a la Liga de Países Árabes.

Por eso, señala Martínez Assad, Líbano se conformó como un estado pluricultural que aceptó, desde su creación, a las comunidades cristianas tales maronitas, ortodoxas, armenias y las musumanas sunitas y chiítas, además de las drusas en un país que reonoce 18 religiones. Los judíos también formaron allí una comunidad que fue abandonando el país durante la guerra civil entre 1975 y 1990.

Todo se vincula con ese pasado que le dio un carácter muy particular a Líbano por sus aportes a la cultura universal, si se recuerda que fueron los traductores maronitas en los monasterios los traductores de los griegos y de los filósofos árabes para preservar sus ideas. Hay una leyenda que decía que hacia el siglo X, los libros se escribían en Bagdad, se imprimían en Damasco y se leían en Líbano. Esto nos da idea de la importancia que se le ha concedido en la historia.

Además, fue un gran productor de seda y se convirtió en el paso obligado de los comerciantes entre Asia y Europa y Japón; es decir, un lugar de cruce de culturas durante siglos.

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PARTE DE EUROPA

En los años 50 del siglo pasado, Líbano se consideraba como parte de Europa, esto por el Protectardo francés que se les impuso en 1920, recurriendo a su nexo con los franceses desde que Luis rey de Francia dio el primer edicto para protegerlos desde el siglo XIII. Tras la Segunda Guerra Mundial, el país también se convierte en centro de grandes actividades culturales, la segunda reunión de la Unesco se realizó allí; ahora ha declarado cinco sitios como parte del Patrimonio Mundial y reconoce diez en la lista de sitios históricos culturales. Fue sede de grandes producciones de Hollywood donde las divas del cine estadunidense y francés viajaban en yates de lujo por el Mediterráneo frente a las costas de Beirut, una ciudad cosmopolita de gran efervescencia cultural

Esto era Líbano pero es el país que no puede separarse de los conflictos que han asolado a la región. Con la creación del estado de Israel, llegaron a asentarse en campamentos 300 mil palestinos de los 700 mil que, se ha dicho, fueron expulsados. Otros fueron a Jordania, Siria, Irak e incluso a Egipto. Un hecho, añade Martínez Assad, que irrumpe el proceso de desarrollo de estas naciones que apenas estaban construyéndose.

Por eso, actuó ahí la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y en 1982, Líbano fue invadido por Israel para expulsar a su líder Yasser Arafat de la zona a quien se identificaba como instigador de acciones terroristas. Se va a Cisjordania y establece ahí su cuartel general; después logra un acuerdo con Israel para realizar conversaciones de paz en Egipto, luego en Oslo, con avances considerables hacia la paz que nunca se alcanzó.

Y algo importante de los acuerdos es que Hamas, formado en ese tiempo, y la OLP coincidieron en reconocer al Estado de Israel. Ahora se dice que nunca lo aceptaron y que quieren echarlos al mar, etcétera, pero en esos momentos sí hubo un acuerdo entre las organizaciones palestinas cuando estaba firme la idea de los dos estados y faltaba el Palestino.

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TENSIÓN

Hoy se vive un momento de enorme tensión donde podemos enumerar todas las agresiones de Hezbolá hacia Israel, pero también de Israel a Hezbolá que optó por solidarizarse con Hamas en Gaza y sólo queda que se alcance un entendimiento que evite una guerra, que sería muy perjudicial para Líbano, explica Martínez Assad.

Sería arrasar con lo que queda de una sociedad multicultural, de una sociedad que aceptó la diversidad y la existencia del “otro”. Ahora envuelta en las confrontaciones de un país en una grave crisis económica, con graves repercusiones como el imposible acuerdo entre los grupos políticos para formar gobierno, vacante desde hace dos años. Razón que explica la fuerza de Hezbolá en la política, desde que en 1991 decidió optar por la vía institucional y alcanzar varios parlamentarios, y en lo militar, con el apoyo tanto de Irán como de capitalistas del mundo árabe. Lo que ha parmitido los constantes lanzamientos de cohetes y drones que han puesto en ascuas la frontera norte de Israel que ha debido desplazar a más de 60 mil personas. Y con una reacción semejante en Líbano, de donde en la frontera sur han debido desplazarse cien mil libaneses para esquivar los misiles lanzados desde Israel.

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